Capítulo 5 [Harry]

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Ambos Gryffindors se encontraron en el pasillo en frente a la oficina de Dumbledore. La gran estatua dorada estaba delante de ellos, esperando una contraseña.

Antes de que Harry abriese la boca, la puerta se abrió, revelando unas escaleras.

"Pasen" dijo Dumbledore con una sonrisa.

"Buenos días, profesor" saludó Harry al entrar en la oficina del director. Hermione hizo lo mismo.

"Espero que su primera semana en su sexto año en Hogwarts haya sido agradable." Comentó Dumbledore.

Los Gryffindors se miraron entre si. Había una cosa clara; no le querían mentir en la cara. Se quedaron callados.

"Ni un mes Harry, y ya tienes un castigo en tu hacer"

Hermione se quedo callada.

Con todo este tema, Harry ya casi se había olvidado de la escena que había armado el otro día en la clase de Snape. No hace falta que me llame señor, profesor. Algo verdaderamente estúpido de su parte.

"Es que..." empezó a excusarse Harry balbuceando, pero Dumbledore no parecía enojado.

"Hable con el profesor Snape, y acordamos que cumplirías tu castigo el domingo en lugar de hoy."

"De acuerdo" repuso Harry. Tenia cosas mucho mas importantes en la cabeza como para preocuparse de su castigo con Snape.

Harry miró con disimulo la oficina. Hacía todo un verano que no estaba en esa habitación. La última vez fue justo después de... la muerte de su padrino.

Sin embargo, el despacho, de forma circular, ofrecía el mismo aspecto que la vez pasada. Los frágiles instrumentos de plata zumbando y humeando, reposaban sobre las mesas de delgadas patas. Los retratos de antiguos profesores que dormitaban en sus cuadros, colgaban en las paredes. Y el magnífico Fénix de Dumbledore, Fawkes, estaba en su percha, detrás de la puerta, observándolo con gran interés.

"Muy bien Harry. Antes de todo... ¿hay algo que quisieras decirme?"
Dijo Dumbledore.

Ese fue el momento en el que Hermione se empezó a sentir de más, no necesitada. Harry se podía dar cuenta de eso.

"Emmm... yo mejor me vuelvo para la sala común, con todo respeto." Dijo la castaña parándose de su silla. Pero Harry le agarró la mano.

"¡Hermione, ni siquiera hemos empezado!" Protestó el. Hermione se volvió a sentar. Después de eso, Harry agregó "Tenemos unas sospechas sobre el tema de mi desaparición"

"Harry, eso ya lo hablamos ayer, y necesito mostrarte algo urgente antes de que..." Dumbledore no termino la oración. Una extraña sombra había aparecido en su rostro. Harry no se atrevió a preguntar por mas. Habría que seguirle la corriente.

"Al final del año pasado usted dijo que me los explicaría todo" le recordó Harry, esforzándose por eliminar el tono acusador de su voz. Por eso añadió "Señor."

"Es cierto" concedió Dumbledore con vos apacible "Y te conté todo lo que sé. Pero a partir de ahora abandonaremos la firme base de los  hechos y viajaremos por los turbios pantanos de la memoria hasta adentrarnos en la espesura de las más ilógicas conjeturas. A partir de aquí, Harry, puedo estar tan deplorablemente equivocado como Humphrey Belcher, quien creyó que de daban las circunstancias idóneas para inventar el caldero de queso."

"Pero usted cree que tiene razón, ¿no?"

"Por supuesto que sí, peor ya te demostré que yo cometo errores, como todo ser humano. Y si me permites añadiré que, dado que soy más inteligente que la mayoría de los hombres, mis errores tienden a ser también más graves."

"Pareces preocupado." Añadió mientras apoyaba el pensadero en el escritorio.

Era verdad que Harry contemplaba el pensadero con cierta aprensión ya que, pese a que sus anteriores experiencias con ese extraño aparato, que almacenaba y revelaba pensamientos y recuerdos, resultaron muy instructivas, también fueron desagradables. La última vez que se había asomado a su contenido vio muchas más cosas de las que le habría gustado ver. Pero Dumbledore sonreía.

"Está vez  entraras en el pensadero conmigo. Y con permiso, lo cual aún es más insólito." Dijo Dumbledore "y la señorita también" agregó mirando a Hermione.

A continuación, se pasaron toda la mañana viendo recuerdos sobre la infancia de Tom Sorvolo Ryddle. Llegaron a muchas conclusiones, una de ellas era que Voldemort tenía siete horrocruxes.

¿Le servia es información? Obviamente. Pero todavía faltaba discutir todo sobre las sospechas de ambos Gryffindors.

"Profesor, todavía nos falta comentarle algo." Intento nuevamente Hermione "y si no le decimos ahora..."

"Lo siento niños, me tengo que ir. Harry, ya tienes esa información. Usala par averiguar mas." Dijo Dumbledore, dando a entender que la reunion había finalizado.

Hermione lo miro a los ojos. Esos ojos castaños lo estaban mirando intensamente, pidiendo ayuda. En circunstancias normales, Harry no se hubiera atrevido, pero necesitaban contarle al director el episodio del día anterior. "Por favor, si no es ahora... ¿podría ser a la noche?"

Su brazo izquierdo estaba ardiendo... casi como sugiriendo algo... su nuevo poder...

Pero Dumbledore no agregó palabra. Hizo un leve gesto con su varita, y la puerta se abrió de par en par.

Genial.

Quien sabe cuando iban a poder hablar con su director en otra ocasión.

Cuando estaban nuevamente en el pasillo, Hermione le habló.

"Por lo menos ya tenemos más información... y es bastante importante. No vamos a poder matar al Innombrable tan fácilmente. Primero tenemos que buscar sus Horrocruxes." Le comento la castaña, con un dejo de preocupación en sus ojos.

"No se... pero primero tenemos que acabar con esto. Hermione... en la sala... Sentí la necesidad... yo casi uso la marca para obligar a Dumbledore a hablar." Confesó el azabache.

Se hizo un silencio. Después de unos instantes, Hermione habló.

"¿Quieres ir a tomar un helado?" Sugirió la castaña con una sonrisa.

Harry estaba a punto de negarse, y después se dio cuenta de que necesitaba un descanso.

"Claro"

"¡Carrera hasta la puerta!" Ordenó la castaña.

"¡No! Hermione, ¡espera!"

Pero la castaña ya había salido corriendo, con lo que Harry empezó a hacer lo mismo.

Controlados - Harmione Donde viven las historias. Descúbrelo ahora