Estaba muy por el fondo del infierno, me hallaba a lado de una caldera, hacia un calor inconmensurable, el corazón me latía de manera descabellada, el sonido que se escuchaba eran meramente plegarias de arrepentimiento, caminé un poco, las almas que vagaban por ahí, no podían verme, ni siquiera el guardián parecía notar mi presencia, la música macabra se hacia notar, las clemencias se escuchaban a coro de fatalismo y soledad, no había ni pizca de compasión, ningún aliento de esperanza, podía ver ante mis ojos los demonios de otros jugando con sus peores miedo, paseándose con sus sueños, destrozándolos una y otra vez, el camino era un páramo, mientras buscaba un lugar de tal vileza, le vi, era hermoso, tan lleno de vida y color, ahí estaba frente a mis ojos, un demonio con cara de ángel, tocaba el violín, tanta desesperanza y alegría al mismo tiempo, una especie de melancolía recorrió mi cuerpo, causándome un impacto electrizante, el aire olía a petricor , el alma se me arrancaba del cuerpo a cada tonada, le miré a los ojos al demonio y le pregunté.- ¿Cuál es tu nombre?-. El demonio se limitó a dejar de tocar y me miró, fue cuando supe que era el demonio del amor, tan bello, tan grácil pero tan cruel, me tendió la mano, se la tomé y me guío a través del infierno, me sentía bien en un principio, a su lado las plegarias eran simples lamentos, el infierno me pareció el mero paraíso, entonces justo cuando estábamos muy adentrados en este, me soltó y caí.
Miré el horror y el espanto, mi antiguo guía reía desde lo alto, bajé la mirada y vislumbre a todos los que habían sido guiados por él, marchitos, tenues, vacíos y tan faltos de ellos mismos, la tonada que antes era dulce, se escuchaba desgarradora.
Caminé un poco más, el aire que antes era caliente ahora era gélido, a cada paso que daba, mi cuerpo se volvía mas pesado, las risas del demonio del amor se escuchaban en cada recóndito lugar, almas marchaban fúnebres, yendo hacia la nada, tan grises. Intenté correr, pero las piernas no me respondían, así que seguí su paso, lento, cada recuerdo se desprendía de mi, desconocí la felicidad, el demonio, mi demonio favorito estaba sentado, con una expresión triste, me detuve a su lado, levantó la mirada y vi su sonrisa, lucia tan bello como siempre, mi alma era de él, y este lo sabia, reposé en él unos cuantos segundos, pero quien puede medir el tiempo en un lugar como ese, quizás fueron segundos o quizás eternidades, me tomó de la mano, y todo volvió a ser bello.-Ser yo no es tan fácil, enamorando a los humanos, creyéndome tan bueno, muchos han muerto en mi nombre y muchos más morirán por mi, detrás de toda esta belleza hay mera crueldad, soledad y tristeza.- La voz del demonio me asustó mucho, sonaba afligida y renuente, quise decirle que a su lado, mientras me tomaba de la mano todo era tan bueno, pero interrumpió mis pensamientos.-Mírate, embriagada de mi poder, sintiéndote tan feliz de que te tome.- Sus labios se tornaron en una curva de cruel diversión.-Si te suelto, serias una más de esas agonizantes almas.-Mi demonio, fue ahí donde comprendí todo, mi mayor debilidad, mi sueño, mi esperanza era el amor, el amor, jugaba conmigo de una manera descarada, quise soltarle la mano, pero algo me ataba a él, el demonio me miró.-Te has dado cuenta, pequeña alma, ¿puedes saber el dolor que puedo causar en ti?.-Me jaló hacia él, su cuerpo emanaba una especie de calor acogedor, quería perderme en sus brazos y dejarme ir, posé sus ojos sobre los suyos, los miró, sentí como mis emociones eran jaladas hacia fuera, era un dolor placentero y agonizador, mi demonio, me giró, sentí su aliento en mi cuello.-Puedo ser lo que deseas, el deseo que te dará muerte, por lo que te lanzarías al vacío.-Sus palabras susurradas en mi cuello, oh dolor!, oh placer!, quien puede decir si eres bueno o malo por naturaleza.-No intentes dejar que sea tu dueño, tu alma es tuya, disfruto jugar con ella.- Quise librarme una vez más de su mano, su tacto era dulce pero frío.-¿Quieres que te libere?, es que acaso no vez que eres mía, pero si ese es tu deseo.- Me liberó, de nuevo caí en la oscuridad.
Esta vez el lugar era meramente diversión, almas ataviadas de vestidos vulgares y tan poco comunes, caballeros con monigotes, en el aire se respiraba un olor a azufre, sin embargo se sentía una especie de emoción, almas a mi alrededor bailaban, en una divertida sonata, un impulso surgió en mi y me uní a ser parte de esta perturbadora escena, los pies retumbando el suelo, aplaudíamos en una especie de canción y todo paró.
El aire volvió a ser lúgubre, mi cuerpo se desprendió de mi, no había manera de que regresara a mi mundo, sabia que el infierno clamaba por mi, caminé, los demonios aun no me miraban, las almas me atravesaban como a todo lo que se interponía entre ellos y su condena, ¡Fácil es descender al infierno!, si tan solo hallara la manera de salir de tan ruin lugar, una vez más lo vislumbré a lo lejos, me acerqué a él y le pregunte.-Dime demonio, dime tu nombre.- Levantó la vista, esta vez se le miraba serio.-Eros, me llamo Eros, demonio del amor pasional-.quise que me tomara de la mano, solo con él podía sentirme mejor, como si volviera a mi la vida.-Sé lo que piensas, no lo haré, esta vez no tomaré tu mano, pero debes seguirme-. Le seguí en silencio, el camino se volvió gris, fangoso, el clima era distinto, más brusco, frío de a ratos y el resto caliente, como estar en una llamarada, me mostró una especie de luz azul verdosa, alumbraba una piedra, se sentó en ella, le seguí, me puse a su lado.-Mírame pequeña alma-.Sentí su mano en mi mejilla, quería perderme en sus ojos, tan negros con la vil oscuridad que todo comía a su paso.-Un pequeño toque mío te enloquece, ¿has pensado lo que se siente besar a un demonio?, podrías morir en el acto, podría consumir tu alma por completo con solo posar unos instantes mis labios con los tuyos y tú solo sentirías el aleteo de una mariposa, podría acabar con toda esta especie de sufrimiento.-Su cuerpo se acercaba al mío, sus brazos rodeaban mi cintura, el olor que emanaba de sí era embriagador, enloquecedor.-Pero por algo soy un demonio-. Sus labios estaban a nada de rozar los míos, podía escuchar a lo lejos el aleteo del que me había hablado, de pronto escuché una risa.-No lo haré, renunciaste a la vida, mi gozo será ver tu sufrimiento.- sus labios fueron hacia mi cuello, un acto meramente egoísta, sus labios eran hermosamente crueles, los recuerdos de felicidad, gozo y júbilo me fueron arrancados, dejaron de ser míos, quería que se alejara de mi, pero no podía, tan doloroso como placentero, tan culpable como esplendido, terminó de quitarme los recuerdos que aun conservaba.-No será la última vez que me veras, aún faltan eternidades por venir, hasta pronto querida alma, ahora vaga.- y una vez más caí en un sueño.
