Capitulo 37

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Tommy... el había aparecido en mi sueño~ advirtiéndome que mi hijo, estaba vivo, me dijo que lo buscara... Tommy está muerto.

Grite.

Orochimaru sonrió.

Cuando abrí mis ojos, Orochimaru sonrió ampliamente y Hyn frunció el ceño.

Aiko: ¿Donde está mi hijo?

Nadie respondió.

Entonces hice que el cristal que nos separaba saliera volando en fragmentos. Orochimaru se cubrió con Hyn y este recibió todo el impacto. Orochimaru tiró al suelo a Hyn, el cual estaba muerto.

Orochimaru: Me encanta ese poder tuyo.— sentí un líquido tibio recorrer mis mejillas. Sabía que era sangre.

Aiko: Devuélveme a mi hijo.

Orochimaru: Lo haré, lo haré si tú me das tus ojos.

Fruncí el ceño y es aquí donde te pones a pensar en todo. Yo pensé en las consecuencias: Con mis ojos, Orochimaru tendría más poder del que ya tiene y detenerlo sería un gran problema. También pensé en las ventajas: Tendría conmigo a mi hijo otra vez, el me lo arrebató, pero de alguna manera el siempre venía a mi.
Y después en las desventajas otra vez: Con mis ojos en su poder mucha gente moriría. Si lo mato ahora el daría la señal para que mataran a mi hijo y todo acabaría. Pero si se los doy... mi niño regresaría conmigo.

Ahora.... ¿Que es lo que voy a decidir? La muerte de mi hijo, o la muerte de muchas personas inocentes...

Danzo me entreno para no necesitar de nadie más, más que yo misma. Debía decidir ¿No debo darle mis ojos? No hay dolor. No hay sentimientos, eso te enseñan en la raíz. Pero la vida, me enseñó a sufrir, a amar, a perdonar... me enseñó que si hay dolor, si hay amor, si hay dolor~

Aiko: Jamás te daría mis ojos.— dije con voz quebrada.

Orochimaru: Respuesta incorrecta.— sonrió.

Mis lágrimas comenzaron a salir.

Y entonces... un kunai se entierra en la garganta de Orochimaru, de la nada Ered apareció aún lado de él y un montón de ambus comenzaron a llegar. No podía creerlo.

¿Acaso mis ojos me mentían?

¿Ered?

Mi cabeza me dolía por haber usado aquel poder, pero antes de que cualquier cosa pasara, volví a usar mi poder e hice que Orochimaru explotara, llenando la habitación de sangre.

¡Aiko no!

Fue lo único que escuche cuando lo hice explotar. Después todo se volvió negro y me desmayé.

Todo estaba oscuro... todo... todo... todo... No puedo mandar a mi cerebro la acción de abrir mis ojos, ya lo intenté y no me obedece. ¿por qué no puedo?

Entonces miles y miles de luces comenzaron a aparecer a mi alrededor, como miles de estrellas, poco a poco ya no era oscuridad lo que veía, sino luz. Pero seguía sin abrir los ojos.

Todo estaba blanco, y pude ver. Estaba en una dimensión rara donde no había nada, más que el color blanco. ¿Acaso morí?

Aléjate. (Segunda parte de Aiko)(terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora