Her Doll ➳ BTS

2.

Podía sentir su mirada atravesar mi nuca. Estaba asustada, apesar de las semanas que habían transcurrido desde mi llegada, sigo temiendo de ellos.
Exactamente 3 semanas habían pasado desde aquel suceso, si es que así puede llamarse, claro. No tengo idea en donde me encuentro o que es lo que me harán. Hay más chicas ademas de mi, eso me tranquiliza, ellas simplemente me ignoran. Mónica, Katheryn y Minha, esos eran sus nombres o eso logré escuchar. Las tres de cabellos rubios, delgada figura y estatura perfecta, sin mencionar sus grandes atributos. Sus ropas estaban limpias y en un buen estado. No aparentan tener mas de 17 o 18 años de edad, son tan risueñas y llenas de energía. No pareciera que estuvieran aquí en contra de su voluntada, pero yo lo sabía, sabía que ellas corrieron con la misma suerte que yo aquel día.

-Oigan ustedes-un voz gruesa llena de autoridad me hizo sobresaltar, voltee hacia el lugar dónde creía que venía. Aquella bocina colocada en una esquina junto al televisor-. Preparense en unos minutos comienza la gran subasta, las quiero listas en 30 minutos.

Habló esa voz por ultima vez. ¿Subasta dijo?
Rapidamente subí a mi habitación la cuál comparto con Mónica.

-Mónica-la llamé al entrar por la puerta, esta levanto su mirada en busca de la mía-¿de que hablaba aquel hombre?-pregunté sin más rodeos. Estaba aterrada, no entendía nada, realmente no lo hacía.

-Fácil Yang Mi-soltó mientras se levantaba de la cama y tomaba una maleta de adentro del armario-. Creí que lo sabrías, fuimos traídas aquí para ser vendidas. Un hombre debe pagar cierta cantidad de dinero para que seas su propiedad- abrió la maleta y comenzó a vaciar el armario en ella.

Mis piernas temblaban al igual que mis manos, como, como que me tendría que ir con una persona totalmente desconocido para mi.

-Te daré un consejo-suspiró- comienza a empacar y luego vistete, debes estar esplendida para tu nuevo dueño-dijo cerrando su maleta, dirigió su mirada a mi y me regalo una sonrisa- ellos serán buenos contigo de seguro, después de todo serán tus padres-dijo antes de salir.

Ay diosito acaso comí demadiados dulces como para que asi me castigues.

Entre suspiros y quejas logré llenar mi  maleta.
Sera verdad lo que dijo Mónica, no estaba segura de las palabras de la rubia, pero alguien me decia que debia confiar en ellas.