Siempre juntos...corazón

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-Ahí está tu habitación, haz con ella lo que te plasca -me comunicó, mostrandome el interruptor de luz.

Dicho esto, se marchó.

A pesar de ser las 11:46 de la mañana, el cuarto estaba muy oscuro, y es que en realidad, no era un cuarto de huéspedes, sino el zotano de la casa. De mi tía no podía esperar nada bueno, pero ¿esto?

¿Qué le hice para merecer esto? Sin duda esta Sra. está amargada

Me quedé estatica mirando a la nada, admirando -si así se le puede llamar- el cuarto que abría paso frente a mi. Coloqué mi maleta rosada que mis padres me regalaron aquel 17 de diciembre en mi primer viaje a Disneylandia, en una mesita medio limpia que se encontraba a un costado de la tabla de madera que se suponía ser mi cama, ¿CÓMO PODÍA SER CAPAZ DE ESTO? 

"-Siempre estaremos juntos, corazón" 

No me sacaba de la mente esas 4 palabras que mis padres me repetían a diario. Hasta pareciera que ellos tenían contemplado abandonarme; aunque en realidad, no me abandonaron, simplemente sucedió que en el día de mi cum...

-¡A CENAR! -el grito de mi tía me sacó de mis pensamientos. Sin sentirlo, el tiempo se pasó volando, ya eran las 7:19 de la noche. La verdad es que tenía hambre, así que me dispuse a limpiar mis lágrimas y bajar las escaleras hasta el gran comedor.

Al abrir aquella sucia puerta, percaté a Henry pasar por ahí, y sin quitarme los ojos de encima, pude sentir cierta tensión y de inmediato recordé aquellas palabras que me dijo hace tan solo unas horas... Traté de no tomarle importancia y dedicarme más bien a alimentar a mi pobre estómago que rugía sin parar en busca de algo que comer.

Acabada la cena, subí a mi habitación, soñolienta. Quería descansar, quería olvidarme de todo por unas cuantas horas, quería... simplemente quería que alguien me despertara y me dijeran que todo era un sueño,quería.. ¿¿QUE HENRY DEJARA DE ESCULCAR MIS COSAS?? Así es, Henry estaba en mi cuarto buscando no sé qué, pero ¿con qué derecho?

Se percató que yo lo estaba mirando con el ceño fruncido desde la puerta, y no se detuvo.

-¿Qué haces aquí, primito? -dije con ironía. Después de lo maleducado que había sido conmigo, no merecía ningun buen trato.

Tomó entre sus gruesas manos un trozo de papel. No pude ver qué era, pero por su cara, sabía que algo no marchaba bien...

Y así fue como me quedé sola, abandonada, en mi nueva habitación, reflexionando en todo lo sucedido; en como la vida me había dado la espalda.

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⏰ Last updated: Feb 20, 2014 ⏰

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Dulce JoeWhere stories live. Discover now