Capítulo 7

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  —Bueno. Concéntrate en el pabilo e inténtalo de nuevo —le dijo Harper a Liza. 

Su prima miró con el ceño fruncido a la vela y una diminuta llama chisporroteó durante un segundo antes de apagarse. Habían ocupado un rincón trasero en la galería de Liza y sacado a rastras una mesa alta y velas para practicar. Era una mañana agradable y muy segura para jugar con fuego en el exterior.

 —¿Por qué no has aprendido esto antes?—le preguntó con curiosidad. Era una magia sencilla que Liza debería haber aprendido cuando era una niña. 

—No pude acceder a mi magia hasta hace algunos meses. 

Se encogió de hombros como si no fuera gran cosa y Harper no la presionó para obtener más información. Era raro, pero había oído hablar de casos en que una bruja tenía poderes pero no los podía usar. Si alguna vez el bloqueo mental se rompía, por lo general era por algo muy personal o traumático. Apostaría que en el caso de Liza había sido vincularse con sus compañeros. 

Ignoró su curiosidad y observó cómo lo intentaba de nuevo con mucho más éxito. Harper se echó a reír cuando Liza gritó y se alejó de un salto de la llama que había invocado. 

—En verdad no creo que necesites mis lecciones. 

Ella señaló la vela encendida y su prima le sonrió. 

—Es un talento bastante ingenioso para tenerlo, ¿no? 

—Bien, nunca tendrás frío en una noche de ventisca. 

—Oh, dulzura —bromeó Liza—. No necesito un fuego para mantenerme caliente. 

Harper se ruborizó. Había visto el modo en que los compañeros de Liza la miraban, así que no tenía ninguna duda de que decía la descarada verdad. Liza le sonrió de manera perversa. 

—Ni tú tampoco. 

Si fuera posible, se sonrojó aún más. Se volvió y tironeó con fuerza de la parte de arriba de su cuello alto. Sabía que esas marcas estaban ocultas, entonces ¿por qué se sentía como si todo el mundo que había estado en contacto con ella esta mañana las hubiera visto? Consideró tirarse un farol, pero ¿con qué propósito? Además, tal vez Liza le explicaría algunas cosas. 

Se acercó al columpio, se sentó y enfrentó a su prima, que se apoyaba contra una baranda. 

—¿Por qué las clases? Es obvio que no las necesitas.Liza arqueó una ceja. 

—¿En serio? ¿Es por ahí donde quieres empezar? 

Le molestaba tratar con gente que siempre parecía leerle la mente. Aunque en el caso de Liza, eso podría ser una realidad. No conocía al dedillo a su prima, no sabía qué talentos secretos podría estar ocultando. 

—Es un lugar para comenzar —señaló, orgullosa de sí misma por no dar marcha atrás. 

Los labios de Liza se levantaron en una media sonrisa de aprobación y asintió con la cabeza. 

—Pensé que lo harías. 

Ella estaba sentada en una mecedora a un par de metros de distancia y Harper empujó su pie contra el suelo, poniéndola en movimiento. 

—Por la manada, por supuesto. Que estés cerca de mí, Caleb y Zach muestra cuánto te hemos aceptado. 

—¿Y eso es importante? —Se sintió un poco mareada y se alegró de estar sentada.Era mucho más importante hoy que ayer. 

—¿No lo es? —preguntó Liza con voz amable y gentil—. ¿No son Mick y Jonas importantes para ti? 

—¿Cómo sabes de ellos? 

Luna Hechizada •  ...A la de dos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora