Capítulo dos

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El lunes llego mucho más rápido de lo que pensé y no sabía si estar feliz o no. El fin de semana había sido terrible, no solo por lo que había pasado el viernes en el club o porque ni si quiera recordaba cómo había llegado a casa o el terrible sermón sin fin de Avery durante todo el sábado y domingo.

Durante ese tiempo intente llamar a Nora, le envíe mensajes, pero no respondió. Quería saber si había pasado algo conmigo, tenía algunos moretones en los brazos y algunas raspaduras en las rodillas, pero no quería sacar conclusiones.

Durante la primera clase Nora no apareció, tampoco la segunda y hasta la tercera hora del día llego a clase. Diez minutos tarde.

Se sentó a mi lado, me sonrió ligeramente antes de sacar su libreta de su bolso. Ninguna dijo nada hasta que termino la clase y ella fue la primera en hablar.

—Lo siento Jodie, el fin de semana fue un desastre y hoy... —suspiro, dejando caer sus manos sobre la mesa—. No importa, ¿cómo estás?

Antes de que pudiera responderle, el sonido de un teléfono nos interrumpió. Era de Nora, sin embargo, el tono era diferente al que solía tener.

—Espera Jodie, tengo que contestar —se levantó y salió del salón.

En mi cabeza tenía un montón de preguntas que no sabía ni por dónde empezar, estaba tan confundida y de alguna forma asustada. Durante todo el fin de semana me pasaron decenas de escenarios por la cabeza de lo que pudo haber pasado después de caí inconsciente. Intente preguntarle a Avery como había llegado a casa, con quien, pero eso la hizo enfurecer más y aumentar sus regaños. Skylar tampoco fue de mucha ayuda, ya que su abuela le había ordenado que subiera cuando llegue, dijo que solo escucho la voz de su abuela y de alguien más que parecía ser un hombre en la parte de abajo. Minutos después Avery me subió al cuarto que compartía con Skylar. Dijo que apenas y podía ponerme de pie y solo balbuceaba algunas cosas poco entendibles.

—Ya estoy aquí —Nora volvió a sentarse, dejo su teléfono a un lado y me tomo la mano dándole un apretón—. El viernes debía de ser divertido, no solo para mi sino también para ti y todos los demás, pero Trevor, ese...

Negó con la cabeza y soltó un suspiro antes de continuar: —Pero no paso a mayores, aunque mi fiesta se arruino, es bueno saber que estas bien Jodie.

—¿Qué fue lo que paso después? No recuerdo casi nada después de bajar las escaleras, perdí el conocimiento y ya no supe si quiera como llegue a casa.

Nora y yo fuimos afuera de la universidad, no entramos a la cuarta clase y decidí que era mejor para saber lo que realmente había pasado. Dijo que Trevor intento sacarme del club casi a rastras, que había estado diciéndole a la gente que le preguntaba si estaba bien y él solo decía que se me habían pasado las copas, pero que estaba bien. Unos guardias lo detuvieron antes de salir, lo interrogaron, pero se puso nervioso y agresivo.

—Las cosas se pusieron mal y creo que tuve una crisis en esos momentos —Nora rio sin gracia—, estuve llorando porque no solo se había arruinado mi fiesta, sino que también perdí mi bolso, tu estabas inconsciente y no sabía que hacer. Pero Evan termino de solucionarlo todo.

La mire unos segundos sin decir nada, de alguna manera me sentía culpable de haberle arruinado su celebración. Antes de que pudiera disculparme, ella siguió.

—Beau se ofreció a llevarte a tu casa, quise acompañarlo, pero Evan dijo que él me llevaría a casa así que acepte porque en verdad estaba mal por todo lo que había pasado.

El nombre de Beau me era familiar, pero el de Evan estaba segura de que no lo había escuchado esa noche. Tal vez Nora vio mi cara de confusión, la expresión de angustia que tenía desde que había empezado a contarme todo lo que había pasado, cambio repentinamente por una más alegre.

—Oh, bueno lo único que salió bien del viernes fue conocer a Evan —soltó una pequeña risita—. Fue casi como un ángel caído para mí. Quiso arreglar la mala pasada que tuve cuando supo que estaba ahí para celebrar mi cumpleaños, el sábado por la tarde me llevo a cenar y también me dio esto.

De su bolso saco su teléfono, que en efecto no era el que tenía. Este era nuevo y parecía mucho más costoso.

—Le dije que no, pero insistió y quien soy yo para no aceptar un regalo así. —volvió a reír.

—En verdad lo siento Nora, no quería que tu cumpleaños veintidós terminara así. Intente llamarte y te envíe un par de mensajes que cuando no respondías pensé que estábamos molesta conmigo.

—No, para nada. Yo también estaba muy preocupada por ti, pero no tenía forma de llamarte porque perdí los contactos con mi celular anterior, así que anota tu número de nuevo.

Asentí, sonriendo levemente y tomando el celular. Mientras escribía mi número, le llego un mensaje de Evan, a quien lo tenía guardado con varios emojis de corazones después de su nombre.

"¿Entonces que dices? ¿podrás esta noche?"

—¿Es Evan? —pregunto Nora emocionada, asentí regresándole su teléfono.

Rápidamente se levantó, diciendo que tenía que llamarlo y que yo podía ir a la siguiente clase porque no sabía cuánto tardaría.

La mire alejarse, emocionada a pesar de tan solo conocerlo hace tres días, pero así era ella.


Perfecta DestrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora