Bokuaka're the Type of Parents

q u i n c e

Cuando Hikari era pequeña (supongamos unos seis meses), Akaashi viajaba en la parte de atrás del auto, para atender a Hikari cada que llorara.

-¿Estás seguro, Akaashi?

-¿Por qué no Koutarou?

-Si yo cuido a Hikari, solo una vida está en peligro; pero si yo conduzco, tres vidas están en peligro.

-No seas dramático, Bokuto, has practicado últimamente; además yo confió en ti -lo abrazó-. Vamos, entra, que llegaremos tarde.

-...bueno...

(LA AVENTURA COMIENZA, ahre.)

Se cruzaron los cinturones, Bokuto suspiró. Y nada.

-¡¿Qué haces? Pon la llave, Bokuto! -gritó Akaashi.

-Lo siento, lo siento.

Encendió el motor.

-Vamos, pisa el acelerador, por a calle oeste, tres cuadras y gira a la derecha, ¿recuerdas?

Trató de sonreír, pero no pudo por los nervios. Simplemente empezó a conducir.

Todo tranquilo, estaban casi a mitad del trayecto. De pronto, Hikari empezó a llorar, pero con un grito. Bokuto paró en seco. Akaashi estrelló a cara contra el asiento delantero. La silla de Hikari voló un poco, también.

Silencio.

Hikari rió.

-Bokuto...

-Perdona, Akaashi, es que estoy demasiado nervioso.

Y como era de esperar, se largó a llorar. Akaashi se pasó al asiento delantero.Puso una mano en el hombro de Bokuto y dijo:- Ya, no llores, te entiendo, está bien. Yo conduzco, tu cuida a nuestra niña, ¿sí?

-No, yo conduzco. Esto me pasa solo porque Hikari está aquí, sabes que manejo con normalidad en otras situaciones. Lo haré.

*Lo siguiente hasta llegar a destino fue: Bokuto trató de esquivar un pozo y chocó un basurero. Akaashi y él discutieron hasta que el menor tomó el volante. Bokuto no soportó el llanto de Hikari y también se puso a llorar. Akaashi paró y calmó a los dos. Bokuto condujo. Cuando aceleró bajó la ventanilla y sacó la cabeza (para "sentir el viento en su rostro", sacando la lengua como un perro) y olvidó que estaba manejando. La gente los esquivaba y Akaashi solo se tapaba los ojos y abrazaba a Hikari. Le gritó un poco a Bokuto hasta que volvió todo a la tranquilidad. Milagrosamente llegaron sanos y salvos. Excepto que Bokuto olvidó cerrar su ventanilla y cuando volvió su billetera ya no estaba.*