Amor árabe©

Capítulo 7. [Encuentro]

Amables lectores.

Espero que este capítulo les guste, yo me emocioné al escribirlo, el tan esperado encuentro...

No digo más, léanlo.

Pero les voy a dar un consejo, cada vez que salga el título de una canción, interrumpan la lectura y abran una pestaña alterna o descarguen las canciones mencionadas y escúchenlas mientras leen.

Eso les servirá para meterse más en la historia. Se sentirán las protagonistas, las quiero.

De todos modos les dejo en multimedia la canción principal, ya ustedes sabrán, pero esta si es obligatoria de escuchar. I don't wanna live forever de Zayn con Taylor Swift.

Cuando vean ese título regrésense y abran el video.

Un beso.

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Akraam P.O.V

La música era demasiado fuerte, ya me había estado acostumbrando a la música occidental, y me agradaba la canción, así que no era un problema.

Mis amigos inmediatamente se unieron conmigo ya que era tanta la gente que uno se podía perder aquí, me agradaba el lugar. Empezamos a caminar hasta donde se encontraba otra persona de seguridad, quien tenía las manos entrelazadas.

—Buenas noches, ¿qué se le ofrece? —Dijo el tipo de cejas rubias hacia mí, con la mandíbula notoriamente tensa y una actitud de yo mando en este lugar.

—Quiero ver al gerente, hice una reservación para mí y para mis amigos. —Comenté seriamente mientras unía mis dos manos, esperando.

El tipo me vio de arriba abajo y noté su cambio de actitud.

— ¿Tienes algún problema? —Pregunté con una sonrisa, tratando de calmarme lo más que podía. El tipo guardó silencio y mis amigos empezaban a desesperarse notoriamente.

—No. —Dijo seriamente, pero seguía sin hacer nada.

—Mira, vas a ir con el gerente y le vas a decir que el jeque Akraam Al Bashurd está aquí, creeme que cuando sepas con quién estás hablando lo lamentarás. —Comentó tranquilamente Francisco, mientras sonreía hipócritamente al tipejo ese.

Lo miré tranquilamente, el tipo palideció y caminó hacia la puerta de una oficina.

De inmediato, un hombre salió seguido de un cejas rubias totalmente apenado.

—Jeque Akraam Al Bashurd, buenas noches. —Dijo haciendo una reverencia ridícula. —Lo lamento, el chico es nuevo y no lo conoce. —Extendió su mano hacia mí, la cual ignoré. La retiró nervioso, volteó con cejas rubias y le dijo. —Consigue la mejor mesa, ya sabes cuál. —Él le contestó. —Esa mesa está ocupada, el hijo del ministro está ahí. —El gerente, con gesto impaciente le dijo. —¿No entiendes? Se trata del jeque, haz lo que tengas qué hacer, pero esa mesa es para él y sus acompañantes.

El rubio asintió y se retiró. El gerente nos dirigió a través del lugar.

Miradas de mujeres y hombres se posaban en nosotros, sus gestos y lenguaje corporal eran evidentes.

Una mujer de cabello negro hasta los hombros y ojos miel me siguió con la mirada, por lo que yo también me le uní a su pequeño juego. Le guiñé el ojo y ella se sonrojó notoriamente, colocó su mano en su rostro en señal de que seguramente, estaba más roja que el propio tomate.

Giré mi cabeza, desviando la mirada en esa mujer y me concentré en llegar hacia el gran salón que se encontraba algo apartado de la fiesta, caminamos un pasillo muy elegante y obviamente éramos guiados por el anterior hombre.