Lo que cambió.

3 2 0
                                    


Siempre me ha impresionado la fragilidad de la vida humana... Sin embargo, es aterrador experimentar esa fragilidad en la vida de quienes amas... 

Para C, E y J.

Gracias por no dejarme.


Después de dejar a los cinco ruidosos y ridículamente fuertes sujetos en su salón, y percatarme de lo que le había sucedido a mis copias era obvio lo que seguía... Había que medir la dureza del chico...

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Robert.

Según lo que Niells había dicho, debía pasar por 3 pruebas, de las cuales una ya había sido realizada. Existían dos posibilidades, mi prueba de campo o mi "Sorpresa" . Para ser honesto no me entusiasmaba nada lo que aparentemente sucedía aquí... Sin embargo, era alucinante que tuviera el poder para controlar la materia, eso lo tenía que admitir. 

Hace unos días mi vida era completamente normal, excepto claro por el hecho de que era de las pocas personas libres del control del G.C, una familia normal, en una casa normal, con vecinos normales y amigos normales. Nunca pensé que mi vida pudiera dar un giro de esta magnitud.

Después de cruzar un largo pasillo, Stella y Flareo me indicaron que debía entrar por la puerta que se encontraba delante de nosotros...

-Un momento, Cisco necesita un pequeño consejo - Los movimientos de Stella después de ese comentario sucedieron muy rápido, de uno de los bolsillos de su traje sacó un aparatito muy mono que no medía más que uno de esos antiguos relojes elegantes. - No lo creo Cross. Si esto resulta como lo acabo de ver, el chico tendrá una habilidad que incluso con tu inmortalidad te pondría en apuros.

Poco entendía de la conversación unilateral que se llevaba a cabo delante de mi. Justo iba a entrar cuando detrás de mi Stella dijo.

-Ten cuidado, no vayas a cometer esa estupidez, y aún si la cometes, toma mi consejo... Sangra antes de que te quedes sin tiempo.

Era curioso, no sabía si me lo decía a mi o a la persona del otro lado de la linea. Dudoso de entrar en la oscura habitación, Flareo me dio un pequeño empujón y cerró la puerta detrás de mi, de nuevo estaba solo y a oscuras.

Cuando la luz se encendió me encontraba en mi salón de clases... Cosa extraña, pues se suponía que hace algunos minutos me encontraba en una base militar a kilómetros de mi ciudad natal... O eso creía.

Tenía mi uniforme, mi gorra incluso, mis útiles, mochila, cuadernos... Todo estaba en orden... La maestra de ciencias explicaba algo sobre Newton y sus leyes... Era todo demasiado normal... Hasta que lo noté, mis amigos no estaban.

-Señor Lee... Señor Lee... ¡Robert Lee Patterson!.

Reaccioné algo desorientado.

-¿Qué sucede profesora?.

La menuda pero impecable y ordenada maestra me miraba con expresión desencajada, mientras señalaba un problema en el pizarrón.

-Resuelvalo Sr. Lee, o deberé enviarlo a la sala del director.

 -Lo siento Señorita Mares, no estaba prestando atención. - De verdad me apenaba decirlo, aunque siendo honestos seguía sin entender nada de lo que sucedía.

La docente solo se dirigió hacia la puerta y con un rápido ademán de uno de sus brazos la abrió mientras me indicaba la salida con el otro.

-Adelante Sr. Lee, ya conoce el camino.

Le levanté de mi asiento y tomé mis cosas antes de salir al pasillo, al salir me di cuenta de que realmente era mi escuela, era imposible la exactitud de las cosas. Mientras doblaba por los pasillos que me llevaban a la oficina del director examinaba todo muy minuciosamente.

Cuando llegué a la oficina del director la puerta se encontraba abierta, y para mi sorpresa no estaba su secretaria, la señorita Miggs, en la antesala de la oficina. Dudando si entrar o no, golpeé el escritorio como si de una puerta se tratase.

-Pasa.- Una sola orden seca del director del instituto.

Entré en su despacho y sin un atisbo de nada me indicó que me sentara mientras me daba la espalda. 

- ¿Sr. Lee?, ¿Qué lo trae a mi oficina este día?.

El director me miraba con cierta sorpresa en sus ojos.

-No es nada realmente importante, la señorita Mares me sorprendió distraído y no respondí lo que me preguntaba. Lo siento Sr. Gurón.

-No tienes de que preocuparte, no es nada usual que te envíen a mi oficina, por lo general es para que recibas felicitaciones y ese tipo de cosas... Además, aquí entre nos, la srita. Mares ha estado muy estricta últimamente, eres la tercer persona que envía en el día.- El director sonreía mientras me decía esto último.- Te dejaré ir esta vez, pero primero quiero preguntarte algo.

Entonces se puso de pie y cerró la puerta que había dejado abierta detrás de mi.

-¿Cómo se encuentra Francisco?-.

-Perdón, señor, ¿Francisco?-. 

De verdad estaba confundido, ¿el señor Gurón conocía a ese cretino?

-Claro Robert, ¿Cómo se encuentra mi viejo amigo? ¿Sigue siendo un petulante sabelotodo dentro del nido?.

No solo conocía a Francisco, si no también a la organización a la que pertenecía. Esto comenzaba a asustarme.

-Oh Robert, no eres nada bueno escondiendo lo que piensas... Tu rostro me ha dado las respuestas que buscaba.- El director se acercó a mi - ¿Entonces tú eres mi reemplazo?

Sentí mi rostro palidecer. ¿Cómo diablos sabía él eso? Solo lo pensé por un segundo... Espera, ¡lo pensé!

-¡Bingo! Jaja, también puedo leer lo que piensas... Solo que a diferencia de Cisco, no lo hago tan claramente... Es como buscar una señal con esas cosas de antes que se llenaban de estática y tratar de escuchar tu voz a través de un túnel. Sin embargo... Puedo ver que los muchachos están bien, Stella se ve preciosa y a Flareo la cicatriz le sienta de maravilla. 

-Señor Gurón, de verdad no entiendo nada, ¿Cómo es que usted sabe todo eso? ¿Cómo conoce a esas personas? ¿Quién es usted?.- Esto comenzaba a asustarme, no era posible, ¿el Señor Gurón era "ese" Felix?.

-¡Venga Robert!, que esto apenas empieza...  Veamos a qué grado llega tu mejora generacional.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

¡¡Güenas!! Un gusto volver a la fuerza después de unos meses bastante ajetreados, con la escuela y mis amigos, y justo ahora que tengo el tiempo de escribir me vienen mil cosas a la cabeza con esto de la cuarentena, que no es otra cosa que un encierro en soledad, a pesar de estar acompañados.

Un saludo desde México.
Un fuerte abrazo.

Cisco.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 10, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Todos estamos conectadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora