Gracias por todo

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¿Alguna vez se han sentido plenamente feliz? ¿Que todo aparentemente está bien? Porque yo sí, y era cosa de todos los días.

Aún recuerdo mi cumpleaños, mi feliz

cumpleaños. Abajo en el comedor me esperaba un delicioso banquete, mis padres se habian lucido.

Todo era perfecto, como siempre.

-Hija, ¡Felicidades, princesa! -papá y mamá entusiasmados me felicitaron- ¡10 años! Una nueva etapa.

-Gracias -sin más contesté.

Pasamos al comedor y ahí se encontraban todos mis amigos de la cuadra: Julie, Lisa y Forrest, mis mejores amigos.

-¡SORPRESA! -gritaron todos, entre silbídos y silbídos.

Tomé asiento en la mesa, frente a todos, mientras papá me colocaba una servilleta extendida en el cuello y mamá se acercaba prontamente con un pastel entre las manos.

-Gracias por este día, lo he disfrutado mucho. Son el mejor regalo que Dios me ha dado.

-Y tu eres el nuestro, hija -mamá ne da un beso en la mejilla y cierran la puerta de mi habitación, y se van. De modo que me quedo sola.

Muchas personas tienen la dicha de decir que sus padres son sus mejores amigos, sus confidentes. Sus TODO.

Y la verdad es, que aunque no lo digamos, sin ellos no podríamos vivir.

Todos alguna vez hemos dicho que los odiamos, que no los necesitamos...

Lo cierto aquí es, que yo nunca lo dije. Nunca se los dije. Y puedo decirlo en paz. Lo confieso tranquila, lo digo con la conciencia tranquila... PORQUE ESE DÍA, FUE EL ÚLTIMO DÍA QUE LOS VI.

Dulce JoeWhere stories live. Discover now