las brujas siempre guardaron secretos e historias que viven en los corazones de los que en ellas creen, esta vez es el turno de mi maestra, que cosas me revelara esta vez?
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mientras estaba en esa cueva con Raava y Umbra, no podía dejar de sentir un incremento de mi energía mágica, miré a Raava y le dije:
-Ahora si puedes explicarnos mejor todo, debo salvar a mi hermana-
Ella alzó su mano y construyó un par de sillas de cristal. Umbra y yo nos sentamos, luego alzando las manos hizo brillar su cuerno, este comenzó a irradiar luz haciendo una especie de pantalla donde se podían apreciar varias figuras...
Raava, haciendo las proyecciones comienza a relatar una historia...
En el principio, estaba la Diosa Moon y el Dios Rha, estos se enamoraron, crearon y bajaron a la tierra, hicieron todo lo que ahora ves. Su amor dio como fruto a sus dos hijas gemelas. Siendo la mayor Maava y la menor Raava; mi hermana Maava es oscuridad, tan intensa y profunda como el espacio mismo, sin embargo, dentro de ella tenía una luz tan bella como la que poseía nuestra madre Moon. Yo soy una luz tan brillante como el sol, así una vez lo fue nuestro padre. Juntas éramos inseparables; una no podía existir sin la otra... dado que dentro de mi corazón había tanta oscuridad como ella tenía de luz en el suyo, yo la amaba y nunca quise hacerle ningún daño...con el tiempo Maava notó que tenía un incremento considerable de energía oscura la cual se hacía cada vez más fuerte impidiéndole hacer cosas que normalmente podía hacer. Por otra parte cosas como curar y hacer crecer plantas se me daban con naturalidad... los humanos y otros seres siempre venían a nuestro templo, el cual era nuestro hogar a traer ofrendas y oraciones, ya que siempre salían con bendiciones, al ser hijas de dioses nacidas en la Tierra, tenemos un ciclo de vida atado a la misma, así que cada cierto tiempo tendemos a morir y renacer. Hace más o menos mil años, las guerras entre los humanos y las criaturas feéricas comenzaron, así que todos los seres vivios que se veían afectados, comenzaron a buscarme más a mí en plegarias y ofrendas ya que como yo soy luz, los humanos y otros seres encontraban refugio en mi...poco a poco los habitantes de estas tierras comenzaron a olvidarse de mi hermana...ella y yo éramos mejores amigas, o eso creí ....pero un día estábamos en el templo, lo que era raro, porque ella ya llevaba tiempo que no iba. Me costó algo, pero la convencí de que las cosas habían cambiado y de que las personas la buscaban tanto como a mi... así que recibiendo a los minotauros, éstos traían al hijo primogénito; El heredero de las tierras de los minotauros con un cristal de dragón clavado en el pecho, estaba a punto de morir. Nos acercamos, yo coloqué mis manos y comenzó a purificarse el cristal. A pesar de que ella quería ayudar, sin querer lo tocó y el cristal se fortaleció. Éste terminó matando al minotauro, claramente todos los que estaban ahí le echaron la culpa a ella y la repudiaron. Ese día ella salió corriendo del templo...yo salí a buscarla, hasta que al fin la encontré. Estaba en su lugar favorito; a la orilla de un riachuelo. Me acerqué y traté de abrazarla pero me rechazó, y me dijo:
-No me apoyaste, y de paso me mentiste. Las personas no han cambiado nada, ¡los odio a todos!-
En ese momento ella escapó... así que no la volví a ver durante mucho tiempo. Desde entonces comenzó a causar caos entre los seres que la habían odiado. En un momento llegó a mí el rumor de que Maava estaba desarrollándose en las artes oscuras, y un día, sin previo aviso, trató de matarme hiriéndome por la espalda con una daga maldita mientras daba un paseo tranquilo, pero antes de que lo lograra por cosa de suerte, pude aprisionarla en una arboleda. No podía creer como mi hermana, el ser que tanto amaba, había tratado de destruirme. Me costó perdonarla por lo que había intentado hacer, pero por ahora no tendría que preocuparme por ella, ya que estaría en confinamiento y no podría lastimar a nadie más...diariamente iba al santuario alrededor de la arboleda para verla y hablar con ella. Siempre le contaba de mi día y de lo mucho que la extrañaba. A pesar de que ella podía responderme no lo hacía y eso me dolía cada vez más.... Cuando las cosas por fin estuvieron en "paz" con los seres que habían sido afectados por mi hermana, me alabaron y nombraron este bosque en mi honor... Aunque el confinamiento no era eterno sabía muy bien que cuando esta vida terminara para mí, para ella también lo haría...
Cuando mis días al fin terminaron, los de ella también... fue libre de mi encantamiento, ya que ambas reencarnábamos al mismo tiempo. Desde entonces, su corazón solo está lleno de envidia y rencor, no sólo hacía a mí, sino hacia las criaturas que la repudiaron.... Es triste, porque ella no era así. Pasó varias vidas persiguiéndome... cada vez que reencarnábamos se hacía más fuerte y me buscaba justo en la fase más débil de esas vidas, para tratar de hacerme daño...esta vez casi lo logra, ya que cuando menos lo esperé me lanzó una maldición y me atrapó en ese cuerpo, para luego aprisionarme y me mantuvo en cautiverio hasta que decidió dejarme agonizar en las runas sagradas. Pero temo que su plan esta vez cambió... Imagino que al aprisionarme en ese cuerpo quiso reflejar cuando la mantuve prisionera en aquel árbol... -Bajando la cabeza y soltando una lágrima color dorada-... yo nunca podría matar a mi hermana.... La amo demasiado... me encantaría que dejara de perseguirme, ¡todo fue un malentendido!
Poco a poco la cueva se oscurece, Raava toma la lágrima que corría por su mejilla y ésta se convierte en un medallón y lo coloca frente a mí. Este es color dorado, de aspecto peculiar con una gema tornasolada en medio... luego me dice:
-Esto podrá salvar a tu hermana-
Anonadada por la situación y sin pensarlo, agarro el medallón y lo guardo, Raava comienza a desvanecerse. Lo último que se escucha decir son estas palabras:
-"Yo los ayudaré cuando más lo necesiten"-
Umbra coloca su mano en mi hombro y consternado por la historia me pregunta:
-¿y ahora qué?-
Lo miro, aprieto el medallón y le contesto ¡vamos a por ella!
