Capítulo 02

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~ O ~

Hilde no pudo ocultar su identidad por mucho tiempo, aunque no lo aparentara, Philip era más sagaz que apuesto, y eso era mucho. En la primera entrevista que tuvieron después del incidente, él le agradeció por salvarlo y le ofreció saldar su deuda incluso con su vida, algo que no debía ser tomado como una tontería para cualquier muchacha del campo, pero para Hilde sí.

Era un caballero ungido como dedujo ella, siempre escuchaba que se levantaba temprano para comenzar su entrenamiento, gozaba de buen físico y de una gran habilidad con el mandoble, la mayoría de veces se cruzaban antes de la primera comida, cuando él ejercitaba su cuerpo y ella alimentaba a los pollos.

Sus modales en la mesa y al momento de hablar eran destacados, obviamente era un caballero de cuna o de alguna casa noble de la cual el joven oponía revelar o dar pistas.

Los primeros días, el invitado solía ayudar a Hilde con muchas labores pesadas, era acomedido, gracioso y dueño de interesantes temas de conversación, aunque presumido, su presencia era soportable, o al menos eso pensaba ella. Con el pasar de los días, y a pesar de que sus heridas habían sanado, dejó de ayudarle a rajar leña y pasar tiempo en charlas de libros, juegos de ajedrez y disputas políticas con la muchacha de los borregos, pero no porque fuese culpa del febo caballero sino por la presencia de las acaparadoras damas que vivían ahí.

Pasó unas semanas como huésped en la villa, las mujeres lo consentían y disfrutaban escuchando sus historias de caballería y epopeyas fantásticas, Hilde era por mucho la menos impresionada, al parecer, ella había leído los mismos libros que él. Philip comenzaba a extrañar sus reuniones con la bella e inteligente Hilde, las conversaciones con ella sí tenían sentido y criterio, pero cada vez la veía menos, sólo para las comidas algunas veces y cuando se la cruzaba, él estaba escoltado por las otras señoritas, fanfarroneando aventuras sin sentido.

Una mañana, Philip logró escaparse del acoso de las ruidosas damas, presurosas y hostigadoras casamenteras, y buscó paz lejos de la mansión y sus jardines. Caminó entre los arbustos, casi ocultándose, y llegó a los establos encontrando finalmente tranquilidad, y algo que anhelada más que aquello, la compañía de Hilde.

Sorprendentemente, ella no estaba acompañada de ovejas, Hilde se hallaba esta vez debajo de una vaca, ordeñándole las ubres con fuerza, dominaba una increíble técnica que hacía que llenara las vasijas de leche a una velocidad increíble. A los ojos de él, aun tan harapienta, lucía inexplicablemente hermosa.

- Joven príncipe – el saludo desconcertó a Philip en más de un sentido, ella terminó su faena y se limpió las manos en el mandil de la falda - ¿deseas leche?

Caminaba con elegancia incluso entre las aradas, era una mujer hecha para palacios y danzas, no para pastar ovejas u ordeñar vacas, eso Philip ya lo tenía claro. Despojada del sucio mandil y de una blusa superpuesta a otra totalmente blanca y sin manchas, despidió a los sirvientes con los baldes de leche, reservando un pequeño cántaro para sí. Hilde restregó sus manos con un jabón de avena, luego las enjuagó en una batea llena de agua clara y las secó con una toalla limpia. Una vez aseada, se dirigió a los arbustos y el campo abierto fuera de la zona de los establos, Philip la siguió hasta que finalmente ella decidió sentarse a la sombra de un nogal y llenó un jarro con leche fresca, bebió un gran trago y luego se la ofreció al mozo.

- ¿Me dirás ahora que no te gusta la leche? – tenía el jarro levantado en el aire en dirección a él, pensando que lo rechazaría, se llevó el jarro de vuelta a la boca, pero sorpresivamente Philip aceptó su oferta y ella estuvo obligada a tendérselo una vez más.

La bebida aún estaba tibia cuando llegó a manos de Philip, bebió todo de un sorbo y luego se sentó a lado de Hilde, dejando la taza junto al cántaro lleno de leche.

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⏰ Última actualización: Mar 02, 2017 ⏰

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El Cuento De La Bruja Y La Princesa Sombría IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora