Todos hemos pedido uno alguna vez en nuestra vida, esperanzados en que poco tiempo se cumplirían.
Y nada.
No pasa.
Pierdes esa poca esperanza.
Y lo sigues deseando en cada 11:11, cada vela de cumpleaños, cada estrella fugaz...
No quieres perder las esperanzas, no te quieres decepcionar.
Pero, al final, la decepción llega.
Tu sonrisa se apaga.
Observas un punto en la nada. Mientras, por dentro, lo sigues deseando.
Pero ya no como antes, no.
Lo deseas en voz baja.
Y quizás se nos dé por negarlo, pero aun lo hacemos con las mismas ganas que la primera vez que lo hicimos.
Y eso es lo único que permanece.
No queremos descansar hasta que:
a. Logremos que nuestro deseo se vuelva realidad.
b. La decepción sea gigante.
Puedo decir que después de tantos 11:11 que he esperado mirando fijamente mi reloj, después de tantas velas que he apagado después de que mi familia entone ''Las mañanitas'', después de tantas estrellas fugaces que contemplé desde mi ventana...
Hay veces en que ni una hora, ni una vela, ni un cuerpo celeste a miles de kilómetros te podrán cumplir aquello que tú anhelas...
Tendrás que luchar por ello, hasta lograrlo si así lo quieres o hasta que te canses y te rindas en la lucha...
Y estoy a nada de rendirme...
Pero no lo haré.
Seguiré en pie.
Conseguiré lo que me propuse.
Y tú, apreciable lector, espero qu tú también logres aquello que te propones.
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Susurros del Corazón.
RandomQuerida caja de notas: Serás la afortunada (o desafortunada) en escuchar cada pensamiento que cruza por mi mente. ☆Portada por: @santiagort927☆