Dejé a Jhon y a Charles en la prueba, me dirigí directo a la sala de armas, tomé dos cuchillos y una pequeña esfera de cristal con un centro dorado lechoso. Cuando abandoné la sala, con uno de los cuchillos corté mi yugular, la sangre salía a borbotónes, no podía detenerme. Después de un poco tiempo la herida se cicatrizó. Sin aflojar el paso lancé sobre mi hombro los artículos que había tomado y continué directo a la sala de control, mientras el pequeño deposito de sangre detrás de mi tomaba forma.
-Ve a la puerta norte, y lleva refuerzos por si acaso.
Ni siquiera me detuve para decir eso y mirar a la masa amorfa que se retorcía detrás.
Al llegar a la sala de control los Fénix me esperaban.
-Francisco, supongo que ya sabes quien está en la puerta, ¿no? - Era una mujer, su voz era estilizada incluso, tal vez, hasta elegante-.
-Mi querida Adélia, nunca pierdes tu encanto para decir lo obvio - Esta vez era el viejo canoso de voz rasposa por años y años de tabaco, sentado del otro lado de la sala-.
-Aquí vamos... Fost, Adelia... Calma por favor... - Ahora hablaba un hombre de complexión delgada y voz lúgubre- No tienen que discutir por todo-.
-Déjalos Destro, no pierdas tu tiempo en ellos, en este momento hay cosas más importantes - Esta vez era un tipo fornido de voz sencilla y sin matices-.
-Suficiente, ya basta- Era un hombre de no más de 45 años, aunque su pelo era completamente blanco, su complexión era imponente - Dejen de discutir-.
-Sí Niells- Los cuatro anteriores contestaron al unisono-.
-Ninguno ha perdido su esencia ¿o si?, dime Niells, ¿que pasa?
-Tenemos a un viejo amigo en la entrada - Era el viejo-.
-¿Un viejo amigo?-.
-Francisco, Felix está aquí otra vez, y no podemos permitir que se lleve a otro chico o chica de estas instalaciones-.
-Adelia, tranquila... Eso está implícito desde el momento en el que Él específicamente se aparece aquí-.
Esto realmente era malo, una de las habilidades de Felix era la absorción de las habilidades ajenas, y aunque no era capaz de usarlas por mucho tiempo, era sumamente problemático, sin embargo para poder hacer eso tenía que tocarte o rozarte, lo cual nosotros habíamos descubierto algo tarde.
La última vez que Felix se apareció por aquí absorbió a una de mis replicas y, aunque no era el real, se hizo de mis habilidades por el módico periodo de 30 minutos...
Para evitar que esto sucediera de nuevo, creamos una armadura bastante útil hecha a base de polímeros similares a la goma y oro que se adhería a la piel como una resistente capa protectora, los científicos de aquí la llamaron "La gofety"
La consigna en cada uno de los simulacros y escenarios de defensa ante este sujeto era simple: "Bajo ninguna circunstancia lo toques o permitas que te toque sin armadura".
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Presioné uno de los pequeños bordes dorados de la capsula y esta comenzó a chorrear una sustancia babosa y brillante que al contacto con mi piel se endurecía y fijaba, después de haber cubierto todo mi cuerpo con la gofety me dirigí a la salida, podía escuchar como los pensamientos ansiosos y desordenados de Felix se iban volviendo cada vez más intensos en mi mente.
Abrí la escotilla y salté desde una altura de 15 metros, el paisaje era completamente blanco por la nieve, aterricé suavemente sobre una fina capa de hielo para toparme con mi antiguo compañero a unos cuantos metros.
-¿Cuánto tiempo Francisco?, te sienta bien la inmortalidad...-Una sonrisa burlona se vislumbró en su rostro-.
-¿Qué tal Felix?, me atrevo a decir lo mismo de ti -Respondí con aspereza- ¿Cómo haz estado? ¿Sigues persiguiendo mi sombra viejo amigo?-.
La sonrisa en el rostro del aludido se desvaneció.
-¿Quién te crees para decir eso de mi?, Si no mal recuerdo la última vez que nos vimos tú y tu escuadrón eran los encargados de detenerme... Permíteme recordarte quién fue el único que salió con vida de ahí estimado Cross-.
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Flash back
Beegs, Avin, Valentine y Juus, ellos eran parte del escuadrón que yo solía comandar hasta poco antes de que fuera ascendido a General junto con Stella y Flareo... Mis alumnos más sobresalientes... Mis primeros amigos...
Beegs era un muchacho moreno, de 1.70, complexión delgada y un gusto excepcional por el blues, su pasatiempo favorito eran los reptiles, Avin, un chico de tes bronceada, y facciones delicadas, el "Don Juan" del equipo, o al menos eso decía él. Valentine por otro lado era un enclenque, moreno y delgado, sin embargo alguien bastante hábil en lo que a armas respectaba. Juus era todo lo contrario a los demás, el medía fácilmente 1.90, era imponente, fuerte y certero en sus ataques a pesar de su físico...
Sin embargo con todo y esto ninguno de ellos logró mantenerse a salvo de él...
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-Muchachos, recuerden nuestra misión, debemos detener a Felix y salvaguardar la vida de todos... Aunque nos cueste la propia-.
Solo asintieron, nos desplegamos alrededor de nuestro objetivo y comenzamos el ataque, pero todo salió mal, Felix ya había robado la habilidad de volverse intangible a su voluntad... Y uno a uno fue eliminando a mi equipo, hasta que en mi rabia descubrí mi habilidad más poderosa...
Tomé una daga esperando poder quitarme la vida antes de que tomara mis fuerzas tal y como lo hizo con los otros, hice una pequeña incisión en mi vena yugular, la sangre salió a montones... Sin embargo lo que se venía era algo que ni yo podía haber esperado... Mi herida dejó de sangrar, y del pequeño charco que se había formado mi sangre se empezaron a formar pequeños montículos amorfos... Hasta al final definirse como copias vivas de mi. Esto fue lo que le dio la vuelta a nuestro problema, me di cuenta de que cada una de mis versiones recién creadas podía moverse por propia voluntad y que también podía moverlas con mi voluntad...
No fue nada fácil acostumbrarme a eso, sin embargo conseguí superarlo y dominarle.
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- Créeme Felix, te arrepentirás por lo que les hiciste-.
-Muéstrame Cross, haz de éste un encuentro interesante - Una sádica y maníaca sonrisa torno su cara en un marco horrible.
Me puse en posición de asalto, tomé un cuchillo de mi cinturón y me lancé sobre él.
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Todos estamos conectados
Science FictionRobert es un chico de 15 años que vive en Vancouver todo es normal hasta que todos los celulares son remplazados por pequeños "chips" implantados en la frente de todos y cada uno de los ciudadanos. Todo es perfecto, no hay guerra, ni hambre, ni en...