Dioses antiguos.

9 3 0
                                    

Centinelas alados tocaban la puerta de los palacios colosales, allí, cada uno dio la noticia, se necesitaba la ayuda urgente del Clan y del Gremio, era hora, de movilizar las tropas, en dirección a la costa, los mejores se unieron a sus reyes en esta cruzada y fueron guiados a la tierra, en la hermosa tierra de Grecia y el mar mediterraneo, los miembros del Clan se colocaron sus capas moradas y su armadura de noche, sus armas enfundadas y la mirada baja, buscando ocultarse a la eterna mirada del sol, los del Gremio, se colocaron sus doradas armaduras, su capa de sangre y sus arma en las manos gritaban mirando el cielo, desde el frente, los salvadores se miraban fijamente, vestidos, como siempre lo hicieron, pero ahora, cada uno llevaba una armadura encima, Inas actuó primero, se acercó a Ghealach y abrazándolo dijo.

-¡Bienvenido!

-¡Debes cuidarte la espalda!

Se saludaron como viejos amigos, ya había pasado un año desde el día que nació Leonardo, Fiera tenía ahora cinco años mientras que María tenía nueve años, cada padre se preocupaba por sus hijas, especialmente Inas, ya que en el campo de batalla estaba Adabbas, dejando a María y Leonardo bajo el cuidado de VO y las sirvientas, eran su responsabilidad.

-¡Hermana!- gritó Ghealach moviendo la mano.

Esta voló hasta donde estaban, los del Gremio se arrodillaron, mientras los de la S.S.S reían al ver a los soltadizos guerreros arrodillarse frente a su jefa.

-¡Tiempo que no te veía!- abrazó a Adabbas y esta le devolvió el abrazo, su armadura blanca brilló con la luz del sol.

-Solo fue un año Ghealach, no exageres- le frotó la espalda a su hermano.

-¡Le gusta exagerar!- rió Inas- ¿Recuerdas cuando se hizo pasar por tu fanático cuando no tenías memoria?- rió aún más.

Las risas de los tres hicieron que todos se sintieran incómodos, ver a sus reyes, a sus líderes reír como humanos, siendo que ellos superaron cualquier límite de estos.

-Amor, tengo que irme, debo rondar por el mundo ahora- besó en la boca a Inas.

-Bien...- le besó la cabeza luego- cuídate.

-Como si necesitara cuidarme.

Las negras alas hicieron un movimiento y levantaron el cuerpo de Adabbas por los aires, dejando a todos boca abiertos por el intenso viento provocado por estas negras plumas, Ghealach miró a Inas fijamente, rápidamente lo golpeó en la cara.

-¿Por qué fue eso?- dijo Inas mientras se acariciaba la cara.

-Por casarte con mi hermana y no invitarme a la boda.

Inas rió y perdonó el golpe.

-Te invitaré cuando sepas comportarte en una fiesta.

-Cállate- cruzó los brazos.

Inas sonrió y con un gesto con la mano llamó al frente a uno de sus lideres, al cinto llevaba una daga, su negra armadura era contradicha por su capa de color blanco, la cual era exclusiva de los generales del Clan de las Sombras, su pelo era blanco como el de todos y sus ojos del mismo color, su sola mirada daba escalofríos.

-Ghealach te presento a Nox, mi mano derecha- le golpeó el hombro- especialista en asesinatos, emboscadas y otras cosas- sonrió.

-Espero que no vaya a mi palacio, Salma odiaría verlo vestido así- señaló el oxido de su armadura y las manchas en la capa- Te toca- señaló a una muchacha que llevaba en su espalda una lanza- te presento a lady Serena- el viento de la costa movió el pelo rubio de su frente y su coleta por el aire, maestra en las artes de la lanza y combate cuerpo a cuerpo, casi tan buenos como nosotros- rió.

Sangre y Sombra [Saga Entre Cadenas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora