three

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DEDICADO A  -fucklies

a home in your arms

Harry

Oye, ¿te sabes la quince?—susurró Heather Morris en mi oído.

Observé detenidamente la hoja de trabajo; "Harry Edward Styles" es todo lo que se podía leer en aquel papel que tendría que estar completando. Mas me parece estúpido que el hospital nos quiera inyectar un poco de falsa esperanza, obligándonos a asistir a un centro educativo que se insertó en aquel lugar.

—Por Dios Harry, no has hecho nada—murmuró la rubia con desesperación.

Miré a quienes me acompañaban en la circular mesa; enfrente mío se encontraba Lucy, una alegre muchacha de pelo castaño y ojos tan verdes como una esmeralda, su pálida piel y sus numerosas pecas en el rostro la hacían lucir como un ángel y sin embargo sus huesos de cristal condujeron su vida a un destino diferente. Andrew se encontraba a su lado, un pelirrojo de ojos azules que en la mayoría del tiempo se encontraba callado y distante de los demás, aunque deposito la suficiente confianza en mi para contarme de su amor hacía Lucy. La razón de su estadía aquí es de un cáncer de riñones demasiado avanzado. Y por último, a mi lado se encuentra la risueña y a veces algo pesada Heather; una rubia de ojos color miel y cejas demasiado abundantes que hacen que su rostro tenga una belleza exótica, sin embargo sus complejos la trajeron hasta aquí gracias a la bulimia nerviosa que terminó en una anorexia para ella.

Todos ellos tenían la esperanza de salir de aquí algún día, especialmente Heather. Pese a que le costaba pasar siquiera un pedazo de manzana sin que le de asco.

—Tengo tantos problemas, como por ejemplo, estar sentado aquí y no en Oxford—respondí con malhumor, y logré sobresaltar a los otros dos compañeros de mesa. No solía ser grosero pero no me encontraba de buen humor en este momento, ni en la mayoría de los momentos.

Heather solo bajó la cabeza y siguió escribiendo, puede escuchar como un "mierda" brotó de sus labios. Le iba a pedir una disculpa hasta que una voz chillona interrumpió mi buena intención.

—Se acabó el tiempo chicos, entreguen sus trabajos—puedo soportar tantas cosas, pero una de ellas no es la voz ni la personalidad de la señora Monica Benson; la tutora de treinta y cinco años excesivamente alegre y positiva. Había luchado contra el cáncer de pulmón durante tres años y ahora se encontraba inspirando, o como prefiero llamarlo yo, fastidiando a jóvenes con cancer o alguna enfermedad que les impida seguir con su vida normal.

—Eh, señorito Styles espere por favor—me llamó la mujer, interrumpiendo por fin mi deseada liberación de aquel intento de institución o lo que sea.

—¿Pasa algo, profesora Benson?—pregunté con cansancio.

—Eso es lo que quiero saber yo, cariño. ¿Te pasa algo? No has completado en lo absoluto tu trabajo y te he visto bastante decaído estos días. ¿Estás bien, cielo?

Masacrado, débil, triste, cansado, abandonado, adolorido.

—Si profesora, no se preocupe. Solo no sé qué.

Y antes de que la señora Benson me pregunte otra cosa, me fui.

Llegué a mi habitación y para mi suerte no encontré a mis padres peleando o a Louis reprochando a su hermana por sus "aventuras adolescentes." Aventuras que la leucemia no me permitió vivir lo suficiente.

Sintiéndome un perdedor, comencé a llorar. Me cuesta tanto pretender que todo va de maravilla cuando es todo lo contrario. Cinco años dé quimioterapia, perdiendo la esperanza en cada sesión, cinco años aquí encerrado, cinco años sintiendo como la vida se burla de mi, cinco años sin derramar una sola lágrima para no preocupar a nadie. Me siento tan cansado, tan solo, tan triste.

Siento unos brazos acobijarme entre ellos, mientras me protegen de los malos sentimientos que pueda tener. Me refugié en aquellos brazos como si fueran mi hogar, y entendí en ese instante que lo eran.

—Sh, todo estará bien—murmuró en mi oído esa voz que tanto necesitaba escuchar.

Me separó de su cuerpo en contra de mi deseo, conectó su mirada azul con la mía y me sonrió mostrando sus dientes. Y fue en esa sonrisa donde volqué una nueva esperanza, una nueva esperanza para vivir y verla todos los días.

El castaño secó mis lágrimas con sus pulgares y besó mis mejillas con una ternura indescriptible. Otra razón para seguir, sentir sus labios constantemente.

—Después de pasar por muchos infiernos, encontrarás tu cielo Harry.

—Creo que ya lo encontré y está en tu mirada—contesté, sin pensar con la cabeza, dejando que mi corazón mande.

N/A: IM BACKK BITCHES
Mil años después, ahre. Espero que les haya gustado el capítulo.
Yo lo amé, que decirles.

Prometo que pronto actualizaré ❤️

all the love, xx.

CancerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora