INTRODUCCIÓN: ¿Qué significa ayudar?

3 0 0
                                    

La ayuda es un arte. Como todo arte, requiere una destreza que se

puede aprender y ejercitar. También requiere empatía con la persona

que viene en busca de ayuda. Es decir, requiere comprender

aquello que le corresponde y, al mismo tiempo, la trasciende y la

orienta hacia un contexto más global.

La ayuda como compensación

Los humanos dependemos, en todos los sentidos, de la ayuda de

otros. Únicamente así podemos desarrollarnos. Al mismo tiempo,

también dependemos de ayudar a otros. Quien no es necesario,

quien no puede ayudar a otros, acaba solo y atrofiado. La ayuda,

por tanto, no sólo sirve a los demás, también nos sirve a nosotros mismos.

Por regla general, la ayuda es mutua, por ejemplo en la pareja, y

se regula por la necesidad de compensación. Quien recibió de otros

aquello que deseaba y necesitaba, también quiere dar algo, para

así compensar la ayuda.

Muchas veces, compensar mediante la devolución sólo es factible

hasta un cierto límite, por ejemplo en relación a nuestros padres.

Lo que ellos nos dieron es demasiado grande como para poder

compensarlo dando. Así, en relación a ellos, sólo nos queda reconocer

el regalo y agradecerlo de todo corazón. En este caso, cuando

pasamos lo recibido a otros -por ejemplo, a nuestros propios hijos-,

logramos compensar a través del dar y también logramos la consiguiente

descarga.

El dar y el tomar, por tanto, se mueven en dos niveles: por una

parte, entre iguales, donde se mantienen en un mismo nivel y requieren

reciprocidad. Por otra parte, entre padres e hijos o entre

aventajados y necesitados, donde se presenta un desequilibrio.

Aquí, el dar y el tomar se asemejan a un río que transporta más

allá aquello que recoge. Este dar y este tomar son más grandes:

su mirada abarca también lo posterior. En este tipo de ayuda, lo

donado se expande. El ayudador se ve transportado e integrado en

algo más grande, más rico y duradero.

Esta ayuda supone que antes hayamos recibido y tomado nosotros

mismos. Sólo así sentimos la necesidad y la fuerza de ayudar también

a otros, sobre todo cuando esta ayuda nos exige mucho. Al mismo

tiempo supone que aquellos a quienes pretendemos ayudar necesitan

y desean aquello que somos capaces de, y nos disponemos a, darles.

De lo contrario, la ayuda resulta vana; separa en lugar de unir.

Ordenes de la ayudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora