Y no pudo evitar mirarlo. Se fijó instintivamente en su pecho. Sus pezones se llegaban a ver claramente a través de su camisa que aún se encontraba mojada y apegada a su cuerpo. Éstos se encontraban completamente erectos. ¿Y si ponía uno de ellos en su boca?
Joder, la idea se le hacía muy apetecible. Él se le hacía muy apetecible. Y esas piernas... Mierda. Un semáforo de nuevo. Detuvo el auto y miró como pudo aquellas deliciosas piernas cubiertas por unos jeans extremadamente ajustados, sin hacer ningún comentario al respecto.
Al mismo tiempo, JiMin logró cruzarlas, logrando así que sus musculosos muslos se marquen a través de la tela de su pantalón. YoonGi tragó saliva. Se estaba calentando. Y lo siguiente que haría él lo terminaría tensando aún más. Lo vio acomodarse en el asiento mientras tiraba su cabello hacia atrás gimiendo por el cansancio, cosa que él no pudo pasar por alto, cosa que hizo que una vibración viajase directamente hacia su ingle. Algo presionó los pantalones de YoonGi. Una erección.
Sí, el calor estaba subiendo a través de su cuerpo y no lograba pensar que él tal vez lo hacía a propósito. De pronto, JiMin soltó dos botones de su camisa.
Joder.
¿Qué hacía? ¿Por qué lo hacía? Lo estaba desesperando demasiado. Muchísimo... Perdería el control en menos de lo que esperaba si él seguía con ese estúpido plan. ¿Jugaba con él? Mejor que no supiera lo que YoonGi era capaz de hacer, si se lo proponía, si él se lo pedía... Le podría estar abriendo las piernas ahora mismo.
Notó por el rabillo del ojo como una traviesa gota de agua que permanecía en el cabello de JiMin hacía un recorrido por su mejilla, acariciando su cuello, para perderse más allá de lo que sus ojos podían llegar a ver.
La luz del semáforo dio verde de nuevo. YoonGi condujo rápido ésta vez, JiMin pudo sentir la velocidad aumentar. Se volteó a mirarlo, su pierna derecha apretaba con fuerza el acelerador. Y todo eso... No hacía más que exitarlo. Había estado haciendo muchas cosas para llamar la atención de YoonGi. Quería inquietarlo, y no tenía idea del por qué. Quizá sólo se debía a que era lo suficientemente guapo y había llamado su atención. Pero, ¿no se atrevería a nada más? Volvió a abotonarse la camisa.
Tiró su cabello para atrás, otra vez, dejando que el otro inhalara el dulce olor que su cuerpo desprendía en tan sólo pequeños segundos.
Y YoonGi se lo imaginó todo. Joder, sí, sí, sí. ¡SÍ! Le tenía muchas ganas, aún más después de haber sentido el perfecto aroma que su acompañante desprendía. No dudó ni un segundo en lo que sentía, no veía el momento de llegar a su casa, verlo dormir en su cama, y aunque no pudiera follarlo, él mismo se haría el favor de satisfacerse.
Jimin ahora revolvió su cabello. Una vez más, él tuvo la oprtunidad de sentir su delicioso perfume. Había sido todo.
—¿Quieres parar de hacer eso?—detuvo el auto. JiMin giró su cabeza.
—¿El qué?—
—Me estas provocando.—dijo con descaro.—
—Pero que... ¿Qué dices?—preguntó fingiendo estar indignado. Sabía perfectamente lo que había estado haciendo.
—Eso nene, me estás provocando. Y mucho.—le dijo. Lo miró a los ojos. JiMin entre abrió los labios. ¡Vaya! Había logrado su cometido.—¿Crees que no me he dado cuenta?—el menor se mordió el labio, una auténtica manía que volvía loco hasta al más santo.
—Yo... Yo no quería.—murmuró sin procesar las palabras en su mente antes de soltarlas.
—Ya.—YoonGi cerró los ojos, apretó el volante de su auto con fuerza.
El edificio de su apartamento estaba justo en frente de él. Sus músculos se tensaron y las fantasías se volvieron más fuertes. Lo había deseado desde que lo había visto en aquél banco. Lo deseaba muchísimo. Toda su mente y su cuerpo se lo estaban diciendo. Lo quería en su cama, desnudo, gimiendo. Lo quería envuelto en llamas mientras lo follaba con una fuerza brutal. Su erección crecía y sus ganas mucho más.—No tienes que decir nada.—sus muslos se tensaron. Tuvo que hacer un gran esfuerzo para soltar el volante y controlarse a si mismo.—Es sólo que... No lo sé.—mojó sus labios.—Me encantas.
JiMin tragó saliva.
—Acabas de conocerme.
Vaya, ese detalle se había escapado de sus manos. Para JiMin, era la primera vez que se veían. Pero no para él.
Las manos de YoonGi tocaron las piernas de JiMin. Subiendo desde su rodilla hasta el límite de sus muslos. Tocandolo todo. El de cabello rojizo no hizo nada al respeto para detenerlo, al contrario, se dejó hacer por él.
—¿Y qué? ¿No puedo decir que me encantas por eso?—murmuró él, con una voz ronca que hizo que JiMin se diera cuenta del estado en el que se encontraba.
Una vez más, volvió a tocarlo, de arriba hacia abajo, sin temor a nada. Sin límites. Pero sus manos ésta vez llegaron más allá. Tocando así primero las caderas y siguiendo por su torso, sintiendo bajo éstas los abdominales del contrario. Lo miró. Estaba rozando sus pezones. Subió más, llegando hasta su cuello, caliente. Caliente por él, se lo acarició y apartó un par de cabellos que se encontraban sobre su frente, para ésta vez aplastar su nunca con sus manos y atraer su rostro hacia él. Sus bocas a centímetros de distancia. Sus alientos ya podían tocarse.
—No...—murmuró JiMin. Envuelto en una nube de lujuria.—No, YoonGi, yo...—
—¿Tú...?—lo dejó hablar. Observando la comisura de sus labios. Deseando tan fervientemente comerse esa boquita.
—Es que...—
—¿No quieres?—
—Acabamos de conocernos.—
—Podemos conocernos mejor.—lo besó en la boca. JiMin cerró los ojos al sentir el acogedor aliento del contrario abrazar el suyo. Los labios de YoonGi se movieron, lento... Muy lento. Un movimiento tan sensual que hasta el mismo JiMin se calentó aún más. Estaba jugando con sus ganas. El labio inferior de YoonGi quedó entre sus labios, los mordió. El castaño le abrazó la cintura con fuerza. Su respiración agitada hizo que JiMin se tensara. Era demasiado como para poder sobrellevarlo. Demasiado como para poder prohibirselo a si mismo.—Déjame ésta noche, por favor.—le rogó él. JiMin asintió casi al mismo tiempo. No podía negarse, no quería. No deseaba negarse.
YoonGi... Era más que una simple tentación.
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TENTATION (Yoonmin)
FanficNunca pensó que enamorarse le costaría tan caro. Cr: a quien le pertenezca.