CENIZAS

3. PÓLVORA

Una bala en la recámara... no se permiten errores. Y es que cuando una vida tiene precio, es cuando más pobre te sientes. Toda una eternidad esperando para esto, y ahora lo eterno es esperar a que lo hagas. Vivir es la teoría, morir es la práctica.

¿Y aún dudas a quién apuntar? Si llegué primero fue porque esquivé tus disparos. No es fácil superar la expectativa; si ni siquiera tú sabes lo que quieres, cómo pretendes que lo consiga.

Y me reprochas por actuar a la defensiva, si desde que estaba abajo ya me criticaban los de arriba. Jamás voy a cuchillo, pero sí voy a cubierto. Antes caigo en el intento que asesino a sangre fría.

Si muero en el acto, que tu voz sea mi tributo. Prefiero escuchar para siempre el silencio, que oír hablar a un necio aunque solo sea un minuto. Nunca descansaré en paz, mientras en el mundo haya guerra, mi alma no hallará libertad, mientras haya gente entre rejas.

Continuaré sufriendo por aquellos que lo hacen. Continuaré llorando, si con eso mis lágrimas su sed de justicia sacian. Continuaré luchando mientras haya una causa para ello, y que mueran millones de personas enterradas bajo pólvora son millones de causas diferentes para hacerlo.

Podría cruzarme de brazos e ignorar la realidad, pero sé, que de estar crucificado, acabaría resucitando al tercer día. Podría mirar al cielo y perderme entre su hermosa infinidad, pero aprendí que lo más bello está en aquello que no ves.

A ratos busco llorar solo, para reírme en compañía. Soy de los que a veces muestro una mueca fría, para no estropear al resto el día. Aunque prefiero un insulto sincero, que una sonrisa falsa. Yo no voy callando lo que pienso, para que mi saliva cargue con lo que miento, y mis uñas, con los remordimientos.

Al fin y al cabo, quema más el hielo que el fuego. Y dicen más los besos que los labios.

Una bala en la recámara. Una bala perdida.

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