Joycie
— No puedo creer que vayas a esa fiesta, después de todo lo que pasó. — dejé el alisador a un lado y miré a Amelie quien se hacía ondas en su corto pelo.
— Amelie, estoy bien. Ya escuchaste al doctor; fue solo un virus... algo en mal estado que debí haber comido. — ni siquiera yo me creí esa excusa pero era la única que tenía.
Dejó el rizador encima del tocador y se volteó a mirarme enojada.
— De acuerdo...— suspiré mientras rodaba los ojos dándole la razón a su mirada — Yo tampoco me creo esa historia pero en serio necesito ir a esa fiesta, Melsie. Si no quieres ir, bien pero yo de verdad necesito ir.
Suspiró y luego dijo: — Me quedaría... aunque de verdad quiero y necesito despejarme un poco. Pero te lo advierto: no voy a tomar nada.
— ¿Por qué no?
— Porque me imagino que tú sí lo harás... y alguien te tiene que traer a casa... eso y no me gusta el alcohol.
— Como quieras, gracias Melsie. — le mandé un beso muy sobre actuado a lo que ella rodó los ojos con una sonrisa.
— Muérete. — reímos un poco y seguimos con lo nuestro en silencio.
Mi celular sonó justo cuando terminamos de arreglarnos, lo tomé y contesté sin fijarme quién era.
— ¿Quién habla?
— Soy Santa Claus, mucho gusto ¿qué quieres para navidad?
— Quiero una máquina para viajar al pasado, ¿qué te parece?.
— ¿Con quién hablas? — ay no ¿¡por qué diablos Amelie tiene que ser tan curiosa!? No puedo decirle que es Nicholas quien me llama.
— Ehmm... Nadie importante, querida hermanita.
— ¿¡Estás con Amelie!? — Nicholas se escuchaba tan nervioso que me llegó a dar un poquito de ternura, un poquito.
— Sí, estoy con ella ¿qué quieres?
— Ah bueno y-yo... E-estoy abajo.
— ¡Perfecto! — mi grito hizo que Melsie pegara un pequeño salto y me mirara con los ojos bien abiertos, sonreí de oreja a oreja — Ahora bajamos.
— Espera, ¿"bajamos"? ¿¡Amelie también viene!? ¡Jamás me dijiste que iría!
— ¡Adiós! — colgué rápidamente con la misma sonrisa, guardé mi celular en el pantalón y caminé fuera del cuarto.
— ¿Qué pasa? — la miré antes de salir.
— Llegó nuestro chófer así que baja rápido.
— Un segundo, ¿nuestro chófer? — asentí con la cabeza — ¿Qué chófer?
— ¿¡Puedes dejar de ser tan curiosa por una vez en tu vida!? Dios...
— No, no tengo ganas. Gracias.
— Tú sólo baja, niña. — salí del cuarto lo más rápido que pude, bajé y me encontré con Anton en la sala.
— ¿Dónde crees que vas señorita? — ni siquiera me miró, estaba viendo tv pero por alguna razón sabía que yo estaba ahí.
— No "creo" que voy a alguna parte, voy a ir a una parte... con Amelie — me acerqué a él con los brazos cruzados.
— ¿En serio? — asentí con la cabeza — ¿Y dónde van?
— A la casa de una compañera, nada importante.
— ¿Tan arreglada?
— Ni siquiera me has visto. — despegó su vista de la tv y me miró de reojo sin preocupación.
— ¿Compañera o compañero? — mi sonrisa se esfumó por completo, ¿será que vio a Nicholas?
— Compañera... ¿por qué preguntas eso?
— Acabo de ver a un chico estacionar un auto en frente.
— Él nos va a llevar. — esta vez sí se volteó completamente, con las cejas arriba — ¡Es en serio! De todas formas es gay.
— ¿Gay? — asentí — ¿Él? — volví a asentir — ¿Él es gay?
— Es una pena ¿verdad?
— ¿Por qué no te creo?
— No lo sé... pero... — fui caminando hacia atrás sin quitar mis ojos de los suyos — Yo me retiro ¡AMELIE! — fui a la puerta principal, la abrí y me encontré con un Nicholas muy bien vestido y muy guapo... como siempre. — Cavallo.
— Lovelace, nunca me dijiste que tu hermana iría a la fiesta. — tenía una sonrisa falsa a más no poder y los dientes apretados.
— ¿Ah no? Pues ahora te lo digo; Amelie irá a la fiesta. — le sonreí lo más radiante que podía a lo que recibí que me mostrara el dedo corazón.
— ¿Quién es nuestro "chófer"?
