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De nombre elegante y moderna fachada, daba la impresión de que los precios iban a estar a la altura de dicha premisa. En realidad, no era más que un truco para atraer clientela, y una vez ésta viese el costo de la comida, hacer que se quedara y disfrutara de los servicios que ofrecía. No eran lo que se podría decir regalados  pero eran bastante accesibles, y las sencillas comidas que allí servían venían con una presentación delicada. 

Los asientos eran cómodos, como pudo comprobar Teruki una vez se sentó en una mesa. Algo sorprendido por la elección de su amigo, pero no por ello disgustado, el joven esperaba a que éste llegara. Con un leve temor por llegar tarde a su encuentro, había salido más temprano de su casa y se había dirigido hacia allí. No se permitiría ofender a Kageyama llegando tarde a su... ¿Reunión? No, no, muy formal. ¿Salida? Sí, eso. 

Tamborileando con sus dedos sobre la superficie de la mesa, dura y suave al tacto, tan inmerso estaba en sus pensamientos que cuando percibió la distante sensación de que alguien se aproximaba, por poco ni se inmutó hasta que casualmente levantó la vista. En aquel instante, dio un salto en su asiento y sonrió, aún un poco sorprendido al no haberse dado cuenta de que Shigeo acababa de acercarse a la mesa y ahora lo observaba con ojos curiosos y una pequeña sonrisa. 

—¡Hola, Kageyama-kun!—saludó con entusiasmo. 

—Hola, Hanazawa-kun—le devolvió el saludo mientras tomaba asiento enfrente del otro, y agregó con bochorno—. Espero no haberte hecho esperar demasiado.

Con efusivos gestos, Hanazawa negó que hubiese esperado tiempo alguno cuando en realidad Kageyama había llegado a la hora indicada, agregando que de hecho él había salido más temprano por temor a llegar tarde y que no tenía por qué preocuparse. Luego de haberlo dicho, no pudo evitar sentirse ligeramente avergonzado, ganándose una mirada de curiosidad por parte del chico enfrente suyo. 

L'etoile. Conozco ese lugar.

Bueno, no se podía decir exactamente que lo conocía, sino que más bien había pasado por la puerta unas cuántas veces, pero nunca había entrado. A decir verdad, no lo había tenido en cuenta. Nunca había salido con alguien que le inspirara llevarle a ese lugar de apariencia tan refinada. Tampoco se había encontrado una situación que creyera digna de festejar en tal lugar. No pudo evitar sentirse mal por la persona a la que se le había perdido el papel, más sin embargo se lo guardó en el bolsillo. Aquel al que se le había perdido no tendría más opción que volver a buscar la dirección por internet, mientras que él la tendría a mano... por si acaso. 

Decidiendo que ya era hora de volver, deshizo sus pasos yendo colina arriba, y luego subiendo por las escaleras que llevaban de vuelta a la vereda. Inició su rumbo y comenzó a caminar en dirección a su casa, cuando de repente, notó una silueta en la distancia que reconoció como la de Kageyama. Ya desde lejos podía notarse que caminaba con aire desalentado. Su cabeza estaba levemente girada hacia el río, y a medida que se acercaba pudo notar que sus ojos también. Parecían un tanto perdidos, como buscando algo en la distancia, llamándole la atención y preocupándolo un poco.

Apresuró un tanto el paso, y se aseguró de que en su rostro hubiese una sonrisa sincera y no se notara un ceño fruncido . No quería que su amigo se diera cuenta de que estaba preocupado, ya que no quería sumarle más pesares. A pesar de todo, se sentía algo culpable por estar agradecido de encontrarse con Kageyama estando éste con aquel aire de preocupación. Sentía la necesidad de aprovechar la situación y alegrarle un poco, por ello no quería dejar pasar la oportunidad. 

  —¡Eh, Kageyama-kun!

Shigeo volteó la cabeza con sorpresa, y a continuación sus ojos comenzaron a brillar. Allí se encontraba Hanazawa-kun, parado a pocos metros con una sonrisa y saludándolo. Se acercó a él y le sonrió. 

  —¡Hanazawa-kun!-le saludó devolviéndole el gesto con una tímida sonrisa, provocando que al otro el corazón le diera un vuelco. 

Ambos vieron en aquel instante la ocasión perfecta para hacerle una proposición al otro. Sin embargo, el problema que vieron surgir fue ver cómo empezar a hablar, concretamente. Pasaron un par de segundos incómodos, en los que estuvieron mirándose sin decir nada. Desviando la mirada y carraspeando levemente, fue Teruki quien finalmente tomó la iniciativa.

  —Kageyama-kun... Ah, quería saber si... ¿querrías venir conmigo a tomar un café? 

 —Ah, ah... ¡yo--!—debido a su sorpresa y gran nerviosismo, sus palabras salieron atropelladas— ¡Y-yo había pensado e-en invitarte a tomar algo como agradecimiento...por lo de los otros días...!

—Oh, sí, sí, acepto, ¡con mucho gusto!—percatándose de lo abrupto sonaba lo que acababa de decir, y sintiéndose bastante tonto, se apresuró a agregar—Quiero decir, sí, sí. ¿Cuándo querrías ir? ¿Habías pensado en algún lugar? 

Con un leve deje de tristeza, Shigeo le comentó a Hanazawa lo que le acababa de pasar y que lamentablemente no había memorizado la dirección junto con el nombre del lugar. A pesar de ello, para su alegría, vio como Teruki palpaba un bolsillo y luego sacaba de él el trozo de papel arrugado donde había anotado su maestro el nombre del café.

Aquel día había finalizado con ambos jóvenes sintiéndose contentos, sabiendo que la semana próxima se juntarían por la tarde. Uno de ellos, habiéndose dormido con una sonrisa, y el otro  casi sin poder dormirse debido a su creciente ansiedad y alegría. 

Hola! Hola! Hacía tiempo que no subía nada... Bah, en realidad hace mucho tiempo que no escribía. Tengo la sensación de que estoy un poco oxidada.

Oh, bueno.

Comenten sus opiniones, estoy abierta a sus sugerencias ^^

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⏰ Última actualización: Sep 17, 2017 ⏰

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Confusión InnecesariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora