Cambios de humor

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Una semana, tres horas y una tonelada de ropa para bebé después Bruce y Clark regresaron a la Atalaya, discutiendo acerca del porqué tenían que volver ahí con las compras y no a la mansión Wayne como debía ser, según Bruce.

-Ya te lo dije, quiero que Diana nos de su opinión femenina en cuanto a la ropa de niña.- dijo Clark creyendo que por fin Bruce se quedaría tranquilo con eso.

-¿Y si es un niño? ¿A quien le pediras su opinión, a Jordan, Barry o tal vez a Lex? Porque déjame decirte que me siento excluido y además, que le pidas opinión a Diana me hace sentir como si mis gustos no te agradaran. Clark eres lo peor- Bruce pasó de un adorable puchero a un terrible humor para terminar en un reclamo con ojos acuosos.

¿Cuanto tenía de embarazo? ¿Una semana con tres horas? Era imposible que sus cambios de humor llegaran tan pronto. Clark suspiró detrotado y dejó caer sus hombros con pesadez colocado las bolsas de comprados sobre una mesita.

Clark tomo por los hombros a Bataman intentando calmarlo, deslizó sus manos por los brazos hasta las manos y las tomó con delicadeza.

-Bruce, amor, sabes que no es eso. Me encantan tus gustos, es más adoro todo lo que haces, pero cielo, aceptemos el hecho de que tu gusto en cuestiones femeninas no es el mejor- Superman con toda la paciencia del mundo intentó hacer sentir mejor a su pareja.

-Clark...- habló Bruce casi en un suspiro y ojos brillantes, bueno, lo había logrado -¡¡Eres lo peor!! ¿¡Cómo se te ocurre decir que mis gustos en mujeres son horribles?! Es que... ¡Eres lo peor! ¡Voy a tener a tu hijo y tú así me lo agradeces! Nunca me había sentido tan indignado- Bruce se soltó del agarre en forma brusca haciendo parpadear de manera confundida al pobre Clark que esta vez sí no sabía ni que decir. ¿Le había dicho que era lo peor tres veces ya? Ok, se sentía oficialmente como lo peor.

Hacer que Bruce se sienta feliz: Misión fallida.

No podía ser que Bruce estuviera de ese humor, feliz, triste, enojado, como una reina del drama... Ese no era su Bruce sarcástico, serio y que parecía siempre enfadado. Ya lo empezaba a extrañar, aunque lo amaba igual. Tenía que hablar con Diana inmediatamente.

-Muy bien, tú ganas, no le preguntaré nada de ropa de bebé a Diana. Sólo por favor Bruce, tranquilizate- Suspiró nuevamente, pero esta vez de manera cansada -Quédate aquí y descansa- se acercó a Bruce con cuidado, casi como si temiera que el otro lo mordiera, golpera o quien sabe que más. Lo tomó por las mejillas y le dio un suave beso en los labios.

-No me digas que hacer- replicó el más bajo, aunque un poco más calmado. Superman sonrió y se fue en busca de la amazona.

-Diana, ¿Podría hablar un momento contigo?- preguntó entrando a la sala de control.

-Claro que sí, ¿Qué pasa? ¿Tan rápido con los cambios de humor?- preguntó divertida sin darle tiempo siquiera a decir algo más, pero es que Superman a veces era tan fácil de leer...

-Si...- asintió -¿Qué se supone que haga? Esperaba que pudieras ayudarme- se sentó en una silla al lado de Wonder Woman.

-Bueno, esto no sucede muy a menudo, de hecho, solo pasó una vez. Por error un extrangero bebió de nuestro vino y luego acudió a nosotras por ayuda, en esa ocasión no supimos que más hacer por él, además de darle una dieta basada en sus extraños antojos- Diana soltó una leve risita recordando el suceso -Clark, solo puedo decirte que el embarazo en hombres es mucho más intenso que en una mujer, así que se paciente- Tomó las manos de su amigo intentando reconfortarlo y recibió a cambio una sonrisa algo timida de parte del súper hombre.

-¡Que bonito Kal-El! Siéndome infiel en mi propio lugar de trabajo- Se escuchó el reclamo de Batman que entró de peonto a la habitación y se cruzó de brazos en una pose realmente intimidante. Clark suspiró... Otra vez...¿Cuantos suspiros llevaba ya en el día?

-Bruce...-

-¡Bruce! ¿Cómo se te ocurre que él podría serte infiel? ¿No ves lo tonto que es? Y tú tan listo, si te fuera infiel tú lo sabrías al instante- Lo interrumpió Wonder Woman. Esa había sido una escapada fantástica a los celos de Batman que solo asintió satisfecho. Diana sí que sabía llegarle al ego de ese hombre.

-Tienes razón- el caballero de la noche se acercó a los otros dos alcanzando una silla para sentarse -Diana, tenemos que hablar de ese vino de amazonas- Restandole toda la importancia al primer asunto pasó al tema que le rondaba en la cabeza desde que supo del dichoso vino.

-¿Qué? ¿Para que quieres saber de ello? Ya sabes que un hombre se puede embarazar al tomarlo, ¿Qué más quieres saber?-

-De que está hecho, por ejemplo, ¿Cuánto tarda en que se pase el efecto y ya no sea funcional?, ¿Dónde consigo más? ya sabes esas cosas...-

Diana frunció los labios pensando en que podría estar pasando por la cabeza del murcielago.
-Bueno...- comentó dudosa -No puedes conseguir más, porque era la única botella y el proceso de fermentación de la uvas tarda mucho y...-

-¡¿Uvas?!- La interrumpió abruptamente, estaba empezando a tener una idea.

-Sí, uvas especiales, de un viñedo de mi reino...- La inocente de Diana no se dio cuenta de lo que acababa de hacer, le dio la idea perfecta a Bruce para su venganza.

-Clark ¡Nos vamos!- Dijo el murcielago parándose de pronto asustando un poco a Diana y sorprendiendo a su novio que hasta el momento no entendía nada de lo que estaba pasando pero igual obedeció.

-¿Dónde vamos?- preguntó Superman ya habiendo salido del cuarto de mandos dejando un poco confundida a la princesa amazona.

-Daremos un viaje especial...- Bruce sonrió malocioso cosa que no le agradó ni un poquito a Clark. Ya empezaba a pensar que lo que sea que Bruce tramaba era una completa mal idea. Aun así no dijo nada.

Mientras tanto en la enfermería de la Atalaya Barry intentaba curar los moretones que el linterna tenía por todo el cuerpo.

-No puedo creer que Diana hiciera todo esto, en serio, la hiciste enojar mucho- Barry rió bajito para no hacer enojar a su pareja. Y es que en todo el tiempo que había pasado desde la golpiza de la Mujer Maravilla a Hal, los golpes ya deberían haber sanado, pero no, claro que no, porque Jordan insistía en seguir haciendo tonterías que terminaban en lo mismo: Diana, hecha una furia.

-Oh callate Bar, ¡me dejaste abandonado con esa amazona loca! Otra vez...- Hal se removía sintiendo las punzadas en su cuerpo cada vez que movía un músculo.

-No está loca, es sólo que esta vez sí te pasaste, imagina que pasaría si me hicieran eso a mi, no te gustaría que lo hicieran ¿verdad?- el rubio hablaba mientras envolvía la cabeza adolorida de Hal con unas vendas. Y por supuesto ahí estaba nuevamente el tema de tabú de la semana.

-En realidad... ¡Ouch! Sé más cuidadoso- protestó.

-Lo siento- sonrió como disculpa Barry estando muy a la expectativa de la respuesta de su pareja.

-Bueno, como te decía, en realidad no me molestaría tener un hijo contigo- Sonrió como bobo -¡¡¡Barry!!! ¡la venda está muy apretada! ¡Baaaar!-

Lástima que Hal no pudo ver la expresión sonrrojada a más no poder de Barry. Porque, claro, muy en el fondo Barry anhelaba ese tipo de respuesta. Hal lo entendería, quizá por el repentino nerviosismo en el rubio, expresado de manera no tan sutil en el nada delicado vendaje en su cabeza, o quizá no entendería nunca...

Vino de AmazonasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora