-Ve quitándote la ropa, allí—Dijo, moviendo la cabeza hacia la cama roja que estaba en el rincón de la alcoba. Este empezaba a desabotonarse la larga camisa formal de color escarlata que llevaba puesta. Mostrando su blanco y limpio pecho—¿Qué?—Preguntó, mirándome, con un tono divertido, percatándose de que lo estaba observando de forma estúpida—¿Tan sexy me veo?
Rodee los ojos y solté una sonrisa de burla hacia él. Me encamine agriamente hacia la cama, y ya ahí, me senté en el borde y me quite la casaca, quedando con una simple camisa corta de color negro, pero cuando baje mis manos al cierre de mi pantalón, sentí una vergüenza penetrante que llego hasta mis mejillas, haciendo el trabajo de quitármelo más difícil, y el estúpido botón de mi pantalón que se había atorado no ayudaba en nada.
-¿Por qué tardas tanto?—Preguntó, y pude sentir como empezaba a acercarse a mí. Poniéndome más nervioso, trate de ver como estaba él, pero mi vista se perdió en su desnuda figura, vestía tan solo un bóxer negro que se ajustaba a su delgado pero bien formado cuerpo—
Mierda, hazlo de una vez...¿O prefieres que te lo quite yo?-No—Me apresure a decir, sonando nervioso—Yo puedo, solo dame un momento.
-Oh vamos. Déjame hacerlo por ti—Se acercó, quedando su rostro frente a mí, su rostro limpio y sin rastro de imperfección frente al mío, con algunas ojeras y con algunos cortos vellos de la barba que amenazaba con crecer pronto.
-Hey Ryan—Dije alejando mi rostro del suyo—Apártate, Lo haré yo mismo en un segund...—Sentí su labios pegarse a mi cuello y como una extraña corriente empezaba a recorrer mi cuerpo desde adentro—Ryan...Lárgate...Detente...—Trate de empujarlo con mis manos pero este las sujeto de las muñecas con las suyas—Para...Mierda, Te estoy diciend...
-Escúchame—Sentí su mano soltar mi muñeca y colocarse rudamente en mi barbilla, obligándome a mirarlo—Te voy a pagar y mucho por esto, por tenerte, así que, quien dice que cosa se puede hacer y que no, soy yo. Y tú necesitas mi puto dinero. Así que déjame darte algo de placer antes de lo mejor o puedes largarte por esa puerta.
Su mirada desafiante me analizaba y me presionaba a tomar una decisión. Pero había llegado hasta aquí, y tenía muy claro el por qué estaba haciendo esto, no podía arrepentirme ahora, ellos me necesitan. Y no pienso fallarles por simple pudor, no. Debo darle a mi familia algo mejor.
-Bien—Asentí y este sonrió arrogantemente, con una mirada soberbia en sus ojos verdes que destellaban con un brillo esmeralda—Pero no pienso quitarme la puta camisa.
-JAJA—Soltó una gruesa carcajada—Eso me da igual, sería un problema solo si fueras mujer.
Desvié la mirada con una mueca de desagrado por su comentario, y vi como sus labios rojizos se acercaron con lentitud a mi cuello, apreté los ojos y me mordí el labio inferior. No pensaba regalarme ningún sonido de placer. Pero este solo jugaba conmigo, rozaba sus labios con mi cuello y hombro pero no me besaba, solo sentía su respiración chocar contra mi piel, haciéndome sentir extraño, haciendo mis manos temblar nerviosamente.
Sentí su mano apoyarse en mi pecho y empezar a bajar, pero por un impulso la sujete rudamente.
-¿Qué mierda te acabo de decir?
-Lo...Lo lamento—Susurre, y este hizo una mueca de satisfacción al oír salir esas simples palabras de mi estúpida boca. A lo que apreté los dientes.
-Eres muy lindo cuando te dejas dominar.
-Cierra la boca.
Sus labios me dieron lentos y profundos besos al cuello, haciéndome apretar el puño para resistir soltar algún sonido. Su mano siguió bajando hasta llegar a mi ropa interior, mientras la otra había llegado ya a mi pantalón y trataba de bajarlo hasta mis rodillas. Su mano empezó a rozar y finalmente sujetar y masajear mi miembro, causándome un sentimiento extraño y placentero que me hizo morderme el labio con fuerza. Cuando su otra mano ya había bajado mi pantalón hasta donde quería, se dirigió al elástico de la ropa interior y la empezó a tratar de bajar. Haciendo el intento de dejarlo hacer lo que él quería, me levante un poco de la cama y este aprovecho y bajo mi ropa interior hasta mi rodilla junto al pantalón, dejando ver mi miembro el cual mostraba duramente lo excitado que estaba. Este dejo de besarme y al mirarme por unos pocos segundos sonrió de una manera interesada y codiciosa, como si quisiera algo de mí de manera desesperada, se acercó rápidamente a mi oído y susurro lujuriosamente:
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Yo si me quedare contigo
RomanceLa vida muchas veces puede jugar contigo de horribles maneras. Puede lastimarte, herirte y llevarte a un abismo de depresión. Arrebatarte a personas importantes. Después de todo, nosotros no decidimos quién se va de nuestras vidas, ni quiénes entran...