Capitulo 2

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Día 1

Shaka estaba ensenándoles a sus cuatro discípulos una nueva técnica de meditación. Los cuatro traían sus túnicas budistas, dos en color amarillo los principiantes y dos en color blanco: Shiva de Pavo y Ágora de Loto. Disfrutaba de su meditación cuando el reloj que anunciaba la hora en las doce casas dio las 3 de la tarde. Salió del trance en el que estaba y para asombro de sus discípulos, se levantó y les ordeno irse.

- Pero maestro... Siempre nos vamos al esconderse el ultimo rayo de sol. – dijo Shiva

- Tengo una cita aquí mismo y no deseo que ustedes estén presentes. Retírense por favor.

- Si maestro. Gracias por compartir su sabiduría con nosotros – dijeron los cuatro antes de retirarse.

Shaka no quería que ellos se enteraran de la forma tan absurda en la que había caído en el juego del gran maestro. Seria humillante y su ego no le permitiría dormir. Era mejor alejarlos a tiempo para que a las cuatro viniera la persona a la que debía ayudar. Solo esperaba que no tuviera que usar la fuerza bruta para controlarlo.

Shaina tamborileaba los dedos sobre sus brazos cruzados mientras veía insistentemente la sombra del reloj de sol que estaba a un lado de ella. Marcaba las 3.30. El Patriarca le había dicho que tenía que estar a las 4 pm en la casa de virgo pero su lado rebelde le decía que esperara hasta el último minuto porque no tenía ganas de obedecer.

Cassius, quien estaba junto a ella supervisando el cambio de guardia en la zona norte, la miró intrigado. Shaina llevaba media hora vigilando el reloj y no le estaba poniendo atención a los errores que se estaban cometiendo, tanto en las alineaciones, como en las bitácoras.

- Uhhh tienes que ir a algún lugar Shaina?

- No es de tu incumbencia Cassius – dijo en tono seco – Vas a tener que seguir con esto sin mí.

- Puedes confiar en que lo hare como si estuvieras tu presente – contestó con devoción su ex discípulo

- Lo sé. – dijo dando media vuelta – Te veré a la hora de la cena. Y que no se te queme el pan esta vez!

Cassius asintió y la vio partir. Lanzó un suspiro de resignación y regresó a sus deberes. Sabía que con lo cerrada que era, ella nunca compartiría sus planes con él.

Shaina se dirigió hacia la sexta casa dorada caminando lo más despacio posible. Intentaba retrasar la tortura lo más que pudiera como si de verdad estuviera caminando hacia el cadalso.

Tomó el camino secreto hacia arriba, de ese modo no disturbaría a los ocupantes de las demás casas doradas. No que le hicieran mucho caso. Algunos eran tan orgullosos que ni siquiera se dignarían a considerarla un caballero de no ser por el respaldo del Gran Maestro.

Trató de recordar todo lo que había escuchado del caballero que le daría la "terapia": Rubio, tranquilo, orgulloso, altivo, seguro de sí mismo, experto en creación de ilusiones, telequinesis, tele portación, dominio de dimensiones y meditación. Era uno de los más fieles al Gran Maestro y a Athena y se le conocía por siempre estar en su jardín meditando.

Llegó a la sexta Casa en punto de las 4. Maldito Paso rápido que tenía!. Tocó a la puerta y nadie le contestó. Tocó más fuerte y no pasó nada. No se atrevía a entrar sin permiso, después de todo, también se le consideraba a ese caballero como el más poderoso de la orden. Se sentó con las piernas en mariposa frente a la puerta principal y se dedicó a admirarla. Estaba decorada con una versión en madera del mandala Kongokai. Después de terminar de ver todos los detalles, decidió seguir explorando. Parecía que no había nadie en casa.

EL SECRETO DE BUDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora