Zoe Helwald y ''nerd'' era algo que nadie podía procesar bien. ¿La razón? No era la típica empollona, con gafas de pasta y ropa que la hacía ver mal, era todo lo contrario. Con dieciseis años, su metro sesenta y cinco, sus piernas largas y delgadas, su boca carnosa y siempre acompañada de brillo labial, sin contar su excelente cuerpo y sus ojos de un color azul claro que hacían juego con el color de su cabello entre dorado oscuro y castaño,hacía que los chicos quedaran encantados cuando caminaba con sus stiletto por el campus de París,Francia.
Era provocadora, eso era un hecho,y además estaba disponible, pero tenía un defecto o virtud, depende de donde se lo mire: Nunca dejaba que un chico la tocara, o menos le dijiese algún piropo, lo primero que haría ante estas actitudes sería mandarlos por donde vinieron.
Su hermano Frank de diecisiete, era el galán del colegio y capitán del equipo de basketball cosa que molestaba a Sofia, ya que a la hora de hacer amigas ella era un desastre, y solo se acercaban para que ella le diga al hermano que ellas estaban disponibles.
Se pasaba las tardes en su increíble 'hogar' en la exclusiva residencia de Hierba Fresca, con sus padres, Rosalinda y Felipe, que trabajaban desde su casa, manejando una de las cadenas más importantes de perfumes en toda Francia, y ni hablar de las innumerables transportaciones internacionalmente. Eso, los ponía en una posición increíble, ser reconocidos en todas partes, y tener que participar de las odiosas, según Zoe, entrevistas o ruedas de prensa cuándo se lanzaba un perfume, o alguien generaba conflicto. Eran...un tanto melosos, al estar siempre en casa, no los dejaban respirar, aunque, no se quejaban, porque ''las increibles fiestas de los hermanos Helwald'' de las que media escuela habla por toda la semana, es la fiesta del sabado. Nadie tiene otros planes. Aunque, era por invitación, si no te invitaban, eras definitivamente un inadaptado.
Y en cuanto a sociabilizar, por más de las fiestas y todo eso, no le gustaba elegir a sus amistades, poque le rogaran que los invite, y las chicas eran las primeras en hasta hacerse pasar por amigas y tocar la puerta de su casa, en busca de una invitación. Tenía dos mejores amigos, Adam Sitbin y Jackson Perpal, que no se preocupaban al verla tan sexy, no, no eran gays, pero Adam tenía muchas ''pretendientes'' que lo seguían todo el día, como típico jugador de basketball, compañero del hermano de Zoe. Era uno de esos rubios, altos, de ojos increíblemente azules y una personalidad que te hace quererlo al instante. Jackson, oh, Jackson,castaño, ojos verdes, mirada matadora, y cuerpo escultural debido a que también hacía básket, él era definitivamente hijo de Zeus o algo así. Por esa razón siempre estaba con alguna chica, y no se fijaba en Zoe, pero la cuidaba de cualquier otro hombre que se atreviera a acercarse a ella, otra razón por la que Zoe, no tenía a alguien.
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Hoy, 4 de febrero, un día frío, muy frio, a las ocho y media de la mañana,se estaba levantando con una maldita resaca y un terrible dolor de cabeza debido a la gran fiesta de despedida del verano en su casa, lo último que recordó es haber echado a todo el mundo a las siete y media, y dirigirse a su cama, con sus tacones puestos. Sin ni siquiera levantar un vaso de plástico rojo de los tantos que estaban, hasta en la pileta, pero, eso era trabajo del personal de limpieza, no de ella.
Se vistió, un jean oscuro, remera Kevignston, botas de montar marrones, y un tapado largo en un color beige claro. Y uno de sus perfumes de aroma frutal¿La razón de ir vestida así? Su colegio, era de la 'elite' por así decirlo. El Petit Rose, no era una escuela convencional. Solo peleaban en quién tenía más caballos, o más terrenos, casa más grande, o algo relacionada con poder, cosa que posicionaba a Zoe y Frank, en uno de los puestos más altos, y ellos, lo detestaban, pero no podían ir a otro colegio, porque pasaría exáctamente lo mismo, no sabrían, quiénes son sus amigos.
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Nada es casualidad.
RomanceMary Anne, Joe, Zoe y Peter no creen en el amor, o simplemente no lo han experimentado. Padres millonarios pero vidas distintas y ni siquiera se conocen, pero un lazo fuerte los une, más de lo que ellos hubiesen querido. Y yo, estoy aqui para contar...