El inicio de los dos...(Parte 1)

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-Lo lamento mucho April—Digo, contando la miserable cantidad de dinero sobre la mesa de la pequeña cocina, que había logrado conseguir en todo 1 puto mes—Pero no creo que nos alcance para poder pagar tus estudios de este mes...Lo lamento hermanita pero....

-Oh, no te preocupes, está bien hermanito—Esta me miraba, con una esperanzada sonrisa en su cálido rostro—Puedo esperar lo que sea necesario, en serio...—Su tono de voz lleno de alegría y positivismo trataban de cambiar la mía, que estaba llena de preocupación y angustia al no poder ser capaz de cubrir los gastos de su universidad. Bajo mi mirada, no podía creer que no fuera capaz de algo tan simple como poder ayudarla y cubrir los gastos de mi hermana, soy un completo inútil, y ahora toda mi culpa y todas mis anteriores y estúpidas acciones están repercudiendo, afectando y lastimando a los demás. Mi mirada fija en el suelo, sin poder mirar a mi hermana, se alzó un poco al sentir como su mano se posaba sobre la mía y me daba un ligero apretón, llamando mi atención—Te has esforzado demasiado este mes, y conseguiste mucho dinero que nos servirá para otras cosas más importantes, y que además ya cubre gran parte de la mensualidad de la universidad con la que no deberías apoyarme—Su optimismo y animo trataban con esfuerzo de cambiar la tensa y deprimente atmósfera para volverlo algo divertido y no tan serio, no tan importante como realmente era—Yo debería de trabajar, y quiero hacerlo, no quiero seguir viéndolos a papá y a ti matarse por mí y sin dejarme trabajar también cuando podría hacerlo por las tardes y juntos tener dinero para que todo alcance y no nos falte nada, no importa si no puedo ir a la universidad unos meses...

-No, April—Suelto, rudamente—Papá y yo te lo dejamos claro, tú no trabajarás, no solo por ser menor de edad sino porque queremos que te concentres solo en eso, en estudiar. Y ya haces bastante en sí limpiando toda la casa, cocinando y manteniendo las cosas en orden cuando esa es tarea también de papá y mía. Queremos que estudies y tengas un futuro....No como nosotros. Yo quiero que tu vida sea mucho mejor que la mía y la de papá, ¿quedo claro?—Esta vez mi mirada estaba fija en sus ojos, celestes y claros, que analizaban y denotaban desacuerdo con mis palabras.

Esta abrió la boca para protestar y contradecir mis palabras, pero mis ojos en ella la obligaron a no hacerlo cuando me miro desafiante.

-De acuerdo, hermano—Aceptó finalmente—Solo me concentraré en estudiar—Dijo, fingiendo una sonrisa para relajarme y expulsar la tensión que me rodeaba—Pero en serio me gustaría ayudarte y a papá a que no trabajen tanto y poner de mi parte en esta casa, no quiero ser una carga....Quiero ayudar... —Suplicó débilmente pero firme en sus palabras.

-Si de verdad quieres ayudar pues estudia y se alguien en esta vida, ¿De acuerdo?...Como te dije, debes ser alguien mejor que nosotros. No alguien mediocre. Papá y yo sabemos que podrás llegar lejos y podrás cumplir todo lo que te propongas si te esfuerzas en ello, por eso hacemos esto, por ti y porque puedas tener una mejor vida de la que tienes ahora, porque te lo mereces, y porque queremos dártela—Esta vez fue mi mano la que le dio un ligero apretón a la suya, sonriendo bajo las ojeras de mis ojos y mi cabello despeinado.

-Bien—Accedió—Mis estudios serán todo en lo que me enfocare aún más de ahora en adelante...Lo haré por ustedes...Pero ni pienses que dejare de ayudar en la casa, de eso sí me encargare yo sí o sí, ¿De acuerdo?

-Está bien...Tu ganas, pequeña—Acepté, y aunque estaba en total desacuerdo, sabía que si le decía que no ella también se negaría a la petición de papá y mía y volveríamos a iniciar la misma discusión.

-Genial—Sonrió victoriosa y levantándose de la mesa se acercó a mí—Y solo para que nunca lo olvides, para mi tú y papá siempre, pero siempre, estarán por encima de mí, serán siempre mis héroes, sin importar que futuro me espere—Se encamino a su muy pequeña y diminuta habitación, no sin antes darme un beso en la mejilla que me hizo sacar una sonrisa verdadera luego de largos y vacíos días de trabajo. De baja estatura, su cabello que le llegaba a unos centímetros arriba de la cintura, de color castaño claro y con un brillo claro y rubio en las puntas, de ojos iguales a los de mi padre, un celeste cielo cristalino, de mejillas rosadas y ligeramente anchas, delgada y tez clara, siempre que la veía, me hacía saber que realmente se merece lo mejor, y yo debo de dárselo, cueste lo que cueste, después de todo, ella valía totalmente la pena. Sin embargo...Incluso tratándose de eso, soy incapaz de conseguirlo...Soy un completo bueno para nada.

Yo si me quedare contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora