Siempre me pregunté a quién iba dirigido todo ese constante escribir, todas esas cartas, dibujos y pinturas, a quien iba dirigida tanta poesía si ya nadie la escuchaba, nadie la contemplaba, guardé mis escritos, algunos otros los quemé, mis poemas los reducía a unas cuantas frases y guardé mis pinceles, porque no tenía caso llevar una artista que nadie contemplaba, así que la dejé encerrada en el ático del alma, esperando a nunca perder la llave y en un futuro poder usarla, pero los años pasaron, y olvidé esa llave, más un día la encontré sin querer, abrí la puerta, se oyó un suave crujido, la artista permanecía inerte esperando su hora final, le miré un poco con lastima y un poco irritada le dije.- Vamos levántate.-pero solamente logré que se moviera un poco, temí que mi artista hubiese muerto, si bien era cierto, hacía ya más de tres años que no hablaba con ella, ni un solo día requerí de su ayuda o su consejo, si se necesitaba algo para una ocasión salía todo de internet y una que otra vez me esforzaba y daba resultado, siempre sin su ayuda, pero ya era tiempo de mirarle y decirle que le necesitaba ahora más que nunca.-Levántate, debo mostrarte una cuantas cosas, debes conocer a una persona especial.- mi artista agonizaba, en el suelo, con sus trajes raídos, su mirada triste, su cuerpo de un color grisáceo, y en un ahogado intento de decir algo que tiempo atrás me susurraba entre esas paredes en las que la encerré me dijo.-Hace mucho tiempo atrás, llena de vida me hallaba, creí que éramos una sola persona y yo irradiaba en todo tu ser, más un día decidiste dejarme, nunca supe la razón y ahora no quiero saberla, pues te diré, me abandonaste y así como lo hiciste aquel día así lo hare hoy yo.-su voz que alguna vez llegó a ser un dulce susurro, ahora solo era un amargo sonido metálico, y sin más, mi artista cerró los ojos y desapareció.
Miré el ático, me sentí sola, vacía y triste, no solamente desapareció mi artista, desapareció mi esencia, pero de ello fui consciente hasta este día.