JUMEIRAH

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Jumeirah fue un reino que existió hace muchísimos años, antes siquiera que cualquier hombre pisara Europa, pero después del primero en nacer, antes de que siquiera se fundara Babilonia, pero después de que sus colonos llegaran a ella, antes de Ala , pero después de sus mandamientos, antes de todo, después de todo.

"Jumeirah unida, Jumeirah grande, Jumeirah por siempre"

Me encantaba esa ciudad, mi ciudad, aquella ciudad construida sobre falsas islas, era bella, muy bella. Cualquiera que llegara a verla se quedaba hipnotizado por ella , tan bella que en lo que mas destacaba era solo en su belleza muy por encima de su ejército o economía. Pero después de que nuestro rey no aceptara un tratado comercial con los mesopotámicos, su rey enfureció tanto que nos declaro la guerra.

Aun no nos han atacado pero creo que lo harán pronto, ya han instalado sus islas de madera cerca de nuestras costas y he visto que cada vez llegan mas y mas barcos enemigos, muy probablemente con armas. Yo, soy el general Khalid Ghaffar, y comando al ejercito del reino de Jumeirah y mi misión, ordenada por el mismo rey, es acabar con las tropas mesopotámicas.

Un dia llego Bashir (mi soldado) muy alterado al campamento, me dijo que unos barcos se acercaban muy rápidamente a la costa por el noreste. De inmediato avise a mis hombres y nos dirigimos a la costa para no dejar que apenas pisaran tierra los invasores, aquellos traidores a los que llamábamos mesopotámicos y que nunca creímos que se nos pondría en contra. Tal vez ese fue nuestro error, pensar en que nunca serian enemigos. Si, creo que eso fue.

Nuestro reino era lo suficientemente poderoso como para poder vencer a cualquier ejercito, tenia la inteligencia para derribarlos desde adentro, el coraje para luchar y el valor de nunca darnos por vencidos, pero esta vez no era lo mismo, no porque nunca hubiéramos luchado contra los mesopotámicos, sino que en todas las naciones que considerábamos enemigas teníamos espias encubiertos de aldeanos comunes que observaban la conducta y la mentalidad de la gente de ese reino y como a Mesopotamia no la considerábamos enemiga, no teníamos nada de información acerca de ellos, ya se sabia que los mesopotámicos eran muy decididos e inteligentes, y había escuchado historias de otros reinos que habían atacado Mesopotamia y todos fallaban.

No iba a ser nada fácil ganarles, y menos con la reputación que ya tenían de decididos e inteligentes pero Jumeirah tampoco era una ciudad fácil, todas las torres de la ciudad tenían armamento secreto escondido dentro de ellas, nuestras lanzas y espadas eran tan afiladas que podían cortar un trozo de hierro por la mitad y tan resistentes que podían ser quemadas y nunca se derretirían ademas nuestros soldados no solo eran entrenados para tener fuerza bruta y ser feroces y temibles por ser sanguinarios, sino que tambien eran estudiados, soldados inteligentes, que podían resolver un problemática en segundos y que sabían hacer de todo, ademas de una increíble capacidad de crear falsas apariencias y ser demasiado sigilosos. Nuestros barcos eran los mejores de todos los tiempos, eran tan grandes y rápidos que si encallaban en alguna costa, penetraban mas de 100 metros adentro de la playa y se tenían que desguazar porque era imposible sacarlos. Iba a ser una guerra demasiado grande, en la que iba a correr sangre por los suelos de la ciudad derrotada y seria tanta que teñiría de rojo todo el mar alrededor de su costa.

Cada dia que pasaba, se podía ver con menor dificultad al enemigo. Los aldeanos sabían que se avecinaba la guerra, pero no sabían que estaba tan pronta a ellos. Casi que se podía oler la pólvora de sus cañones y oír sus gritos de batalla. En realidad estaban ya muy cerca, demasiado asi que decidimos enviar a los " voladores" que eran espias aéreos que usaban hojas de palmeras para confeccionar enormes alas que se parecían a las de algún ave marítima. Las noticias que trajeron no fueron nada buenas, estaban construyendo y ampliando mas islas artificiales de madera, traían enormes catapultas en sus barcos y cientos de proyectiles enormes como gigantescas piedras, parecía que estábamos derrotados sin siquiera haber luchado, asi que pedi una audiencia con su majestad el rey Abban Alí Fata Hâdid y le pedí que mantuviera las armas ocultas de los ojos enemigos y desplegarlas hasta que atacaran o diera inicio la guerra para poder tomarlos por sorpresa como una ola de tsunami. El acepto mi propuesta y de inmediato ordenó ocultar todo nuestro arsenal de armas de la vista enemiga para evitar que fueran destruidas desde antes de comenzar a atacar.

Como mis agentes encargados de espiar al ejercito enemigo habían tardado ya demasiado, tome la decisión de ir yo mismo a ver que estaban tramando esos malditos. Y como el sol estaba ya poniéndose a la hora en que parti, cuando llegue a sus islas de madera ya estaba oscuro el cielo, asi que de inmediato baje y subi a una de esas islas y me puse a investigar y a buscar a ver que encontraba. Y solo encontré a mis espias muertos y empalados en el centro de estas islas. Jamas pense que fueran tan sanguinarios esos mesopotámicos. Mis hombres, como eran incapaces de abandonarme en una misión asi, se fueron en un barco que iba detrás mío y me tomaron por sorpresa en las islas enemigas. Por fortuna, porque me acababan de descubrir a si que lo único que se me ocurrió mientras regresaban por nosotros asi que lo único que se nos ocurrió fue correr, correr y correr por todo lo largo de las islas enemigas mientras nos pisaban los talones aquellos sanguinarios, yo sabia que esto era el fin, que no regresaríamos nunca mas a la isla, comprendí que nosotros eramos demasiado inferiores a ellos, que solo estábamos envueltos en una nube de presunción y grandeza y que lo único que nos protegía era nuestra enorme reputación como una ciudad superior a todo y que podía con todo y lamentablemente no pudo, no creí que Jumeirah caería bajo los pies de los mesopotámicos y lamentablemente asi fue, esa noche, el mejor escuadrón de soldados de Jumeirah fue asesinado y empalado y a la mañana siguiente, Jumeirah había caído como un ave desde las alturas del cielo, la sangre corrió y se expandió por las costas de la isla hasta que tiñó todo su alrededor. Para entonces yo aun seguía vivo, herido, indefenso y rodeado de mis soldados, muertos por las manos de aquellos mesopotámicos. No sabia que hacer en ese momento y lo único que mi alma hizo fue llorar y lamentarme por lo ocurrido.

Todo fue tan rápido e inesperado, aun no podía entenderlo, Jumeirah aquella gran ciudad de la que todos hablaban con un entusiasmo infinito, aquel lugar sacado de los sueños de su creador, aquel que era el invencible, el indomable, el inquebrantable y que había reflejado todo eso en su gran creación. Yo Khalid Ghaffar, comandante de el ejercito de la armada de Jumeirah y todo mi escuadrón habían sido derrotados.

Espere horas y horas, escondido entre aquellas extrañas islas de madera esperando un rescate que probablemente nunca llegaría y que nunca llego. Deduje que había tanta destrucción en la isla que estaban demasiado ocupados solucionando sus problemas como para enviar un barco a salvarme, asi que decidí salvarme a mi mismo construyendo un pequeño bote de remos en el cual pude escapar, aun herido pero lo logre, pude salvarme y liberar a mi ciudad de un problema mas con el que no podrían lidiar.

Al fin, después de tanto remar, logre llegar a la costa que simplemente había desaparecido, ya no había mas puertos comerciales, hermosas playas ni ti tampoco sus cristalinas aguas que en su interior guardaban un hermoso arrecife, el mas vasto, grande y variado arrecife que podrías llegar a ver ya no estaba, había desaparecido como si un dia simplemente hubiera decidido dejar de existir y se hubiera suicidado o como di ya no hubiera querido compartir su riqueza con Jumeirah... Simplemente ya no estaba, ya no existía tal cosa, en lugar de eso abundaban los cuerpos de las personas muertas y partes de personas descuartizadas, sus hermosas aguas cristalinas habían sido reemplazadas por un sangriento color rojo oscuro, su costa de arena blanca ahora era negra por el tizne dejado por las antorchas y las explosiones de los cañones y bombas... Todo era un caos, a tal que por momento paso por mi mente acompañar a todos aquellos ahí ahogados y descuartizados que abundaban, a compartir mi sangre para hacer todavía mas roja el agua, a hacer todavía mas negra aquella arena que alguna vez fue blanca, pero entonces recorde que no tenia caso unirme a mis hermanos caídos, no tenia caso seguir tintando aquellas aguas, no tenia caso explotar otro cañón, no, no lo tenia asi que continúe. Baje de mi improvisada barca y corri hasta donde anteriormente mi casa que ahora estaba llena de municiones, armas, escudos y toda clase de objetos de uso militar, me sorprendió la manera en la que habían tirado la puerta, pareciera que mas bien de intentar antes querían romperla a patadas, puñetazos y golpes y se notaba debido a que todas las puertas de los ciudadanos que ocupaban un cargo político, económico, social o militar alto, tenían puertas de metal o de inserciones de metal. Mi puerta estaba hecha a base de el metal mas duro de toda la isla y , aun asi estaba realmente abollada como si en vez de querer usarla para disparar desde ella, querían entrar a ella con desesperación y enjundia.

Todo en la ciudad era un caos, aun no me me explicaba yo eso, como podía ser que Jumeirah, la ciudad mas grandiosa de todos los tiempos hubiera caído tan fácil cual hoja del árbol caída, era espantoso, el enemigo se había encargado de que los muertos fueran expuestos por toda la ciudad y amontonados en nuestros templos para que los últimos sobrevivientes se horrorizaran todavía mas de lo que lo estaban.

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