Cápitulo Uno

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No basto a que, los ahora padre e hija, arribaran el aeropuerto para que Matthew fuera parado por miles de personas. Todos querían fotos, autógrafos, o simplemente saludarlo. Algo había invadido el interior de Zun ¿Eran celos? No ¿Qué era entonces? Segundos después descubrió de que se trataba, se sentía acorralada, encerrada ¿A caso se tendría que acostumbrar a vivir huyendo de la prensa? Su padre, al notar su nerviosismo, le aclaro que los fans no eran exactamente lo que a el le molestaban. Zun era una chica inteligente y no le tomo ni un minuto comprender a que se refería. Los fotógrafos, esos que vuelven locos a todos, los que invaden la intimidad de todos por algo de dinero era a lo que se refería su padre. Cuando finalmente terminaron de hacer los trámites de migración su padre la guio a la sala de espera. Zun estaba por tomar asiento cuando su padre le hizo señas para que le siguiera. Ella sin comprender mucho le siguió. Llego a donde se encontraba y repentinamente quedo sorprendida. Matt tenía una tarjeta de acceso para la sala vip, pero no era cualquier sala. Era la sala diferencial de la aerolínea, aquella individual que le suelen dar solo a figuras políticas de alto rango. Zun estaba estupefacta, y ella creía que volar en primera clase era lujo, bueno eso si era algo a lo que estaba acostumbrada. Ambos entraron. Había algunos sillones, una mesa llena de comida y tragos, como así también muchas revistas. Zun no lo dudo ni un momento y tomo asiento en los cómodos sillones individuales. Unos minutos después la puerta sonó y por ella entraron dos hombres vestidos de negro. No, por favor no, todo menos esto; se dijo Zuni en su mente sabiendo perfectamente de quienes se trataba.

—Zuni. —Dijo su padre haciendo que alzara la vista—.

— ¿Si?—pregunto inocentemente—.

—Ellos son Tom y Charles…—dijo señalando a cada uno— Tom se encargara de tu seguridad el tiempo que estés conmigo, porque veras, tal vez aquí no pero…

—Allá tus fans…

—No, los fans no —suspiro— Los fotógrafos…

— ¿Pueden ponerse algo irritantes? —termino por el la frase—

—Sí, es exactamente eso. —sonrió de lado, eso hacia que sus ojos azules se vieran perfectos—.

Por fin comprendía de quien los había heredado, una punzada invadió su ser cuando recordó la mentira de su madre. Cuando era pequeña, como cualquier niña, le había preguntado por sus ojos. Su madre le había respondido con evasivas, pero ante las constantes insistencias de su hija cedió y le dijo que la hermana de su abuela tenia los mismos ojos que ella. Cuando la pequeña Zun le pidió una foto, ella respondió que no tenía ninguna. Mentiras, eso era lo único que encontraba Zun al recordar cualquier cosa, aunque fuera insignificante, que había sucedido en su vida. Pero algo si era claro, su cabello rubio y dorado naturalmente planchado lo había heredado de su madre porque no se asemejaba en nada al azabache carbón que poseía su padre.

—Tom está entrenándose, es por eso que es tan joven. —Dijo mirándolo de reojo— Cualquier equivocación que pueda comentar me la comentas a mi o a Charles que es responsable de su entrenamiento.

—Está bien, no te preocupes —no sabia si resistiría esto, apenas llevaban dos horas y ya quería lanzarle algo— Creo que no será necesario. No quiero guardaespaldas.

—No es tu decisión. Tu madre ha estado de acuerdo así que no hay nada que hablar. —Zun quedó gratamente sorprendida, más allá de que su recién descubierto padre no tenía experiencia. Lo sabía por algunas revistas que había leído. Era bueno poniendo límites y actuando como padre—.

—Bien. —más allá de que se sentía extrañamente orgullosa de él su alma adolecente le llamaba a desafiarlo, así que se paró y se alejó de el—.

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