Sangre y Sombra [Saga Entre Cadenas]

El amor duele más que cualquier tortura.

Una gran habitación recibía la luz del sol por en medio de dos cortinas blancas, allí, una cama gigante con ropajes rojizos y bordados dorados se establecía en el centro de la habitación, unos blancos pies pisaron la alfombra de piel, Salma bostezaba mientras caminaba hacia la ventana, dejando entrar el aire de afuera, allí fue cuando se deslumbró con el mismo sol, Ghealach se movió en la cama como si no quisiera levantarse, Salma se sentó a su lado, le acarició el pelo suavemente, lo dejó totalmente despeinado, se despertó, miró a Salma con sueño mientras ella le sonreía, Ghealach agarró a su amada de la cintura, ella rió y se besaron el uno al otro, pero no fue nada mas que rutina, bajaron una gran escalera, allí en medio de la habitación de piedra se plantaba una mesa, con manteles blancos con rojo, candelabros dorados y las ventanas de la habitación iluminaban todo el interior como si el sol estuviera allí.

Salma y Ghealach no tenían hijos, ninguno, por eso el palacio se sentía vacío, escaso de ruido, solo los pasos de las sirvientas y el correteo de los niños del orfanato de fuera resonaban como un eco recordando que no había nada más allí que ellos dos, ni la seriedad de Inas, ni las estupideces de Leti y Psycho, el fragor de Jacey ni el amor de Adabbas y Erseth, nada, solo, ecos de todo lo exterior.

Sentarse en el gran trono dorado era obligación, especialmente ese día, ya que era el día en el que los generales del Gremio de la Sangre entregaban informes,  una sirvienta vestida de negro y blanco se le acercó a Ghealach, con sumo respeto le colocó una capa de rey, la típica capa roja con tonos dorados y blancos junto a una gran corona, mientras que Salma no debía lucir así, se colocó un vestido simple de color rojo verde tenue, con bordados en las mangas y bordes, su tiara de reina de color dorado y zafiro, ambos se sentaron, es tronos dorados, el del rey era un poco más grande que el de Salma, pero de igual belleza.

El gran desfile de generales empezó, cada uno vestido con su armadura dorada con retoques rojos y su capa escarlata, cada uno, portaba una poderosa arma espectral, pero casi todas eran espadas, lanzas, mazas, etc. Armas de cualquier guerrero. Cada general traía informes de baja importancia, batallas con alguna bestia del infierno, una que otra confrontación con el Clan de las sombras, cada informe era respondido por un "Buen trabajo" los generales se levantaban de su posición y se marchaban orgullosos a los cuarteles para a la noche poder beber en celebración.

En los costados del corredor, cerca de los pilares estaba un grupo de reclutas junto a su maestro escuchando los informes, preguntas surgían y eran respondidas todo con extremada paciencia.

-Maestro ¿Qué son las bestias del infierno?- preguntó un recluta de pelo negro.

-Generalmente, las bestias del infierno son la reencarnación de los pecados humanos absorbidos por Arokzen, el dios de la destrucción, tras su muerte, estas bestias fueron liberadas de su sueño, ya que el mismo dios las mantenía en secreto, cada bestia tiene diferentes formas, canes cerberos, bestias de lava, de humo, de hielo, ya que, no todo el infierno esta hecho de fuego y calor- rió el viejo profesor mientras se acariciaba la barba.

-¿Y las celestiales?- preguntó el mismo recluta.

-Son el caso contrario, materializaron la bondad y la esperanza de la gente que Arokzen absorbió en su ataque, toman la forma de animales, los seres más puros de cualquier mundo.

-Maestro, he escuchado que las bestias tienen categorías ¿Es eso cierto?- preguntó una recluta de pelo rubio.

-Buena pregunta lady Fesa, usted como la más joven y de sangre noble, no sufrió ninguno de los ataques que ocurrieron hace unos meses, allí una bestia del infierno de clase dos atacó, pero nuestro rey la destruyó de un golpe, cada clase es diferente, existen cinco clases, los de clase uno son los más débiles, en el caso del infierno son generalmente diablillos y sombras rojizas, los clase cinco son los mas poderosos, existe uno solo en este mundo, ese es el mismo rey demonio, Lucifer.