¿Cómo va esta parte?

465 32 2
                                    

"Nuestro amor no es solo agua bajo un puente"

Me repetiré esas palabras hasta el cansancio. Es agotador pensar que dentro de una semana volveré a entrar a clases y tendré que soportar las miradas de todos sobre mí. Debería no importarme, mi sexualidad no es ningún secreto, pero por mas incluyentes que digan ser las personas, muchas de ellas cambian de parecer al ver una pareja.

Mi estómago se retuerce. No quiero seguir pensando en esto. Alcanzo mi celular junto con mis audífonos y me recuerdo la razón de mis suspiros. Una foto de Oliver inunda mi mirada, mi corazón vuelve a sentirse tranquilo y cierro los ojos apretando el aparato contra mi pecho.

Tengo miedo.

—Oye nena— mi hermana abre la puerta sin tocar, estoy tan acostumbrado que no me causa ninguna sorpresa, continuo en mi posición original. —Voy a ir con Noah y Pam al bar, ¿Quieres venir?

—Pero es domingo— me incorporé y vi el reloj de mi celular— ¡Apenas es la una de la tarde!

Mi hermana solo se encogió de hombros. —¿Vienes o no?— No podía negarme. Prefería pasar la tarde en el bar del loco Lu antes de quedarme solo con mis pensamientos irracionales.

Me levanté sin muchas ganas de mi cama y seguí silenciosamente a mi hermana escaleras abajo. Mi cabeza daba vueltas. Quizá Oliver reconsidere la relación si las personas comienzan a hablar de nosotros, quizá y no duremos mucho tiempo juntos. A lo mejor solo me usa para darle celos a alguien más o quizá solo estoy para superar a algún ex...

Sentí un golpe en la cabeza que me sacó de mis pensamientos.

—¡Oye! ¿Y eso por qué?— Gimoteé sobándome el lugar del golpe. Mi hermana solo se encogió de hombros.

—Conozco esa mirada. Ni se te ocurra mandar a volar a ese ricitos de oro solo por tus problemas existenciales. —Sus palabras me hicieron sentir culpable. ¿A caso era tan obvio?

—Yo...

—Ah, ah, —me interrumpió, sacándome a empujones de la casa— ¿Qué te da miedo? Lo tuyo no es un secreto mi vida, yo lo sé, nuestros vecinos saben, los maestros de tu escuela saben, hasta nuestros padres lo saben. Pero creo que tu no sabes, que nos importa medio chorizo de quien te enamores. Alex, mírame.

Levanté la mirada sin muchas ganas, me sentía expuesto. Como niño pequeño regañado por rayar la pared. Era cierto lo que ella me decía. A la gran mayoría de mis conocidos les pasaba de noche mi situación sentimental, pero no podía ignorar el hecho de que la idea de recibir algún comentario me revolviera el estómago.

—Vamos a ir al bar. Vamos a ponernos muy ebrios y te olvidarás de todas las tonterías prejuiciosas de esa cabecita. —me guiñó un ojo y sacó su celular del bolsillo del pantalón. —Noah ya debería de estar aquí.

—Seguramente se hartó de que tu y Pam lo usen como conductor designado cada vez que quieren perder la conciencia. —Sentí otro golpe de su parte. Esta vez solté una carcajada. Suspiré hondo y me relajé.

Pasaron unos minutos y una camioneta negra se estacionó parcialmente frente a nuestra casa. Se podía ver lo fuerte que sonaba la música ya que los vidrios de las ventanas del vehículo vibraban con rapidez. Por un momento pensé que llegarían a romperse.

La ventana del copiloto descendió, dejando escapar la estruendosa música, las voces rasposas y el chillido de las guitarras se confundían de modo que no pude identificar la canción o lo que la letra trataba de expresar con tanta euforia.

—¿¡Van a quedarse ahí toda la tarde!?— Una chica de cabello morado, a la cual llamaban Pam, gritó por encima de la música, invitándonos a bordo de la camioneta.

Historia de un AdolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora