2. Conclusiones.

35 5 7
                                    


Capitulo 2.


Álex.

La pregunta solo salió de mis labios, sin previo aviso.

- ¿Por qué me observabas desde tu ventana? -dije sin dejar de leer mi libro.

Claramente quería saber la razón, pero no tenía planeado que la pregunta saliera de mi sistema, aunque me causase curiosidad.

Podía ver de reojo cómo su cuerpo se tensaba, lo cuál era gracioso, porque sabía que la pregunta lo tomaría desprevenido.

Escucho cómo se aclara la garganta y dice:

- Emm, ¿yo? -se voltea.

- Emm, si tú. -le respondo con claro cansancio; no entiendo porqué simplemente no puede decirme la razón sin tantos rodeos, qué tontería.

- Yo no te estaba mirando, además, ¿como sabrías que era yo?

- Porque ya te había visto antes, o acaso no recuerdas ésta tarde cuando estaba en esa casa que están rentando, recuerdo haberte visto ahí. -su expresión cambió al recordarle ese evento, claramente lo había olvidado.

Empezó a abrir y cerrar su boca, sin que saliera una palabra de ella. Al ver esa acción no me había percatado que desde que lo vi no había detallado nada de él.

Su cabello es color azabache, está un poco desordenado, pero no le queda nada mal, tiene unos ojos azules profundos como el océano, su boca es gruesa con un tono carmesí que hace ver aún mejor su apariencia, su piel es blanca como la nieve, tiene algunas pecas casi invisibles, un rastro de sonrojo en sus mejillas es notorio, probablemente por el frío. Sigo observando un poco más su rostro, y me detengo en sus ojos, que me están escrutando sin ningún pudor ni vergüenza, y creo saber la razón. Él se dio cuenta que lo he estado detallando, y un calor se empieza a posar en mis mejillas, me estoy sonrojando. Rápidamente pongo el libro en mi cara, simulando leer un poco para no despertar sospecha de mi sonrojo.

Al sentir ese silencio incomodo decido aclarar mi garganta nuevamente y decir:

- Y entonces, ¿me dirás o no?

- Solo estaba viendo hacia la calle, no precisamente a tu ventana.

- Sí, claro. -dije con sarcasmo.- entonces ese momento cuando me asomé a mi ventana para cerrar mis cortinas, y tú hiciste un movimiento torpe para esconderte no era porque me estuvieras acosando, ¿verdad? -dije con recelo.

- Está bien, tal vez al final si te vi un poco, pero no es lo que tú piensas, no creas que soy un acosador o algo parecido. -dijo levantando sus manos en son de paz.

Cerré mi libro y me levanté de la banca, para disponerme a caminar hacia mi casa. Escuché que él trataba de llamar mi atención para que detuviera mi paso, pero seguí ignorando sus llamados.

- Hey. -dijo mientras trotaba para alcanzarme.- no deberías caminar sola por aquí, pueden haber ladrones o cualquier otro hombre peligroso, yo podría acompañarte.

- Que me acompañe un acosador no es tan buena idea, estaría caminando con el enemigo.- dije para fastidiarlo.

- Pues es mejor que te acompañe un "acosador" -dijo haciendo comillas con sus manos.- a que estés sola caminando por donde puede haber un violador, por lo menos sabrás que el acosador no hará nada, solo verte a lo lejos.

Save Me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora