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Viajamos de vuelta al hotel después del difícil partido contra el Udinese. Nos lo habían puesto realmente complicado, marcaron en el primer tiempo y no conseguimos remontar hasta el minuto 60. Con una maravillosa asistencia de Paulo y un remate de cabeza de Bonucci. Menos mal que teníamos a estos dos. Pero no voy a quitar mérito al equipo rival, nos complicaron el partido. Miraba mi teléfono atenta a cualquier cosa que pudiera pasar, un mensaje de Sarah, de Gerard… De quien fuera. Miré a Paulo, estaba serio, con los cascos puestos y con la mirada en la carretera. Me mordí el labio y me quedé mirándole. Subí una pierna y le di con el zapato en la mejilla con cuidado, él al principio se asustó pero luego me miró y me sonrió, pero su cara seria volvió al momento. Miré a la ventana y luego me puse de rodillas en el asiento buscando a alguien que me dijera qué le pasaba a Dybala, pero nadie sabía nada. Estupendo. 25 jugadores y nadie sabe absolutamente nada de lo que le pasa a este hombre. Me volví a sentar en el asiento y me quedé mirándole de nuevo. Le quité los cascos y le cogí de las mejillas para juntar mis labios con los suyos pero no me respondió el beso y se alejó de mí. Me quedé cortada en el asiento y me levanté para ir a sentarme atrás del todo. Me senté al lado de Marko y me quedé mirando a mis piernas.

-No me ha devuelto el beso.

-¿Qué?

-No sé qué le pasa. Pero no me ha devuelto el beso y siempre lo hace. -le miré.

-Pero Helena…

-No, escúchame. Desde que empezó esto, nunca, nunca me había negado un beso, como si tenía que estar él besándome un rato para que le respondiera. Yo lo haría pero él nunca. Y eso solo puede decir una cosa. Que no quiere estar conmigo más.

-No vas a liarte la cabeza ahora con todo esto. No. Sabes que a Dybala le gustas, él te gusta, pero parece que os gusta complicaros la vida. Así que nada de esto. Será por el partido, déjalo un poco solo, ya verás como no es nada.

Llegamos al hotel y me fui directa a la habitación. Me duché y luego salí para tirarme en la cama y no hacer nada. Dormiría todo lo que pudiese y ya luego lo prepararía todo para la vuelta a Turín. Estaba tirada en la cara cuando sentí que picaban a la puerta, me levanté y abrí la puerta encontrándome con Paulo, me volví a tirar en la cama cuando le dejé entrar en la habitación. Se sentó a mi lado y me giré para que me dijera qué pasaba.

-¿Vas a decirlo de una vez? -le dije impaciente.

-Nos vamos a Nápoles mañana.

-¿Qué? ¿Paulo cariño que te has tomado?

-Mañana viene el Madrid, juegan en San Paolo, así que he decidido llevarte al partido. -me senté rápidamente.

-¿Estás de coña? Me estas jodiendo ¿enserio?

-Si te lo digo es por algo ¿no crees?

-Ay mi madre.

En ese momento le cogí de los hombros e hice que se cayera de espaldas en el colchón y al momento, y de forma muy extraña, le abracé. Él acabó cogiendome de la cintura y terminamos los dos en mi cama tumbados, yo abrazada a su cintura y con mi cabeza en su pecho y nuestras piernas entrelazadas. No puedo negar que estaba muy cómoda así y acabé durmiendo en sus brazos.

***

Nos levantamos temprano el lunes para poder viajar a Nápoles. Menos mal que tenía alguien que había vivido más tiempo en Italia y podía llevarme de turismo un poco por la ciudad, porque le dejaban hasta el martes de descanso, el miércoles debía volver a entrenar, pero como digo yo, en dos días puedes ver una gran parte de la ciudad. Fuimos al aeropuerto y tuvimos que esperar un poco antes de poder entrar al avión en dirección a la ciudad. Cuando pudimos entrar al avión y estuvimos sentados una duda llegó a mi mente.

Torino |Paulo Dybala|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora