La última resistencia

345 21 7
                                    

Un pequeño fanfic.

 

El fin de los tiempos: La última resistencia

Ya no había salvación para este mundo, frente a mí yacía una insaciable horda de guerreros del caos, todos ellos mutados con horrores corporales por todo el cuerpo. Muchos apenas razonaban, la única cosa presente en sus cabezas era la aniquilación de este mundo por los reinos del caos. Ya no había ciudades que salvar, tampoco personas que proteger, nosotros éramos los únicos sobrevivientes de la civilización.

Pero no íbamos a caer sin pelear, las razas daríamos una última carga con la esperanza de vencer a nuestros horribles adversarios. Sabía que esto era un desperdicio, este mundo estaba condenado desde un inicio, no obstante, nos aferramos a la vida, a la esperanza, creímos que si trabajábamos juntos podríamos salvar este hermoso planeta. Desgraciadamente, nos equivocamos.

Las tropas de Archaon, el elegido y señor del fin de los tiempos destruyeron lo que quedaba del Viejo Mundo.

—¡Es momento de cargar!, ¡a la batalla! —El glorioso emperador del Imperio, Karl Franz, comandó el último ataque de la humanidad, con un grito valeroso los pocos sobrevivientes nos fuimos detrás del emperador y su grifo volador. Mi caballo aplastó guerreros mutantes a su paso, no le resultó difícil quebrar sus huesos de una embestida y para mí tampoco fue complicado decapitar soldados del caos con mi espada. La carga valerosa continuó mientras mis compañeros eran desmontados y asesinados uno a uno, sangre y partes humanas salieron volando por todos lados.

Incluso los poderosos caballeros de Bretonia cayeron víctimas de esas abominaciones tan aterradoras que parecían sacadas de una pesadilla. Frente a mí había un soldado blindado hasta los dientes con una armadura negra, la mirada de su ranura indicaba que deseaba destrozarme. Y no lo dudaba, esos bastardos habían reducido al mundo a este pedazo de mierda.

Sin recursos, ni sonrisas o esperanza, solo una roca ardiente con guerras interminables en su superficie.

—¡Venga! —exclamé, de inmediato lancé una carga contra el paladín oscuro, éste bloqueó el golpe de mi espada y con un rápido movimiento de su arma (un hacha negra) trató de bajarme de la montura. Por suerte, mi caballo logró evadir el impacto antes de que fuese demasiado tarde, dándome así una segunda oportunidad para cargar —. ¡Al ataque! —El peso de mi animal, combinado con la barda metálica que traía consigo hacía de las embestidas un arma mortal, ni siquiera su armadura del caos podría ser capaz de resistir tales impactos.

Las batallas a mi alrededor también se volvieron sangrientas, los soldados del caos asesinaban sin piedad a los pocos caballeros que sobraban, lo mismo pasaba con los fenómenos mutantes, cuyas garras improvisadas parecían despedazar a la infantería del Imperio y a los pocos campesinos bretonianos que decidieron hacer el viaje al lugar de la batalla final. No pude ver al emperador en ningún lado, seguramente se batía en duelo contra el elegido del caos.

En fin, distraerme contra un oponente tan problemático no me traerá nada bueno.

—¡Por Sigmar! —grité el nombre de mi santo patrón, con la esperanza de ser bendecido por alguna fuerza divina. Obviamente no pasó nada, un simple caballero de la Reiksguard como yo jamás podría ser tocado por la gracia divina, tenía que valerme de mis habilidades como guerrero para sobrevivir.

Mi segunda embestida logró derribar al campeón del caos, de inmediato apuñalé su cuello con mi espada, matándolo al instante. Pero la guerra estaba muy lejos de terminar, justo después de vencer al soldado enemigo un monstruo del caos se acercó emitiendo una hostilidad impresionante. Rápidamente supe lo que debía hacer, las mejillas deformes de ese monstruo se inflamaron como si hubiese sido picada por abejas, un segundo más tarde, un ácido súper corrosivo salió disparado de sus fauces.

La última resistencia (Warhammer Fantasy One shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora