capitulo 2

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Bajo la lluvia

Cuando fui a los calabozos en busca de dichos dragones, me encontré al final de las escaleras con un abismo descomunal, era muy oscuro sin embargo se sentía una calidez muy acogedora, como si se tratase de una chimenea en mitad del invierno, solo me senté allí a esperar a que surgieran, pero pareciera que no había nada, sin más me deje caer al abismo esperando encontrarlos, no me importaba mi vida solo quería dar con ellos.

Pude sentir como algo me tomaba en brazos sacándome del abismo mientras rompía el techo de aquel oscuro calabozo, era el dragón mas esplendido que vi en mi vida, sus escamas eran mas blancas que la nieve, brillaban de una manera tan sublime ante el sol de aquel tempestuoso de invierno. De repente emergieron otros dos dragones mas pequeños que el primero de colores negro y el otro de gris, pero se veían mas maltratados que el gran dragón blanco, tarde me percate que estaba en las nubes con aquellas bestias imponentes, que se me acercaban como si quisieran devorarme de un bocado, rugiendo mientras exhalaban fuego y azufre, pero a diferencia del primer dragón que vi ellos no me atemorizaba, pero aun así, me aferre al dragón blanco sus garras para no caer.
Se sentía bien el frío a esa altura y la nieve parecía brillar tanto como aquel dragón blanco. Al verme directamente a los ojos se limito a exhalar un poco de vapor y dar un pequeño rugir.

Sin mas me dejo caer, mientras los otros dragones bajaban en picada, el dragón negro me tomo entre sus garras y subió conmigo de nuevo al cielo, para dejarme caer nuevamente, fue así por un breve momento solo jugaban conmigo, como si se tratase de una muñeca de trapo, al dejarme caer nuevamente el dragón gris me tomo cual águila toma una pequeña ave, para luego aventarme a una corta distancia sobre el suelo lleno de nieve. Mi corazón estaba a punto de romperse por el miedo que sentí al caer al suelo, quería llorar, pero no pretendía mostrarme débil ante las bestias que descendían del cielo lentamente.
Tenia tanto miedo, pero ellos no parecían ser malos, solo me observaban con curiosidad, cómo si nunca hubiesen visto a una niña.
-Que eres?-
me pregunto el gran dragón blanco acercando su majestuosa cara hacia mi.
-no pareces ser una niña-
dijo el dragón gris algo engreído.
Solo los mire sin decir nada, con mi corazón en la garganta del temor intenté responder.
-yo...yo, no lo se-
dije susurrando muy bajo mientras bajaba la cabeza.
-Acaso ella pudo entendernos?- dijo el dragón negro algo temeroso.
-Calla insolente -
replicó el gran dragón blanco.
-como osas a huir tan patéticamente de una pequeña niñita ?-
digo con una voz imponente que asta el mismo cielo temblaba.
El dragón gris quién solo se limitó a verme y a olfatearme pregunto
-

acaso ella es?-
con duda mira al dragón blanco quién solo guardo silencio. No pude soportarlo y rompí en llanto, extrañaba a mi padre y a mi nodriza, quienes fueron los seres que más ame cuando fui niña, la lluvia al igual que en la ocasión anterior no se hizo esperar, sola rodeado de esas magníficas bestias mi pobre corazón ya no resistió y caí de nuevo al suelo, queriendo sentir un abrazo y unas palabras que me calmaran.
Quería morir, gritar, que ese mal recuerdo terminara, pero tal parecía que el cielo se expresaba mi dolor.
De repente pude sentir ese abrazo que mi frágil ser anhelaba, la lluvia le dio un significado especial, un sentimiento de paz en mi interior.
Al percatarme que sentía unos brazos rodeándome me separe rápidamente para ver quién me abraza, para así poder ver a un joven adulto de aspecto agradable, con una cabellera blanca larga y abundante acompañado de dos niños un poco mayores que yo, pero no vi a los dragones que estaban estaban conmigo hacia un momento
-por lo general los dragones no nos mostramos así-
dijo el joven de cabello blanco, mientras me abrazaba nuevamente.
Ellos, esos tres dragones, ese día se convirtieron en mi familia,una familia incondicional, que nunca dio su brazo a torcer.
Ese mismo día volvimos a los escombros de mi antigua casa, casi todo está mojado por aquella incesante lluvia, esa hermosa lluvia que me dio una nueva familia.
Porque por primera vez en mi corta vida pude sentir el valor de hablar.
La verdad no se porque, nunca hable antes de eso, quizás era inseguridad o miedo.
Después de eso arreglamos un poco las paredes y puertas, los techos y parte de la cocina.
Al llegar la primavera los campos se inundaron de bellas flores y conejos, un aroma que me daba paz y calma, a medida que el tiempo pasaba aprendí a cazar a cuidarme, ya que los dragones no permanecían mucho tiempo conmigo, durante el día siempre se marchaban y en la noche llegaban con ciervos y ovejas para comer.
En ocasiones mis recuerdos me agobiaban y mi tristeza volvía y con ella la lluvia, creía que mis emociones manipulaban el clima,pero era solo si me sentía triste, pues siempre se nublaba el cielo y las ventiscas eran fuertes. Admito que la melancolía era mi sentimiento mas preciado que tenia en ese entonces, mi felicidad solo llegaba con la arribada de los dragones, quienes siempre se mostraron ante mi en su forma humana, ya que después de encontrarme con ellos tuve muchas pesadillas con dragones, el gran dragón blanco desde un inicio se llevo toda mi atención, no solo por su apariencia, sino por su manera de actuar ante mi. Siempre fue como un hermano mayor, tan gallardo y educado cual príncipe,  no parecía que fuese un dragón.
A cambio de eso los dos dragones pequeños solo parecían niños arrogantes. Esos dos que siempre estaban con el gran dragón blanco, quienes me molestaban por ser pequeña y débil, pero aun así me ayudaban cuando los necesitaba.
En secreto les puse nombre, kuro sera el dragón negro y usui el dragón gris, pero el dragón blanco nunca le puse un nombre, tal vez porque no sabia que nombre le quedaría.
Recuerdo que en el inicio de el caluroso invierno enferme de gripe, no era capas de salir de la cama y usui se quedo a cuidar de mi, ya no parecía ser tan arrogante, su manera de actuar cambio por completo, parecía ser de mi misma edad pero su fuerza y resistencia me triplicaban a mi.
Esa noche debido a ala fiebre alta tuve alucinaciones con mi pasado, lo cual me hizo salir huyendo de casa.

Esa noche debido a ala fiebre alta tuve alucinaciones con mi pasado, lo cual me hizo salir huyendo de casa

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