No Digas Una Palabra ((Justin Bieber Y Tú))

Capítulo 4

Regresé con Cait al final de clases para hablar y luego ya irnos a nuestros "hogares", era lo único que necesitaba hacer por ahora.

-____!!! -gritó Cait, corriendo a abrazarme.

-Caiit!!! -le dije respondiendo su tierno abrazo.

-adivina qué!

-estas saliendo con Chaz?

-noo, cambiaran asientos en Ciencias. -chilló

-y te sientas con Madison.

-noo, con Chaz!!

-mm... esto me huele a amor.

-por favor ___, solo soy una amiga para él.

-Cait, ya verás...

-y tú no me tienes que contar nada? -dijo curiosa, pero sabía que algo tramaba.

-que yo sepa?, no

-enserio? -dijo más seria -Te sientas con Justin -mirando con cara de pervertida.

-ah, si, es un idiota.

-que?!

-si, además como lo supiste? -pregunté evitando la parte de que me había dado su número solo para fastidiarme, ojalá que ni sea real-

-te vii, y los rumores no corren lento aquí.

-eso es verdad? -dije un poco alterada - oh! No, que mal.... Cait que dijeron.

-hey, tranquila. No te preocupes, nada estúpido ni grave.

-así está mejor. -dije aliviada

-solo que fue raro ver a Justin...

-ver a Justin.. como?

-nada, tal vez pronto te enteres.

-da igual. -Cait me estaba dejando en muchas dudas, eso no me gustaba. Algún día de estos le preguntaré acerca de todo lo que hasta ahora me ha estado ocultando, o tal vez no.

-será mejor que me vaya a casa. Nos vemos mañana? -le dije a Cait viendo que ya era tarde.

-yo te llevo.

-no, descuida. No me aprovecharé de ti haciendo que seas mi chofer.

-vamos, además, ya te has subido a mi humilde auto. -dijo riendo

-no te rías -respondiendo a su risa con mas risas de mi parte.

-ok, ok, pero luego no te quejes.

-como digas...

-y tu auto?, ¿segura que recuerdas el camino?

-Querida, a mi no se me olvidan nunca las cosas.

-segura?, si me permites.. estamos dirigiéndonos hacia el estacionamiento de profesores.

-allá siempre lo dejo.

-Cait, estás loca.

-sshhh, lo sé.

El camino fue tranquilo y no fue incómodo, para nada. Cait manejaba un poco mal, pero hacía lo que podía. Tampoco era una adulta, así que se le perdonaba.

Llegamos a casa y me bajé para entrar.

-Gracias!!

-de nada, nos vemos en la escuela mañana.

-se despidió con su mano por la ventana mientras conducía. Me quedé en el jardín observándola hasta que se fuera, para que no chocara con algo o arrollara al perro molestoso.