Miedo. Miedo a quedarme y desvanecer la ilusión. Miedo a huir con cobardía y no saber jamás la respuesta. Temor a dar un paso adelante y retroceder otros dos, o mirar hacia otro lado y desviarme del camino. Levantarme una mañana y pensar que todo ha sido un sueño cruel, pasar días buscándote y no encontrar más que cenizas. Miedo a un futuro desierto de ti. Temo perder la vida en esta ilusión, ver como el mundo entero cae ante mis ojos con todo lo que siempre he amado, temo llegar al extremo del arrepentimiento y pensar que nada valió la pena. Tengo miedo de poner de vuelta el tiempo en marcha y que todo acabe de una vez.
En el borde de ese abismo, en una situación similar, donde todo está cubierto por una inmensa tormenta, sin pensarlo él me diría: "cuando llegues al límite de tus fuerzas, cuando todo esté perdido, cuando ya no quede nada por lo que luchar, y tu mundo no sea más que un espeso cúmulo de nubes oscuras, entonces empieza todo. Es entonces cuando aparecerá alguien que lo vuelva a poner todo en pie, una persona que cambiará sus pasos para dirigir los tuyos, que vuelva la vista al cielo y vea más allá. Porque, por oscuro e inacabable que fuese aquel día, en algún lugar, siempre habrá alguien que sepa amainar tu tormenta".
ESTÁS LEYENDO
Lo que nunca es dicho
PoesíaA veces sentimos algo muy fuerte dentro de nosotros, pero en el fondo sabemos que no lo podemos decir, que es imposible que nadie lo entienda. Por ese mismo motivo tendemos a escribirlo, y esto es lo que pasa cuando lo plasmamos en el papel.
