Prólogo.

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Un estruendoso grito de su madre Youngmi lo descolocó de manera abrupta, trayéndole de vuelta del mundo de los sueños. Sehun tembló del susto ahogando un alarido de sorpresa. No había entendido nada pero la mujer parecía en exceso furiosa. Aturdido intentó levantarse del suelo pero fracasó por culpa de una fémina recostada sobre su estómago. Llevó una mano a su boca soltando un largo bostezo y luego refregó sus ojos intentado aclararse para poder comprender mejor la situación.

¿Por qué demonios estaba en el suelo?

Con poca delicadeza apartó a la pelirroja lejos de su cuerpo y se levantó tambaleante, aún había alcohol en su sistema y eso le evitaba pensar con claridad. Una vez pasado el mareo inicial, se tomó su tiempo para observar la estancia ante la mirada atenta de sus padres.

El estar de su casa estaba repleto de personas pertenecientes a su universidad, algunos eran conocidos otros no. Parecía un tiradero de cuerpos humanos; unos estaban en el suelo apilados sobre los otros, un par sobre la mesa del comedor, algunos sobre los sofás, incluso había uno durmiendo a lo alto de la biblioteca, ¿cómo diantres había llegado allí? Había botellas de cerveza rotas por doquier, confeti sobre todo el lugar, aún se podía oír música de fondo, reflectores encendidos... mierda.

Era todo un gigantesco desastre.

Tragó duro cuando su mente se vio envuelta en recuerdos de lo sucedido hacía apenas un par de horas. Estaba literalmente jodido, se suponía que sus padres regresarían ese mismo día a la media noche no a las... ¿ocho de la mañana?

Oyó un gruñido a su costado y miró en esa dirección, su mejor amigo Kai ya estaba de pie estirando sus extremidades en un intento de desperezarse. Soltó un bostezo y le sonrió a Sehun sin percatarse de los furiosos mayores detrás de él.

—Amigo, fue la mejor fiesta de mi vida —un carraspeo a sus espaldas lo sobresaltó, el moreno volteó curioso topándose con la mirada fulminante e irritada de Jongwook—. Eh... creo que lo mejor será que me vaya —rió nervioso.

—Tú no vas a ningún lado Kim, ayudarás a limpiar este desastre —Kai estuvo por protestar ante la señora Oh, pero fue mandado a callar—. ¿No querrás problemas con tus padres verdad? Apuesto a que ellos no saben que estas aquí y no para una reunión casual de amiguitos —el moreno miró al suelo avergonzado—, eso pensé —se dirigió a su hijo—. ¿Y tú Sehun, qué tienes que decir al respecto?

—Madre, yo... de verdad no...

—¿Tú qué, Sehun? —Intervino su padre—. Es la tercera vez que nos haces esto en menos de medio año, creí que con el castigo de la última vez habías aprendido —cambió su tono tranquilo a uno más enfadado—. ¡No puedes hacer una fiesta en nuestra casa cuando se te de la gana! ¡¿Crees que no nos cuesta dinero cada destrozo tuyo?! ¡Ya no tienes dieciséis, reacciona de una vez! —Sehun rodó los ojos con fastidio, siempre era el mismo molesto sermón.

—Cielo, creo que aquí no es el lugar apropiado para hablar. Intenta calmarte ¿si? —Jungwook asintió y le sonrió a su esposa ignorando el grosero gesto del menor.

—Tienes razón cariño, lo siento —suspiró y miró a los intrusos en su hogar—. ¡Oigan, malditos mocosos! ¡Si no se largan de mi casa en este momento me encargaré de patear sus apestosos traseros tan fuerte que llegarán a Corea del Norte!

Los jóvenes universitarios se despertaron algo desorientados pero no fue necesario que se repitiese la orden, rápidamente obedecieron al señor Oh. Solo con ver la expresión furiosa del mayor fue suficiente para que ninguno preguntara o decidiera hacer comentarios inoportunos.

Kawaii Boy » HunHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora