Pasaron dos meses desde que Adrien y Marinette se "conocieron" y desde que aquella apuesta comenzó. Ella no tenía tantas ganas de verle la cara y menos después de esa foto tan provocadora, pero para el joven rubio era una tortura no tenerla en frente.
-¡Esto es una jodida pesadilla!-refunfuño Adrien aún sentado en su silla, Demian sólo lo veía con una ligera sonrisa.
-Tiene que ser paciente, es dueño de una de las empresas más importantes de Francia y eso viene con grandes responsabilidades.-Adrien rodó los ojos.
-Sabes que no me gusta esto, además necesito verla...
-Eres un caso perdido niño.-dijo mientras salía del lugar.
El ojiverde tomó su celular, necesitaba ver si la foto de perfil de su amada había cambiado.
Desde que él mando su foto, Marinette comenzó a cambiar su perfil muy seguido. En algunas dejaba ver parte de su cuerpo como el hombro, vientre, su escote y en pocos casos, salía con una falda muy corta y eso provocaba que cada una de esas fotos terminarán en la galería de este.-Veo que volvió a cambiar.-susurro para si mismo mientras ponía una sonrisa en su rostro.
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Marinette recién despertaba, el hambre era más fuerte que su sueño y nunca hay que ignorar eso. Se levantó con pereza para dirigirse a la cocina y preparar un desayuno de dioses.
-Veo que no tengo tantas cosas.-pronunció mientras revisaba la heladera.-necesitaré comprar comestibles...
Para ella hacer las comprar no era problema, la tienda estaba a tan sólo una cuadra de su casa. Se cambió con ropa sencilla y nada llamativa para luego dirigirse a su nuevo destino.
Los gemelos no volverían hasta la noche, y eso significaba que no debería que estar al pendiente de ellos; al menos por unas horas.
Luego de elegir cuidadosamente los productos y pagarlos, salio del lugar con cuatro bolsas con las cosas más deliciosas que existían en el mundo, según ella... Camino a su casa escucho como alguien la llamaba, reconocía aquella familiar voz, asique con mucha curiosidad se dio la vuelta para encontrarse con un viejo amigo de la secundaria.-Nath, cuanto tiempo.-pronunció la azabache mientras le mostraba una cálida sonrisa.-¿Qué haces por esta zona?
-Ando buscando departamento, algo más grande.-dijo firme y sin titubear. Algo en él había cambiado y eso le llamaba mucho la atención a Marinette.-¿Tu vives por aquí verdad?
-Si, aquí doblando la calle.-señaló mientras giraba medio cuerpo.- Solamente vine a comprar algunas cosas.
-Ya veo, ¿necesitas ayuda con esas bolsas?
-No hace falta, soy fuerte para estas cosas...-luego de pronunciar esas palabras, unos segundos de silencio se hicieron presentes. Marinette no sabia como seguir la conversación o por lo menos decir que ya debería irse, pero por parte del Colorado, solamente él no se había dado cuenta de aquella situación. Sus ojos estaban pegados en la mujer que tenía en frente, observando cada parte de esta maravillado.-Bien Nath, gusto en verte, tengo que volver.
-Claro, pero... ¿Me darías tu número?-dijo aproximándose más a la chica, claro estaba que ella ya se sentía extraña al lado de él. Idiota no era, ya sabía las intenciones del tomate.
-Todavía sigo teniendo el mismo número, nos vemos.-se dio la vuelta, y mientras caminaba sentía todavía la penetrante mirada. Dejó de sentirla luego de doblar la esquina.
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-¡Bastian te dije que pararas!-dijo su gemela mientras intentaba alcanzar su celular-. ¡Le diré a la tía!
-"Le diré a la tía"-pronunció el chico burlón-. Hermanita, no te aguantas ni una simple broma...-le devuelve su móvil.
-Y sabes que no me gusta que toquen a mi bebé.-dijo mientras abrazaba a su celular. Su hermano al ver tal acto no tardó en reír mientras se acercaba a su hermana.
-¿Y a mi no piensas en darme aún que sea un abrazo?.-estiró los brazos con un puchero.
-No debería, me jugaste una malvada broma...-se cruzó de brazos desviando su mirada, pero quería seguir viendo el puchero que su hermano le hacía. Para ella era demasiado tierno verlo hacer eso, tanto que terminaría accediendo a las peticiones de este-. ¡Dios esta bien!-extendió los brazos-. ¡Sólo porque ese puchero es una de mis debilidades!
-Lo se, por eso lo hago tonta.-se tira en los brazos de su gemela.
Ambos se abrazaron un rato, ellos disfrutaban de su compañía y separarse era casi imposible. No pueden vivir sin el otro, y quienes se toman la molestia de mirarlos por unos segundos, se dan cuenta de la conexión entre ambos.
-¡Así que aquí estaban!- dijo una castaña de ojos café mientras entraba a la habitación y colocaba sus manos en su cintura. Ambos niños aún abrazados miraron con una sonrisa.
Se encontraban sentados en la cama de su tía, Clara; a ellos les encantaban ir allí para dejar descansar a Marinette después de una semana agotadora.
Por otra parte, Clara es la hermana menor del hombre que para ellos, alguna vez fue "el mejor padre del mundo". Después de la muerte de Sabine y la depresión de su hermano, ella tomó la responsabilidad de ayudar a su amada sobrina con ese par de niños hasta que cumplieran la mayoría de edad... Sabía que no podía dejar a una chica que recién comienza su vida cuidar a dos niños que recién empezaban a conocer más el mundo desde cierto lugar.
-Tía Clara, ¿llamaste a Marinette?-preguntó la pequeña.
-Si, ella esta bien...-se acomoda en medio de los gemelos y estos se acercan a ella-. Ella preguntó si quieren quedarse a dormir aquí.
-¡Si queremos!-dijeron al mismo tiempo-.Quiero que mi hermana descanse bien-terminó por decir el chico.
-Lo se Bastian, te preocupas mucho por ella...-beso su frente.-Bien, ¿ahora que les parece hacer algo delicioso para la merienda?-los niños se emocionaron al escuchar esas palabras, asique sin nada que se les crucé en su camino fueron a la cocina mientras jalavan a su tía.
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-¿No tengo nada más que hacer?-levantó su rubia ceja.
-No, eso es todo por ahora..
-Esta bien, ahora tengo que decirte algo.
-¿Qué es?-preguntó dudoso, sabía que Adrien podría decirle cualquier cosa solamente para salirse de su trabajo.
-Me tomaré una semana de vacaciones y tu tambien...-sonrió alegre de su decisión.
-Adrien, ¿sabes lo que significa tomarte una semana de vacaciones?-se cruzó de brazos esperando una respuesta que no tuviera nada que ver con la azabache.
-Si lo se, no puedo dejar la empresa sola pero se que todos pueden hacer las cosas sin mi.-dijo aún estirandose en su silla-. Pero sabes muy bien que me la paso aquí todos los años, me haré viejo más rápido si no aprovechó mi juventud ahora.
-"Esto me pinta raro"-pensó-. ¿Quieres atormenta durante toda una semana a la pobre chica, no es asi?-dijo molesto.
-"Me cacho"-pensó el rubio mientras trataba de inventar otra cosa para decirle, pero se daría cuenta otra vez del engaño porque Demien sabe cuando le miente o no.
-Se que me mientes, te conozco mocoso...-suspiro-. Esta bien, nos tomaremos la semana pero quiero que vengas a la empresa sólo para ver como andan las cosas.
-Lo prometo.-levantó una mano.- Lo juro por mi honor de macho pecho peludo.
-Pues ni te molestes en jurar idiota.-se encamino hacia la salida, pero antes de cerrar la puerta por completo echo a reír como nunca; dejando al pobre Adrien dudoso de aquel comentario...
-¡Hey maldito anciano!-grito. Comprendió el significado de aquella frase, y durante unos minutos se quedó viendo en un punto fijo, pensando en cuál podría ser su venganza contra aquel viejo...
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¡Domando A La Fiera! ||Adrianette||
Fanfic"El destino la puso en mi camino." Prefiero decirlo así antes que pensar el verdadero motivo por el cual la conocí.