Nicholas miro atrás mío y se quedó paralizado. Amelie estaba con los ojos pegados a su celular jugando lo que sea que estuviera jugando por lo tanto aún no veía a Nick.
— Nicholas Cavallo. — Melsie perdió en su juego y levantó la vista mirando primero a Nick impresionada y luego dirigió sus ojos sedientos de sangre hacia mí.
— Yo voy atrás. — ambos estaban muy nerviosos y yo mordía mi labio para no reírme por la situación, ella avanzó y entró al auto sin decir nada más .
— Asumo que yo voy al frente.
— Te voy a matar, Joycie.
— Me amas Nick y amas que haya hecho esto. — le guiñé un ojo y entré al auto antes que él.
— Te odio. — Amelie estaba muy nerviosa lo que me hizo reír fuerte.
— Claro que no. — me giré hacia ella y le guiñe un ojo al igual que hice con Nick — Me amas y amas que haya hecho esto.
El corto viaje se basó en yo molestándolos a los dos de todas las maneras posibles con lo que Mels me lanzaba miradas asesinas y golpes en la cabeza mientras que Nick sólo se ponía cada vez más rojo pareciendo un tomate gigante y apretaba el volante cada vez más.
Al llegar a la casa de Keith lo primero que vimos fue un tipo tirado en la puerta con una cerveza en la mano, típico de Augustus, y de fondo se escuchaba "Humble" de Kendrick Lamar.
— Sigo odiando esa canción... — dijo Mels y se bajó del auto sin cerrar aún la puerta.
— ¿A dónde vas? — las dos miramos a Nick sin creer que hablara en serio.
— A la farmacia, Nick, obviamente. — dije haciendo un gesto de obviedad a lo que Melsie rió y cerró la puerta dirigiéndose a la casa — ¿Es en serio, Cavallo? No se meterá con nadie, bájale a tus celos niño.
— No estoy celoso...
— Claro que no, porque cualquier persona que no es celosa le pregunta a su pareja donde va mientras que tú nos trajiste aquí. — me bajé del auto y lo seguí mirando mientras que él seguía avergonzado por su pregunta tan idiota — Tranquilo pelirrojo, no es como si se fuera a enamorar de otro.
— ¡Oye! — antes de que me reclamara cerré la puerta y corrí hacia la entrada.
Había un montón de personas que conocía y otro montón que nunca he visto en mi corta vida y que la verdad no me interesaba conocer. Había ido a esa casa unas cuantas veces para hacer trabajos o solo para ver a Emily, la hermana menor de Keith, quién era mi amiga.
— ¡Joy! — me gire a la derecha y vi a Emily Johnson con su enorme sonrisa característica.
— Emma. — nos dimos un abrazo y cuando nos separamos me llevó a la cocina que ahora al parecer hacía el rol de bar.
— Creí que no ibas a venir.
— ¿Qué te hizo creer eso?
— Bueno... no te gustan las fiestas y el hecho de que le respondiste un "lo pensaré " a mi hermano cuando te invitó no ayudó mucho tampoco. — fruncí el ceño cuando dejó de hablar, según yo; no había nadie más en el corredor.
— ¿Estuviste escuchando a escondidas? — abrió extremadamente los ojos y se tapó la boca con una mano al darse cuenta de lo que había hecho — Es de mala educación escuchar las conversaciones de los demás ¿sabes?
— Es que... — rodó los ojos y levantó sus dos brazos para después bajarlos bruscamente — ¡Sabes que quiero verte con Keith y ese momento era un momento romántico!
— No fue romántico Emily.
— Claro que lo fue.
— ¿Por qué dices que lo fue? — me crucé de brazos levantando las cejas.
— Bueno... no fue lo más romántico que he visto... pero siempre que un chico invita a una chica a una cita... ¡para mí es súper romántico!
— Dos cosas. — levanté el índice y la apunté — Primero; ¿qué una chica no puede invitar a un chico a salir?
— ¡Claro que puede! Es solo que no es tan romántico como si lo hiciese un chico para mí...
— Claro... — puse mis ojos en blanco mientras levantaba el segundo dedo — Segundo; Keith no me invitó a una cita, es solo una fiesta.
— ¿Y por qué crees que es la fiesta? — bajé mis dedos y la miré confundida mientras ella caminaba hacia atrás con la sonrisa del Gato de Cheshire.
— ¡Emma! — grité cuando esta se perdió de mi vista, no pensaba ir a buscarla — Estás loca niña... — me refería a Emily pero al hablar sola parecía que me lo decía a mí misma.
Me senté en uno de los bancos que estaban por toda la cocina e hice tronar mis dedos, era una mala costumbre que tenía pero me relajaba mucho las manos.
— Odio que hagas eso. — me sobresalté al escuchar a alguien hablar detrás de mí, me volteé y me quedé sin habla al ver su perfecta y blanca sonrisa .
— Keith... — al escucharme su sonrisa creció aún más.
— Me alegra que vinieras... me había puesto un poco paranoico al no verte hace rato... — sonreí como idiota porque pues, eso era en lo que me convertía cuando Keith estaba cerca: en una idiota.
— ¿Cómo supiste que estaba aquí?
— Me crucé con tu hermana por lo que supuse que ambas vinieron, le pregunté por ti pero ella no sabía dónde estabas... — mi corazón comenzó a palpitar muy fuerte al saber que él le había preguntado a Amelie sobre mí — Después Emma pasó por mi lado y me dijo que estabas aquí.
— Sí... yo... estaba hablando con ella hace un momento. — usualmente odio no mirar a las personas a los ojos cuando me hablan pero me era imposible seguir mirando sus preciosos ojos, estoy segura de que si lo seguía haciendo no lo dejaría de mirar jamás y parecería una psicópata de mucho cuidado.
— ¿De qué hablaban? — pude ver que después de hacer la pregunta su mandíbula se tensó.
— Oh, ya sabes... cosas de amigas, nada importante — lo vi asentir con la cabeza con una sonrisa algo forzosa.
De la nada la puerta se abrió con un gran escándalo, ambos volteamos en esa dirección. Típico. Una chica y un chico estaban besándose como si no hubiera un mañana, eran como dos aspiradoras luchando por ver quien llegaba con su lengua a la garganta del otro primero, se metían las manos bajo la ropa y soltaban gritos demasiado desesperantes. Lo que más me causó repele de eso fue que el chico era Andrew y la chica no era su novia.
— Ellos no parecen detenerse... vámonos de aquí — me levanté del banco y salí directo a la sala — ¿¡Keith!? — como la música estaba tan fuerte y todos gritaban, ni siquiera escuchaba mi propia voz.
— ¡Esto es una locura! — volteé a verlo, tenía una sonrisa de oreja a oreja y miraba a todas partes con suma atención.
— ¿¡No crees que se está saliendo un poco de control!? — iba a responderme pero justo se oyó un golpe en el segundo piso seguido por el sonido de unas cuantas cosas de vidrio rompiéndose. Segundos después alguien gritó "lo siento".
— ¡Tal vez! — volvió a fijar sus ojos en mí — ¡Pero eso es lo que hace que esto sea una fiesta!
Éramos los únicos que no estábamos bailando hasta creí haber visto a Amelie bailando con Emily -porque ninguna otra de nuestras amigas había venido-.
— ¡Necesito buscar a mi hermana! — la verdad es que no necesitaba buscarla, solo quería apartarme un rato.
— ¡Como quieras, yo estaré con Ashton allá! — apuntó al Dj el cuál era su hermano mayor, Ashton — Por si quieres ir...
Eso no lo había gritado, no señor. Había acercado su boca a mi oído lo suficiente como para causarme escalofríos, sentí como si en mi estomago estuviera un zoológico y los animales no paraban de moverse. Me alejé un poco y sonreí al suelo, avancé unos tres pasos para ir en busca de Amelie pero Keith me detuvo; me tomó del brazo y empujó mi cuerpo hacia el suyo.
— ¿Sabes que otra cosa odio? Odio que siempre te veas tan malditamente hermosa como ahora. — tenía mis manos en su pecho y él las suyas en mis brazos impidiendo que me alejara, nos mirábamos a los ojos y puedo jurar que el corazón lo sentía hasta la punta de los pies. Estaba tan nerviosa que hice lo primero que se me vino a la mente: reírme en su cara.
— No seas idiota. — lo empujé haciendo que me soltara y se tambaleara un poco hacia atrás.
— ¡Tenía que intentarlo! — rió con diversión mientras me alejaba de ahí con la sonrisa más estúpida del mundo.
Avancé hasta donde había visto a las chicas bailando, y las encontré, aunque no fue muy difícil: Amelie era la única con el pelo rosado y con un vestido "normal". Ambas se estaban riendo y bailando muy estúpidamente, toqué el hombro de Emily para que se dieran cuenta de que estaba ahí. Al verme gritaron más de lo normal y comenzaron a bailar al rededor mío incitándome a bailar igual que ellas... qué puedo decir... lo lograron.
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Opuesto
Fantasy¿Qué pasa cuando el amor de dos seres es más grande que el odio que se tienen sus reinos? Pasa lo peor. Un hada del reino Lempicut y un lobo del reino Moonlace. Ambos reinos en el bosque pero separados por el odio desde hace...