SEGUNDO PUESTO DE LOS VANIR AWARDS 2017 PRIMERA EDICIÓN EN LA CATEGORÍA DE ACCIÓN. 🥈
TERCER PUESTO DE LOS CARROTS AWARDS 2016 EN LA CATEGORÍA DE ACCIÓN. 🥉
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Todo cambiará cuando a una inocente c...
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—¿Cómo lo supieron?— preguntó Marko preocupado.
Habían pasado veinticuatro horas desde que habíamos recuperado a Gia y a Loretta. Las preguntas continuaban saliendo a la superficie y ninguna respuesta lógica resolvía el misterio.
Nadie y repito nadie sabía de la ubicación de nuestro cuartel, ¿Por qué lo sé? Por qué yo misma me encargue de borrar los caminos, o eso creía. Lo que hacía surgir otra pregunta: ¿Cómo supieron cuando atacar? Era claro que sabían que estábamos en Italia y que, al llevarnos a nuestros soldados, quedaría comprometida la seguridad.
Nos confiamos demasiado al hacer esa estúpida tregua con los rusos, que ahora resulta, tienen un nuevo jefe. Y ese jefe sabía información de mi familia. Marko dijo con sus propias palabras la manera en la que Petrov se refirió al día en que nació Gia, el mismo día que nuestros padres desaparecieron.
—Yo creo que estamos lidiando con un soplón, alguien que sabía el itinerario perfectamente— sugirió Loretta.
Los cuatro adultos: Marko, Dalia, Loretta y yo, nos quedamos pensativos.
Eso debía de ser. Un espía, la pregunta era quién.
Dalia suspiró y Loretta carraspeo captando mi atención, me dedicó una mirada que me era conocida, una mirada que me decía quién era su sospechoso número uno.
—Mmm, mmm, no— dije negando con la cabeza rápidamente—, Marcello no fue. No.
La expresión de Loretta cambio a una de impaciencia.
—Anna, él es quien coordina a tus hombres, es quién te coordina a ti, muy fácilmente pudo arreglar todo para que te fueras de la ciudad con él.
—¿Me estás diciendo que todo fue obra de él?— mi voz subió una cuarta.
—No lo sé querida, pero tendría lógica.— respondió despreocupada.
—Oh, así que piensas que fue todo un plan escatimado para sacarme a mi y a mi hermano de la Ciudad? ¿Estas suponiendo que también la muerte de mi abuelo fue parte de su plan? ¿Piensas que se aprovechó de eso? ¿De la infinita confianza que le tengo?— pregunté con todo acusador.
Los humos se me subieron al cerebro y me empecé a enojar muchísimo. ¿Cómo se atrevía a acusar pasivamente al hombre que me crió en el nombre de mis padres? La mayor parte de todo lo que sé es gracias a él y a mi tía Piera.
Marko se paró de inmediato a mi lado y puso sus gruesas manos en mis hombros, masajeandolos delicadamente. Me calmé al instante.
Respiré profundamente.
—Marcello no, él juró a la memoria de su mentor, mi padre, que me cuidaría y protegería bajo cualquier circunstancia. No iré acusando al aire hasta no tener pruebas, mucho menos por tu resentimiento sin razón hacia su persona, y que conste—la miré fríamente—, que estoy segura que no fue él.
