Amor en penumbras. Parte III.
Eran las diez de la noche cuando aún seguía tirada en mi cama escuchando atenta los ruidos del tráfico esperando oír su moto llegar y estacionar frente a mi puerta. Por su puesto que eso no pasó.
Aún tenía en mi mente su mensaje retumbando como si lo hubiera oído salir de tu boca:
"¡Hola linda! ¿Cómo estás? Te escribía para decirte que te extraño y que espero que pases bien tus exámenes, me hacen mucha falta nuestras charlas"Malditas palabras. No extrañaba nuestras charlas, extrañaba tener alguien que le dedicara un poco de atención y después llevarme a su cama, claro. Y sin embargo yo sonreí como una idiota cuando lo leí.
Qué estúpidas somos las mujeres a veces. Como yo en aquel momento, escuchando cada motor y bajando incluso el estéreo esperanzada de que un tipo con muchas mujeres atrás iba a elegirme a mí entre tantas, tan caprichosa, tan inocente, como le gustaba llamarme.Imbécil la mujer que cree que un tipo de sonrisa galante, de espalda ancha y de parloteo adulador puede cambiar por una...
Qué imbécil fuí aquél día que me enamoré de él...Quizá fué la soledad, o esos ojos achinados y es insistente sonrisa lo que me cautivó. Estaba desvastada, con el corazón hecho añicos y con un vaso en la mano. Claro, comportándome como señorita nunca fuí muy buena, por eso siempre me llevaba bien con los hombres y algunos me llamaban puta.
No me importaba realmente que mi pollera esté muy arriba de lo normal o mi collar torcido, ni me importaba que mi rímel se hubiera corrido ni que mi espantoso nuevo corte no se ajustara a mi rostro. Y menos me importo esa noche, cuando, con la pollera algo torcida de tanto bailar y mis mejillas sonrojadas por la misma razón llamaron la atención de alguien que, luego de observarme un buen rato, me tocara el hombro y me invitara a bailar.
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Amor en penumbras.
Teen FictionA veces nos dejamos consumir por el amor... tanto que todo se oscurece.