Capitulo 3

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En estado salvaje

Llovía de una manera descomunal, la noche era cada vez mas fría, recuerdo que camine sin rumbo alguno somnolienta por el bosque.
Al llegar a un pequeño claro en el, me percate que no estaba en casa, mis pies dolían y mis ropas estaban empapadas. Aun sabiendo que estaba perdida estuve calmada, sin moverme, solo viendo la luna que lucia radiante en el cielo nublado.
Recordé que el gran dragón blanco me dijo una vez.
-si algún día te pierdes, mira la luna, ella te guiara a nosotros -
Así que que la observe, cuando mis oídos se percataron de un ruido.
-Es tan hermosa - dijo una voz extraña.
Me causo una gran curiosidad, pues ha mi alrededor parecía como si no hubiese alguien, asta percatarme que un lobo negro me miraba desde un arbusto. Mire a la luna y oí de nuevo esa voz.
-Hola dije acercandome un poco.
-Has sido tu quien me ha hablado?- pregunte a la vez que intente tocarlo.
Era extraño ya que mis manos no lograban tocarlo, pero podían sentir su calidez. Solo se quedo allí observándome, viendo el interior de mi alma con sus grandes ojos de color carmesí.
-Que haces tu aquí?- dijo de manera arrogante al tiempo de duplicar su tamaño.
Sin embargo en sus ojos se lograba notar la gran soledad de su alma. Su pelaje parecía ser un fuego de llamas negras intensas.
-me he perdido- respondí viéndole a los ojos.
-Tu no deberías estar viva, tu sola existencia es un peligro para la existencia de criaturas oscuras - Dijo entre gruñidos de una forma cada vez mas agresiva.
No sabia de que hablaba, aun no entendía mucho de mi origen, del porque lograba entender esas criaturas o el porque no me causaban temor.
El lobo solo se quedo viéndome, esperando mi respuesta. Pero solo nos quedamos en silencio.
-acaso no sabes quien eres?- pregunta al volver a su tamaño, al ver que quede en silencio mientras sostenía mi mirada a el.
Yo no lo se- respondí sonriente.
En ese instante me percate que la mañana había llegado, el frío matinal me mantenía congestionada y mi cuerpos se sentía entumecido.
Pero al ver al lobo nuevamente me percate que este estaba cada vez era  menos visible.
Como es posible que seas tan linda?- Dijo al acercar su nariz helada a la mía para posteriormente desaparecer.
Sin saber que hacer ni a donde ir, decidí buscar una salida del bosque, quería abrigo y algo de comida. Intente buscar algo mientras salia del bosque, pero solo encontré una vayas, quería algo de carne, vi unos conejos que no logre alcanzar, termine rasgando mi vestido y arañando mi piel.
Fue así que termine en un pequeño pueblo, era tan silencioso, lleno de gente egoísta y avara. Muchas de esas personas que lograron verme solo me ignoraban, continuaban su camino con arrogancia.
Al adentrarme en aquel pueblo note que en el centro de este estaba una pila de escombros atados con enormes cadenas, resguardado por unos pocos hombres de armaduras oxidada.
Las personas parecían evitar esos escombros, lo cual llamo mi curiosidad. Esos hombre que resguardaban el centro del pueblo   mostraban mas de 90 años, lucían enfermos y demacrados, incapaces de mantenerse en pie.
Pero esa pila de escombros seguía atrayendome, tenia algo adentro que encendía mi corazón.
Todo el pueblo estaba en silencio, los mormuros eran casi imperceptibles, era como si todos tuviesen miedo de provocar algún ruido. Continúe caminando hacia el centro, tenia que ir allí, tenia que saber que era lo que cuidaban, así que me acerque lentamente, asta que estuve frente a uno de esos ancianos de armadura oxidada. Parecía ciego, pues sus ojos se veían blancos y sin vida, llegue a creer que eran muertos vivientes cuidando la entrada al mas allá, pero al acercarme mas a esa pila de escombros supe que no era lo que creía.
Sentí como algo tibio recorría mi brazo izquierdo, seguido de un fuerte dolor. Ese anciano que se veía tan débil me dio con su espada mientras se movía con agilidad para dar la siguiente estocada, con la que finalizaría mi existencia.
Caí al suelo al ver tanta sangre en mi brazo, recordé como ese dragón de hace tantos años atrás acabo con la existencia de aquellos hombres.
-kyaaaaaaa!- grite al ver como ese anciano se abalanzaba sobre mi.
Al oírme gritar todos parecían asustados, el anciano se detuvo con pavor, sus movimientos cambiaron, parecía mas  torpe. En ese instante el suelo se sentía con la misma calidez que la puerta del establo. Todo el pueblo quedo paralizado, la pila de escombros se sentía cada vez mas cálida.
Allí estaban, el gran dragón blanco y los otros dos, los cuales no dudaron en arrebatar la vida de los ancianos que resguardaban los escombros, el gran dragón blanco me tomo en sus garras al mismo tiempo que incendiaba las ruinas, todos corrían gritando para todos lados.
-no entiendo, que pasa?- digo sujetando las enormes garras del dragón.
-Estos humanos se atreven a desafiar fuerzas que no conocen, mira  no tienen piedad de ellos mismos y aun así pretenden controlar todo aquello que los rodean - dijo mientras quitaba con unas de sus garras parte de los escombros.
Allí en el centro de los escombros  se encontraba una roca rojiza, se veía maltratada.
-ten, cuidalo mientras acabo con esta escoria - dijo el dragón mientras me dejaban en el centro junto a esa roca gigante y extraña.
La roca estaba tan fría como el hielo de invierno, pero el suelo estaba cálido.
En ese momento note que solo habían hombres, ni una sola mujer o niño, ví como los dragones acababan con todos en ese lugar, parecía como si el tiempo pasara lentamente frente a mis ojos, de repente sentí que  la roca se movía entre los escombros.
-se mueve! ¿Que hago?!- exclame al gran dragón un poco asustada.
- alejate de el pero no lo dejes solo - contesto. Mientras se acercaba a la roca.
Nuevamente lanzo fuego sobre la roca y los escombros a tal punto que todo parecía fundirse junto a la roca que no paraba de moverse. Cuando todo estuvo en silencio nuevamente y solo se oía las brazas ardientes que cubrían los escombros, la roca empezó a quebrarse, era uno de ellos, otro dragón. Creía que los dragones ya no existían, creía que solo eran tres, pero al parecer aun hay más.
Este dragón era diferente su color era negro, pero ante el sol parecía que brillara de un color rojo, sus escamas parecían maltratadas aun acabando de nacer, era un poco mas grande que un perro, un poco mas grande que el lobo.
-Necesito ponerles nombre, tal vez así tenga una familia nuevamente.
Quizas aun puedo sanar esa parte que aun duele en mi interior- pense para mi misma mientras veia la forma tan amena en que los dragones  trataban al nuevo miembro de la manada.

Quizas no era de su especie, pero me sentia segura conviviendo con ellos, sentia que no habia brecha entre mi especie y la suya. No sentia el miedo que me atormentaba cada vez que estaba rodeada de humanos, no intentaban pisotear a otros de su misma especie.


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⏰ Última actualización: Jan 31, 2022 ⏰

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