Manolín, el Rey Guazanillo

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Manolín estaba sintiendo pero no por primera vez mariposas en el estómago, ya que a veces le daba por jincarse alguna que otra larva pa'l cuerpo ya que en su casa apenas le daban de comer. Miraba las criaturas con gran asombro esas criaturas, le caía baba por la camiseta y mantenía su firme mirada de retrasado mental.

Entonces en ese justo momento, los guzanillos salieron de su nave. 

-Mierda rey Guazanillo, hay un zubnormá que nos está mirando- dijo un gusano con tanga.

-Bueno, pero creo que es inferior, mírale la cara zubnormá que tiene el jodío, atacad- dijo mientras se fumaba un puro. 

Los guzanillos comenzaron a correr a su ritmo hacia Manolín, pero él sabía muy bien como defenderse, por algo había sido obligado a trabajar cual burro en el campo de girasoles de su padre: coger los guzanillos y comérselos por donde fuera, por la boca, por la nariz, el ojete, por las orejas y sin duda alguna, por el ombligo, que para algo lo tenía además de para comerse la porquería. 

Los guzanillos intentaron asesinar a Manolín pero dado que Manolín era un humano hecho para matar, un poco anormal, sí , pero su trabajo lo hacía bien, acabó con todos los guzanillos que le atacaron. Entonces el rey Guazanillo se le acercó. 

-Por favó, ayúdanoz a acabá con er má- exclamó el rey Guazanillo 

Manolín tenía ya serias dificultades en emprender una socialización con la gente pero aún más si unos gusanos espaciales con un acento andaluz que su creador les había impuesto así por la cara le pedían ayuda.

-¡Atseitunaaaa!- llegó a exclamar Manolín. 

El Rey Guazanillo, pese a su diminuto cerebro, comprendió que Manolín era un auténtico gilipollas.

-Oye, zubnormá, el gran villano Roduolfo va a conquistá vuestro planeta azí que zi noh quiere ayudá deberá ir a la torre que tiene bajo tierra, ¿Lo has entendío?- 

Las atrofiadas neuronas también autistas de Manolín empezaron a fluctuar entre ellas, era la primera vez que sentía un poco de inteligencia en su cerebro, miró al Rey Guazanillo y como todo el mundo esperaba le respondió:

-¡Sí mi capitán!-

El Rey Guazanillo no sabía si lo había entendido o no, pero se fió de él. 


Manolín y los GuzanitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora