04. Un último suspiro.

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En las lejanias de la ciudad se podía observar una luz que provenía de una pequeña morada. En su interior descansaba el amado sobre su cama, luchando por continuar con vida, a su lado su amada lo cuidaba. Sin despegar un ojo ella velaba por el sueño de su amor, rogando que sanara. Lo necesitaba aún más que nunca.
Como si la noche lo supiera dejó caer lluvia sobre la tierra. Y el ángel con la sonrisa de oreja a oreja estaba dispuesto a ir en busqueda de su recompensa... un alma. Pero lo que él no sabía, es que se llevaba más que un alma, mucho más.
Pasos a lo lejos, se escuchaban cada vez más cerca el crujir de las piedras.
-¿Quién podrá ser a esa hora y con tremenda tormenta? - pensó ella -.
Tres golpes en la puerta que alarmó a la pareja. Ella le abrió la puerta, se sintió más aliviada al ver que sólo era un anciano moribundo en busca de techo y comida. Un disfraz. Maldito disfraz. Ella tan amable e inocente lo dejó entrar, su amado inquieto ante aquella presencia escapo un último suspiro y dejo de respirar. Sus ojos se cerraron. Como así también se cerró un capítulo de vida en armonía. Lo único que podía hacer, era luchar en contra de cualquier maldad y esperar por la llegada de su amada. La esperaria, dónde sea que estuviese él no perdería la fé de que la volvería a ver.
Aún así después de la muerte lucharia por mantener el calor de aquél amor, mantener el fuego encendido.
Ella, sola y sin nadie que la consolara lloraba todas las noches por el alma de su amor. Todas las noches deseaba dormir y no despertar, al menos no en éste mundo sino en el más allá, donde nada ni nadie los pudiera separar de nuevo.
Ella rezaba al pie de la cama por ir al encuentro de aquel hombre que por toda una vida se adueñó de su corazón.
Una noche hundida en llanto y soledad... sus ojos se cerraron y no volvieron a abrirse. Cuenta la historia que en su rostro asomaba una sonrisa, una sonrisa angelical. Una sonrisa eterna al saber que lo volvería a ver.

Un amor inmortal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora