Perfección

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Creo que será un proceso largo, no, no lo creo. Lo será. Sé que el camino de amarse a uno mismo es sinuoso, está lleno de vellos, granos, kilitos de más y cientos de lágrimas alrededor. Sé que siempre que me miro al espejo tengo días y... esos días. Me miro, me gusto, me miro, me odio. Muchos te miran, otros te miran, unos te dicen cosas lindas otros cosas feas, pero en realidad son todas cosas neutras. Nosotros le damos el valor. Porque poco tiene que ver con lo que los otros nos digan, muy poco tiene que ver con cómo "los otros" nos miran, pero estamos tan acostumbrados a la sociedad que nos contiene que sentimos que ella debe determinar cómo debemos ser, cómo debemos vernos. Por eso, a la mirada del otro le damos la razón. ¡Y por el amor de Dios! ¡Qué poco tiene que ver lo que nos digan! ¡Qué mierda poco importa "la sociedad"!

Todos ya sabemos cual es la respuesta a ¿entonces qué opinión importa? Sí, la sabemos muy bien pero qué difícil es asimilarlo, qué difícil resulta ver en nosotros todo lo que tenemos, todo lo que somos, toda la belleza que existe en nosotros. Abran los ojos. Creen su concepto de belleza, no se rijan por los límites impuestos con los que nacimos.

Mírense a sus bellos ojos. La imperfección, tanto como la perfección, no existe. Bueno, sí existe. Pero la perfección no es tal y como la cuentan. Vamos, mirate (y no es necesario un espejo para esto). ¡Mirate! La perfección está en vos, no está en nadie más, se encuentra en vos.

Sólo letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora