Capítulo 2

4 0 0
                                    

Amelie
      — ¡Amelie! — miré hacia atrás, Nicholas estaba parado al frente mío. — Amelie...
      — ¿Qué haces aquí? — no me desagradó la idea de que Nicholas estuviera a solas conmigo pero... era muy extraño que me hablara.
      — Amelie... — se acercó y tomó mis manos mientras me miraba a los ojos — Desde la primera vez que te vi me gustaste, Amelie Lovelace, estoy loco por ti. Quiero que solo seamos los dos y nadie más justo como ahora.
      — Nicholas... Jamás hemos estado solos.
      — Ahora lo estamos. — miré a mi al rededor y efectivamente éramos todo nosotros; a nuestro al rededor sólo habían espejos como laberintos que querían confundirme — ¿Lo ves? Podríamos ser sólo nosotros, para siempre.
      — ¿De qué hablas? — este no es el Nicholas que yo conozco.
      — Solamente tienes que venir conmigo ahora. — se acercó más pero ahora sus ojos no demostraban ese suave brillo gris, ahora había una mirada fría y sin vida, como la de un asesino serial.
      — Nicholas... — intenté alejarme pero mis pies no se movían del suelo.
      — Debes dejar a tu familia e irte conmigo, seríamos felices sin tu familia y más felices aún sin... — hizo una pausa para mirar arriba donde había un espejo gigante, cuando me miró de nuevo tenía una sonrisa tan macabra como nunca ví antes. — ...sin tu hermana.
      — ¿Qué tiene que ver Joy en esto? — este no era Nicholas, él se llevaba muy bien con Joyce, él jamás diría algo así de ella... esto... no está bien.
      — Si ella no está aquí... todo sería mejor... podrías venir conmigo. — de pronto todos los espejos se rompieron y nosotros nos comenzamos a hundir en una especie de arena movediza en la cual no podía moverme.
      — ¿¡Qué es esto!? — traté de quitar mis brazos de su agarre pero me tenía tan fuerte que me hice daño — ¡Suéltame!
      — Amelie, mírame. — no lo hice y no lo iba a hacer — Amelie soy yo, soy Nicholas; Nicholas Cavallo.
      — No... — lo miré segura de lo que haría — Tú no eres Nicholas, él no es así.
      — Amelie tienes que venir conmigo ¡ahora! — lo que antes era Nicholas ahora era una especie de cadaver.
      — No.
      — Morirás.
      — ¡No!
      — Sufrirás por no haberte ido conmigo. — aumentaba cada vez su tamaño y me lastimaba cada vez más las manos.
      — Déjame en paz.
      Se lanzó sobre mí cubriéndome de negro...
      — ¡NO! — mi respiración estaba muy alterada, mi corazón se estaba volviendo loco por el sueño tan escalofriante que tuve... por alguna razón he tenido sueños así desde hace meses.
      Escuché el sonido de mi celular; eso me había despertado. Di las gracias a quien fuera que me estaba llamando por salvarme de esa terrible pesadilla. Levanté mi mano para tomar mi celular el cual estaba a mi lado y me encontré con que mi brazo tenía marcad rojas como si alguien me hubiera apretado muy fuerte y por mucho tiempo...
Será que... No, no claro que no. Eso sólo fue un sueño.
      Mi celular dejó de sonar pero volvieron a llamarme al segundo después, lo tomé y atendí sin ver quién era.
      — ¿Hola? — mi voz se encontraba un poco ronca debido a que había despertado recién.
      — Amelie, cariño. — la voz de mi tío Anton sonó desesperada por la línea.
      — ¿Tío? — despegué el celular de mi oreja y vi la hora; 14:50... ¿tanto dormí? — ¿Estás trabajando?
      — No, yo... — el sonido de la sirena de una ambulancia hizo que no terminará de escucharlo.
      — ¿¡Tío!? — paramédicos se escuchaban por la línea — ¿¡Tío donde estás, que está pasando!?
      — Ven al hospital que está cerca de la casa de tu abuela.
      — ¿¡Por qué!? — comencé a buscar mis zapatos y llaves con desesperación — ¿¡Qué fue lo qué pasó!?
      — Date prisa, te esperamos acá.
      — ¿"Te esperamos"? — me estaba volviendo loca sin respuestas — ¿¡Qué fue lo qué pasó Anton!?
      Cuando escuché el pip que anunciaba que la llamada había terminado así que bajé corriendo las escaleras y me fui rápidamente hacia la parada de autobuses, en el camino me crucé con mi terrible vecina del frente; Amanda.
      — ¡Amelie! — me sostuvo del brazo con expresión preocupada — ¿Joyce volvió o sigue con tu abuela?
      — ¿Fuiste con ella? — ahora sí que no entendí nada.
      — Sí pero pasó algo extraño...
      — ¿¡Que pasó!?
      — Yo... le hice una pregunta y ella simplemente se fue corriendo a la casa de su abuela pero no se veía bien... — me soltó el brazo y miró el piso extrañada — Parecía estar enferma como si en cualquier momento se desmayaría...
      — Todo está bien Amanda... gracias. — la deje ahí y corrí lo más rápido que pude a la parada.
      ¿Qué diablos pudo haber pasado como para que llevarán a alguien al hospital? ¿Y si atropellaron a los gemelos? ¿O a mi abuela? ¿O a Joy? Ay Dios mío...

OpuestoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora