El inicio de algo nuevo

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Christa

La noche transcurría con lentitud, parecía una eternidad; como si nunca fuera a volver a ver esa brillante estrella que alumbraba su camino en el día y guiaba sus pasos para que no se tropezara con facilidad. Ya no podía evadirlos, era demasiado tarde como para tratar de pensar en otra cosa y fingir que todo estaba bien, porque sabía que no era así. Los pensamientos oscuros invadían su cabeza, como si quisieran ocultar todo rastro de luz , o más que ocultar, hacer desaparecer. No puedes escapar de tu pasado, éste te perseguirá por el resto de tu vida y no te dejará descansar, ni un segundo. O al menos ésto era lo que pensaba la rubia cuando no trataba de distraerse con otra cosa, tratando de ayudar a alguien más ; pero la noche era diferente. 

Trataba de dejar de pensar para poder dormir un poco, pero ya era un trabajo bastante arduo con todo el peso que se sobreponía en su espalda desde hacía ya un tiempo. Cubría su cara con la almohada, y hacía su mayor esfuerzo; no lo consiguió. Después de unas horas, y dar un par de vueltas en el colchón, miró a su derecha y pudo divisar en la oscuridad la cama en la que se encontraba Ymir. Nunca había entablado una amistad tan fuerte como la que tenía con ella, o al menos eso creía; era la primera persona que se preocupaba por ella desde ya hace mucho tiempo. 

Se quedó mirando la figura de Ymir en la oscuridad, y poco  a poco, sin que se diera cuenta, se quedó profundamente dormida con una suave sonrisa en su rostro. Nunca entendía lo que sucedía en sus sueños, ni el porqué eran tan brillantes y oscuros a la vez. Solía ver un rostro bastante borroso, pero nunca podía descifrar aquellas facciones que le traían tanta nostalgia; siempre la persona de los sueños la llamaba, gritaba su nombre con ternura, y la trataba con un afecto que no había podido tener desde hace años. Según ella, era un persona bastante especial que posiblemente la cuidaba desde algún lugar, y aunque para muchos esto parecía ridículo, para Christa era lo que le ayudaba a brindar siempre una cálida sonrisa a los demás. 


El amenazante sonido de las alarmas la despertó casi al instante. Tuvo que quitar la almohada que le cubría el rostro, y acomodar un poco su cabello para no tener que pasar por una vergüenza frente a los que se encontraban presentes. Como Ymir o... Bueno, eso no importaba ahora ¡ tenía que comenzar el día con una sonrisa! o si no, podría pasar todo el día amargada y pensando en cosas que no tenían que ver con el entrenamiento. Tenía que esmerarse en lo que hacía; y lo primero era lo primero: proponerse una meta  o algo para el inicio del día, al menos eso le daba un propósito. Normalmente se proponía una acción buena por día, o al menos lo que estuviera a su alcance, era lo que más le gustaba. Pero esta vez podía ser... Algo diferente, como por ejemplo escapar del entrenamiento o algo. Podía ser un poco difícil escabullirse, pero sabría que lo lograría; era mejor escapar a veces de la rutina, quería ver cosas nuevas o explorar el bosque cercano. 

Lanzó las cobijas al suelo y se levantó decidida con una sonrisa triunfal, sólo faltaba la oportunidad perfecta para poder lograrlo. Al instante, miró a su alrededor y vio que Ymir le estaba observando con una cara de curiosidad, se veía bastante confundida, y ésto le causó gracia. No era exactamente una expresión cruel que le dirigía a la mayoría, ella sabía ver con detalle las expresiones de Ymir y leerlas como si fuera un libro para niños pequeños; se enorgullecía por eso, no cualquiera podía comprender las acciones de su compañera, además que aún trataba de descubrir el porqué Ymir se había acercado a ella. Aunque no lo mencionaba, Ymir era la única persona que se había acercado a ella sin un interés en su belleza o algo así, la mayoría de personas solía no tomarla en serio, pero Ymir era distinta. 


Esa cálida y burlona sonrisa que le dedicaba cada mañana era irreemplazable, le daba un poco de ánimos para comenzar el día y podía estar segura de que tendría a alguien a su lado en la mayor parte del día.

- Buen día.- Dijo al acercarse un poco tímida al lugar en donde se encontraba Ymir. Y no fue tarea fácil ya que tuvo que arreglar un poco su cama, y pasar por entre una ola de chicas que se apresuraban a arreglarse antes de que Shadis llegara a imponer su pesada presencia y dar un discurso en el que les dejaba en claro la actividad que harían cada segundo; podría llegar a explicarles cómo respirar o algo por el estilo, planeaba todo de una manera bastante minuciosa. 


-¿Qué tiene de bueno?- Respondió la otra con un leve tono de ironía que notó casi al instante, nunca le había respondido de una manera "positiva" o le había devuelto el saludo de una manera amable, pero eso era algo que le llamaba la atención de Ymir; al menos no se dejaba llevar por tradiciones y cosas establecidas, era un poco más libre de lo que ella era, no tenía que seguir ni depender de nadie... Aún así, esa pregunta aparentemente vacía y tosca ( para otros) era algo que llegaba a sus oídos como una melodía armoniosa y dulce, que se combinaba con una sonrisa retadora; el inicio del día.








Ymir x Historia - Hasta el finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora