Narra Anabella.
Con este hombre no se puede estar tranquila sin que te haga poner roja en dos segundos.
- ¿Quieres ducharte conmigo?
Susurró detrás de mi, mientras yo terminaba de enjuagar un plato. Me enjuague las manos, cerré el grifo y voltee. Estaba sin su camisa.
- Amm... Si.
Me agarró de la cintura y dejó un pequeño beso en mis labios.
- Vamos nena... Me muero por verte sin ropa.
Me di la vuelta y le pegue en el estomago antes de echarme a reír.
- Hablo en serio Anabella. Quiero ver tu hermoso cuerpo una vez mas.
Se acercó a mi y quitó algún que otro botón de la camisa. Mordí mi labio, los nervios me matan.
- Me gustas...
Susurré. Él no respondió y me levantó en sus brazos. Sonreí nerviosa.
- Te diré algo -Me miró serio- No soy de flores, corazones y toda esa cursilería.
- Yo no dije nada de eso.
- Lo insinuas.
Me bajo al suelo de nuevo. Reaccioné, ya estábamos en el baño. Juan Luis puso a llenar la bañera y luego fue hacia el lavamanos. Cuando la bañera estuvo lo suficientemente llena, agarre los botones De la camisa y me los empecé a desprender. Una vez que terminé, quite la blanca camisa de mi cuerpo, esta cayó al suelo.
- Juan Luis... Ah... Ya, para.
Me estaba apretando los muslos bastante fuerte y me besaba el cuello.
- Quiero terminar de vestirme.
Le susurré en el oído.
- No nena, te haré mía de nuevo.
Me levantó de nuevo y llevó a algún lugar de la casa. No veía ya que me estaba besando.
Sentí algo en mi espalda y abrí los ojos. Estaba en una cama. Quise tocar a Juan pero lo impidió de nuevo. Me irrita que haga eso.
- Hagamos algo distinto.
Se quitó el cinturón y juntó mis manos. Me ató las manos con él cinturón y sonrió.
- Manten tus manos arriba de tu cabeza. No podrás tocarme.
Puse mis manos como pidió. Empezó a besar mi cuerpo, yo sólo me dejaba llevar por la situación. Sin querer, baje mis manos. Pero Juan se encargó de ello, poniéndolas en su lugar y sosteniendolas con su mano.
- No haces caso -Besó mi estómago- Conmigo vas a hacer cosas como esta. ¿De acuerdo?
- Si.
Llegó a mi zona V. Cuando iba a hacer algo, llegó un mensaje a su celular.
- Carajo.
Gruño. Dejo en celular y desató mis manos.
- ¿Que pasa?
- Mi madre... Acaba de llegar. Tengo que bajar.
Besó mi mejilla.
- Vistete y baja si quieres. Yo estaré allá.
Salio de la habitación. Me levanté y vestí. Respire profundo tratando de calmar mis nervios. Me llene y arme de valor para así bajar las escaleras. Apenas bajar, me encontré con una mujer rubia, algo regordeta, vestida de negro y una altura bastante normal.
- Mamá ella es Anabella... Ana, ella es mi mamá.
Juan me presentó ante la mujer. Le sonreí y tendi una mano.
- Anabella Mellark, un gusto.
- Marlli Arias, y el gusto es mio querida.
Me regalo una mirada pícara, provocando mi sonrojo.
¿Esa familia no es normal o la mía es demasiado sencilla?
Creo que las dos.
- Uy... Hijo, debo irme. Ya vendré con mas tiempo.
La mujer, llamada Marlli, saludo a Juan Luis con un beso en la mejilla. A mi me sonrió y también me saludo como a Juan Luis.
- Hasta luego... Portense bien.
- Si mamá.
Juan rodó los ojos. Yo solo reí bajito.
- Ya... -Sonrió- ¿Vamos?
Asentí algo confundida. Volvimos a subir las escaleras. Una vez arriba, me miró.
- ¿Quieres ir a mi cuarto de juegos?
Frenamos en una dicha puerta.
- Amm... No se. ¿Es dónde tienes tu Xbox?
Negó.
- ¿Metegol? ¿Cartas? ¿Billar?
Rió con ganas y se ganó mis miradas asesinas.
- Mira tu misma.
Sacó una llave de su bolsillo. La colocó en la puerta y giró despacio. La puerta se abrió.
- Entra.
Entré. No se veía nada. Hasta que encendió la luz.
- ¿Que es esto?
En "El cuarto de juegos" Habían millones de cosas. Una cama completamente roja, al igual que TODO el cuarto. Unos cajones cerrados. Una vitrina llena de cadenas y cosas de tortura. Unos caños cruzados con cuerdas y mas cosas.
- ¿Que demonios...? ¿Que haces aquí?
Lo miré mal. Él solo sonrió.
- Juego con las chicas, nos damos placer mutuamente. -Respondió desinteresado- Algunas le llaman "El cuarto rojo del dolor", por las cosas que hago aquí adentro.
Trague duro.
- ¿Duele mucho lo que haces?
- No. Nada.
Esas palabras se iban grabando en mi mente. Aunque me daba miedo.
- ¿Quieres jugar?
Levanto una ceja. Negué rapidamente con la cabeza.
- Tengo que ir al trabajo...
- ¿Cuando estas libre?
Me sonrió y se acerco. Yo baje mi mirada avergonzada.
- Estas semanas serán difíciles... Ya el próximo mes me gradúo...
- Ah si, lo se... Bueno, hablemos y cuando Estés libre pasamos tiempo juntos.
Le sonreí.
- Esta bien...
Me dio un beso corto y salio de el cuarto. Me quede mirando algunas cosas y salí. Me daba algo de miedo estar en este lugar, pero en fin.
- Vamos... Te llevo hasta tu casa.
- Si..
Murmuré y caminé detrás de él, con mis piernas temblando.
Tiemblo estando cerca suyo.
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50 Sombras de Londoño. (Maluma)
FanfictionTodo ha sido por querer madurar y ser una mujer de golpe.