Umbra "El Aire Quema"

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La noche cubría el reino con una Luna llena tan roja como mis ojos, y yo estaba con una completa desconocida en un túnel secreto del castillo... -¡Ahora si la hiciste Umbra!-... si me descubren seguro me matan... aun cubierto de pantano tomé un mechón de su cabello y lo levanté tratando de ver mejor su rostro, -¿Estas bien?- Volví a preguntar, pero seguía sin conseguir respuesta.

-¡PERFECTO! Le salvo la vida y ni gracias, ¡¿acaso es mucho pedir aunque sea que me respondas?!-

Ya frustrado me vuelvo a recostar en la pared, levanto la cabeza y tomo una buena bocanada de aire mientras veo al techo. Logro ver una araña. Mi primera reacción fue moverme pero cuando intenté moverme, una sandalia paso frente a mi cara aplastando a la criatura, me impresionó la puntería con la que la chica había arremetido contra el insecto.

-¡Gracias!-. Me atreví a decir.

-¡Fallé,... No quería matar a la araña!-, -con la cabeza aun baja me contesto-.

-¿Estás loca? Verd...-

No pude completar la oración ya que recibí de su parte una cachetada que termino doliéndome por varios días...

-¡No me vuelvas a decir loca!-...

Levantó la cara y las lágrimas salían de su rostro. Se percibía la tristeza que emanaba de ella.

De la impresión, hasta el dolor se me quitó -por un momento-, La verdad no entendía por lo que estaba pasando, ¿qué podía hacer yo? Solo era un Príncipe con ligeros problemas con la ley o eso pensé...

-Oye ¿por qué lloras?-

La respuesta que recibí de ella fue:

-Estoy muerta y sola-

Solo para comprobar que no hablaba con un espectro, la toqué con mi dedo índice en la nariz, oprimiéndola como si fuera un botón, su reacción no pudo ser más tierna. No pude dejar de sonreír al verla, ya que su pequeña nariz estaba roja y cuando la toqué dejo de llorar y comenzó a sacudirla hasta que estornudó....

-¿Ya estás mejor? Me llamo Umbra ¿y tú?-

Limpiándose los ojos y la nariz responde:

-Pues... Narux, ya debo irme. Gracias por ayudarme con los guardias-.

Ya comenzaba a salir el primer sol, así que la ayudé a salir. Yo también debía estar en mi habitación antes de que pasaran lista.

-Me gustaría volver a verte-...-me atreví a decirle-

Ella, sonriendo, voltea y me dice:

-Vamos a ver si me vuelves a encontrar-

Luego de eso desapareció en el bosque. Corrí a toda prisa por los pasadizos tratando de que nadie se diera cuenta de mi ausencia. Entré a mi habitación y me cambié... ya podía estar más tranquilo... todo el día estuve distraído, perdido en mis pensamientos... ¿dónde volvería a encontrarla?... los días pasaron, rutina más rutina, los días parecían un infierno, ya estaba harto de este estilo de vida...

Un día, mientras caminaba por el bosque, conseguí una cueva, era muy extraño, ya que esta no debería estar aquí. Había recorrido este tramo antes y nunca la había visto. Lo más extraño es que arriba de la cueva había una pequeña cabaña -¿me habré perdido?- Me acerco a la pequeña casa y la puerta está cerrada, así que me asomo por la ventana, ésta tenía una cortina, Adentro de la cabaña había una pequeña mesa con su silla, una camita y una pequeña cocina estilo chimenea con estantes... ¡qué raro! ¡Quien vivirá aquí!... todos los aldeanos viven en el pueblo....de pronto escucho detrás de mí...

-¡Eres tú!-

Para mi sorpresa era Narux venía con su típica cesta tejida de ramitas, la veo y le digo:

-¡Así que vives aquí!-

Ella asintió con la cabeza...

-¿Tú no hablas mucho verdad?-, le dije en tono sarcástico.

Por primera vez logré ver en su cara una mueca de risa. Estoy seguro de que hablábamos más con las miradas que con palabras... ella se acercó a mí y me dio una gema de ópalo negro... al verla, mi cara de confusión se lograba ver a la distancia, no entendía lo que significaba... ella me colocó la mano en el hombro y sonrió, las palabras que salieron de ella fueron:

-No olvides nuestra promesa, a esta hora mañana en la cueva, ahora vete-

Mi grado de confusión llegó a otro nivel. Como niño regañado me di la vuelta y me fui... no entendía ¿Por qué hice caso?, ¡yo nunca lo hago!... ¿Qué me está pasando?... me atormentaba. Sentía ganas de llorar y no dejaba de ver el ópalo. Ya en mi habitación, solo, reflexionaba la situación. Logré calmarme un poco. Mil ideas pasaban por mi cabeza... la más importante de todas- ¿quién o qué era ella?-, y por qué me sentía así cada vez que estaba junto a ella... no sabía qué hacer y mucho menos podía contarle a alguien... así pasé la noche, sin lograr conciliar el sueño, Por suerte, a la mañana siguiente no me tocaba ir de cacería, pero si a clases de etiqueta, pero decidí saltármela, ya inventaría algo... Luego de varios intentos en el bosque logré dar con la cabaña en la cueva, allí estaba ella sentada en un escalón frente a su puerta. Ella se levantó y con una señal me invitó a pasar. Tuve que agachar mi cabeza un poco ya que la puerta era muy baja. Sin decirnos una palabra, me fijo en la mesa y coloca otra. Había dos sillas en lugar de una. Ella sabía que yo vendría y ¿se tomó la molestia de hacer una silla? no le di más vueltas y me senté. Ella trajo una hermosa tetera y me sirvió, una infusión de hierbas muy dulce. En la mesa también había galletas. No podía dejar de verlas pero me apenaba tomar una, ya que no había traído nada. Para mi aún era un misterio todo esto... Ni siquiera sabía qué rayos hacía yo en ese lugar y cómo o por qué lo preferí a mis responsabilidades...

-¿Te gusta el té?-, eres mi primer invitado-

Me comenta mientras me da la espalda

Con mi mejor sonrisa de galán le respondo:

-¡Sí, gracias, está muy bueno!-

Ella voltea sonriente, deja la tetera calentando, se acerca, toma una galleta y comienza a comerla...

Me armo de valor, así que para al fin sacarme las dudas le pregunto:

-Narux, ¿por qué vives aquí sola?-

Ella mirando por la ventana me contesta:

-A medida que vengas te contaré lo que quieras-.

Morpho Azul -Las crónicas de mi maestra-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora